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Duelo en Pedraza de la Sierra

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No se trata de una leyenda de Pedraza de la Sierra, si no de una historia documentada aunque carente de detalles, pues de una usurpación se trató y el vencedor de ocultarla bien se cuidó. El día 6 de agosto de 1512 Alonso Pimentel y Pacheco, V conde de Benavente se presentó ante la puerta de la villa de Pedraza de la Sierra para desafiar a un duelo a muerte a Iñigo Fernández de Velasco, II duque de Frías.

puerta de la villa de pedraza
Puerta de la Villa de Pedraza

Frente a la Puerta de la Villa, con los documentos en la mano el conde de Benavente proclamó que el II duque de Frías había usurpado la propiedad de la villa y del castillo a su esposa, quien los había heredado de su madre. (Se desconocen los detalles del duelo, pero sabemos que no murió ninguno de los contendientes y que el duque de Frías acabó quedándose con la villa y el castillo). Lo más probable es que ni le abrieran las puertas y que solo le escucharan los centinelas desde la torre de la muralla del pueblo.

leyenda de pedraza
armas velasco
Armas de los Velasco

La complicada historia familiar que acabó con un duelo comienza con Bernardino Fernández de Velasco, primer duque de Frías hermano del mencionado Iñigo. Bernardino había contraído matrimonio en 1472 con Blanca de Herrera, Señora de Pedraza de la Sierra. La hija primogénita de ambos, Ana de Velasco y Herrera, estaba casada con Alonso Pimentel y Pacheco, V conde de Benavente (el caballero que desafiaba a las puertas de la villa). Al morir Bernardino, el título de duque —a pesar de haber sido conseguido en vida por éste— lo heredó su hermano Iñigo, no su hija Ana de Velasco.

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Además, la villa de Pedraza de la Sierra, que debería de haber quedado en propiedad de Ana, por proceder de su madre Blanca de Herrera, fue ocupada y retenida por su tío Iñigo. Bernardino debió de disponer de muy poco tiempo para asegurar su sucesión y evitar así esta situación, ya que murió súbitamente el 9 de febrero de 1512. Se llegó a afirmar que pudo haber sido envenenado por alguna de las damas de honor de la reina Germana de Foix, pues Bernardino y la reina se detestaban. Germana había criticado públicamente la idea de Bernardino de elegir como esposa a una hija de Gonzalo Fernández de Córdoba (El Gran Capitán) después de haber estado casado dos veces con mujeres de sangre real. Para la reina Germana no resultaba apropiado que un duque contrajera matrimonio con una mujer de menor estatus social, aún siendo esta miembro de una noble y prestigiosa estirpe.

germana de foiz retrato
Germana de Foix

Ante las críticas de la poderosa Germana Bernardino había contestado delante de testigos que él no había hecho otra cosa que imitar a su rey —Fernando el Católico— que se había casado con una mujer que no era de sangre real (la propia Germana). Tan ingeniosa contestación fue muy comentada en la Corte provocando las iras y la duradera enemistad de Germana.

castillo condestables
Castillo de los condestables (Pedraza)

El argumento legal empleado por Iñigo para quedarse con el patrimonio y título de su sobrina Ana se remonta a 1458,  cuando Pedro Fernández de Velasco —padre de Bernardino y de Iñigo— creó un mayorazgo solo transmisible a varones. Iñigo arguyó ser el descendiente varón de más edad para apropiarse de todas las posesiones de su hermano Bernardino.

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Lo que no es lógico es que un título ganado por Bernardino a lo largo de su vida —el ducado de Frías— y una propiedad de su esposa Blanca de Herrera, debieran incorporarse automáticamente al mayorazgo que había fundado el padre de Bernardino.
Lo cierto es que Iñigo Fernández de Velasco era un personaje tan audaz como ambicioso; razones por las que había ido ganando un extraordinario poder en la Corte.

María Tovar Inigo Fernandez Velasco
María de Tovar e Iñigo Fernández de Velasco

En 1502, la reina Juana de Castilla le había ofrecido el importante cargo de “copero mayor”, lo que implicaba un relevante papel en el ceremonial de la Corte castellana e importantes rentas. Adicionalmente, al casarse con María de Tovar había acrecentado su fuerza política y su patrimonio (que iría ampliando progresivamente con varias compras de villas). Su preponderancia en la Corte quedaría reforzada en 1518, cuando fue el primer español nombrado por el joven Carlos I miembro de la orden del Toisón de Oro.

Su influencia sobre el joven rey llegó al extremo de que en 1520 fue nombrado co-regente de Castilla durante de viaje de Carlos a Alemania. Algunos líderes de los comuneros, conocedores del nombramiento, instaron al duque de Frias a rechazar el cargo de regente solidario; a esa petición el duque contestó que su familia había conseguido mucho defendiendo a los reyes de Castilla, por lo que él estaba dispuesto a derramar hasta la última gota de su sangre por Carlos I.La confianza del rey en Iñigo se demostró de nuevo en 1526, cuando recibió el encargo de custodiar a los dos hijos del rey de Francia; a los que su padre Francisco I había dejado como rehenes para garantizar el cumplimiento del Tratado de Madrid.

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monasterio santa clara
Monasterio de Santa Clara (Medina de Pomar)

Iñigo mantuvo prisioneros a los príncipes en su castillo de Castilnovo, cerca de la mencionada Pedraza.

Persona muy consciente de su peso en la historia, Iñigo Fernández de Velasco reflexionó acerca de dónde deseaba ser enterrado y llegó a jurar solemnemente que se enterraría en el Monasterio de Santa Clara de Medina de Pomar (Burgos).

Pero con el paso de los años cambió de opinión. Sintiéndose próximo a la muerte escribió al Papa y le rogó que le eximiera del cumplimiento de este juramento con el fin de poder enterrarse en la Capilla del Condestable de la catedral de la ciudad de Burgos. Un impresionante espacio catedralicio que llevaba el nombre del título de su familia y que es donde están las sepulturas de los padres de Iñigo: Pedro Fernández de Velasco y Mencía de Mendoza.

Capilla Condestable
Capilla del Condestable, catedral de Burgos

La petición fue concedida y en su nuevo testamento del 10 de enero de 1527 ordenó que fuera enterrado en la sensacional capilla de la familia.

Pero a pesar de haber respetado escrupulosamente el procedimiento legal y canónico, y haberlo así estipulado en el testamento, sus sucesores no respetaron su voluntad. Por razones desconocidas fue enterrado junto con su esposa en el mausoleo que se construyó en el Monasterio de Medina de Pomar.

Y así acaba esta verdadera historia, que no leyenda de Pedraza de la Sierra.

Texto de Ignacio Suarez-Zuloaga e ilustración de Ximena Maier