Existe, en el Valle del Jerte, un mirador natural que hace las delicias de los amantes de las panorámicas. Situado a apenas unos kilómetros de El Torno, es conocido desde hace más de una década como el mirador de la Memoria. Antes de entrar en detalles, hay que insistir en las vistas: son asombrosas. El valle se presenta ante los ojos como un milagro, con la sierra de Tormantos como telón de fondo. En este escenario encaja a la perfección el monumento a la memoria que en 2008 instauró la Asociación Comarca de Jóvenes del Valle del Jerte. También asombra, pero lo hace de otra manera.
El olvido lleno de memoria
Francisco Cedenilla es el autor de la obra escultórica que puede descubrirse en el que seguramente sea el mejor mirador del Valle del Jerte. El monumento, compuesto por cuatro figuras humanas, fue inaugurado en enero de 2008. Una mujer y tres hombres, dos jóvenes y uno anciano, están colocados sobre enormes piedras de granito. La primera visión es de impresión y a medida que uno se acerca estas sensaciones no hacen más que incrementarse.
Las cuatro figuras, que tienen el tamaño de una persona, dirigen su atención hacia diferentes lugares del valle, pero su mirada está perdida. Da la sensación de sentirse confundidas, perdidas, abandonadas. La figura de la mujer se lleva una mano a la cabeza, como si quiera cubrirse. Representa bien el horror del que surge, pues Cedenilla concibió esta obra como homenaje a todos los desaparecidos de la Guerra Civil, especialmente a su abuelo, que murió fusilado en octubre de 1936. “Leonardo Cedenilla, en nuestra memoria sí estás”, puede leerse en la figura del anciano.
Tres de las figuras presentan impactos de bala, pues alguien tiroteó el monumento en los días posteriores a su inauguración. Podría haberse restaurado, pero el autor pidió que permanecieran así, pues no había mejor manera de completar el sentido de su obra. La acompaña un mensaje de gran calado: en estas sierras el olvido está lleno de memoria.
