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Monasterio de la Armedilla, paseo entre ruinas

Monasterio de la Armedilla

Para este nuevo Rincón del Finde, para esta propuesta de escapada, el camino conduce a Valladolid. En el suroeste de la provincia esperan las ruinas del monasterio de la Armedilla, levantado en torno al siglo XII, hoy abandonado. Precisamente en base a esto se realiza esta elección, porque siempre es interesante recorrer el pasado desde el punto de vista presente. Y porque a quién no le gustan unas buenas ruinas medievales en plena naturaleza.

Historia del monasterio de la Armedilla

Monasterio de la Armedilla
Monasterio de la Armedilla. | Shutterstock

La zona en la que se ubica el monasterio de Santa María de la Armedilla, una zona de valles extensos, lleva habitada desde época prehistórica, pero hay que esperar hasta la Edad Media para dar con la fecha de construcción del cenobio. La primera referencia al mismo se encuentra en el siglo XII, cuando el concejo de Cuéllar, al que anteriormente pertenecía la zona, cede este espacio a los monjes cistercienses de Santa María y San Juan de Sacramenia. Por entonces no era más que una ermita-cueva donde se custodiaba la talla de una virgen que tenía fama de obrar milagros.

A comienzos del siglo XV, los monjes jerónimos llegaron para cambiar la historia del monasterio. Para convertir esa pequeña ermita, de hecho, en un monasterio, con todas las dependencias oportunas. La gran iglesia de estilo gótico-renacentista se levantó tiempo más tarde, en el siglo XVI.

Con las desamortizaciones de la primera mitad del siglo XIX, el monasterio fue abandonado y su decadencia, con esto, resultó inevitable. Terminaría pasando a manos particulares y fue empleado, incluso, como cantera. Nunca volvería a ser el mismo, pero todavía puede descubrirse algo de su esplendor anterior.

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Las claves del monasterio de la Armedilla

Ruinas del monasterio de la Armedilla
Ruinas del monasterio de la Armedilla. | Shutterstock

A pesar del estado ruinoso, resulta aún impresionante pasear por sus estancias, especialmente por las grandes dimensiones de estas. También por ese encanto que tiene lo abandonado, lo que parece haberse dejado engullir por la naturaleza. Se distinguen todavía ciertos tramos del claustro, que podría haber sido de tres alturas, o algunas dependencias del monasterio.

La iglesia era de planta de cruz latina con una sola nave. En la Casa de Cervantes de Valladolid, vivienda que habitó Miguel de Cervantes a comienzos del siglo XVII, conservan de este templo una portada de estilo plateresco.

Al norte del conjunto permanece todavía un muro, defendiendo la que era la huerta del convento, próxima al arroyo de la zona. La mayor parte de los elementos que conformaban el conjunto hay que imaginarlos a partir de las trazas que se intuyen. Así, se sabe que el monasterio contaba con un palomar y con un horno, por ejemplo. También lo dicho anteriormente: era de dimensiones considerables.

Los alrededores

Peñafiel
Peñafiel. | Shutterstock

Tras un paseo por el monasterio de la Armedilla, hay que animarse a descubrir los numerosos atractivos de la zona. Por ejemplo, la cercana Peñafiel, en pleno valle del Duero. Resulta sorprendente mirar, desde cualquier punto del pueblo, hacia las alturas y descubrir su gran castillo, donde se sucedieron historias de todo tipo en tiempos medievales. Entre iglesias y lugares emblemáticos, como la plaza del Coso, una visita a Peñafiel debe ocupar varias horas si se quiere entender el sabor de este pueblo castellano.

También en Valladolid, Íscar se presenta como un destino igualmente interesante. La primera referencia a este pueblo de unos 6.000 habitantes se encuentra en el siglo X, en plena lucha entre cristianos y musulmanes, pero su origen se remonta más atrás en el tiempo. Su principal atractivo es el castillo, que, como en el caso de Peñafiel, se alza sobre todas las casas, dando la apariencia de dominar el mar de pinares que es esta tierra.

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Precisamente desde Cuéllar, ya en provincia segoviana y también cerca del monasterio de la Armedilla, puede distinguirse bien esta característica común a Valladolid y Segovia: los inmensos pinares que cubren la tierra. En Cuéllar también puede disfrutarse de un castillo situado en lo alto de una colina, con la particularidad de que este se encuentra amurallado. Estos muros pueden distinguirse desde varios kilómetros a la redonda, siendo uno de los emblemas de la zona.

Por la oportunidad de pasear entre el pasado, por eso es nuestro Rincón del finde

Monasterio de la Armedilla
Monasterio de la Armedilla. | Shutterstock

Porque, como se ha dicho más arriba, es interesante pasear entre las ruinas de lo que fue en su día un importante monasterio. También comprender lo que provocaron en él los acontecimientos históricos que se sucedieron desde su concepción y, al final, cómo ha afectado el paso del tiempo en sus edificios. El monasterio de la Armedilla es, al final, un buen lugar para disfrutar de ese extraño encanto que tiene lo abandonado.