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Trucos para sobrevivir a la cena de Navidad

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Sabemos que la Navidad es la época más bonita del año. Donde las luces brillan y los pajaritos se levantan…Vaya, me estoy liando. La Navidad puede ser una época en la que reencontrarse con los seres queridos y sentir a nuestros familiares más cerca, pero también puede ocurrir todo lo contrario. ¡Y eso es lo que queremos evitar! La cena de Navidad puede ser mágica: la familia comparte mesa y risas, cariño, recuerdos…Pero en algunos casos, el giro más pequeño e imperceptible en la conversación puede derivar en peleas, tensión y llantos. Bueno, quizá no sea para tanto pero es mejor ponerse en lo peor.

Para que esto no ocurra, te mostramos las situaciones a evitar en la cena de Navidad (también se pueden extrapolar a las de empresa) y cómo solucionarlas con unos sencillos trucos. Y si no, siempre puedes sentarte en la mesa de los niños, allí todo es diversión.

Silencios o momentos incómodos en la cena de Navidad

Algo que suele pasar con familiares a los que hace mucho que no ves, como primos lejanos a los que preguntas por su pareja y te contestan que han roto. Estas situaciones no se pueden evitar, pero sí puedes crear un ambiente más amigable con villancicos. Conecta en el reproductor de música villancicos con canciones bonitas y apacibles. Nada de sonidos estridentes. Ya sabes, la música amansa a las fieras. Así, los silencios incómodos serán más tolerables.

Nada de política o deportes

Nunca. Esta es una regla que llevar a rajatabla. De aquí han salido las peores discusiones en cenas navideñas. Pavos que se quedan fríos y polvorones lanzados contra las paredes. Bueno, que sí, me estoy pasando pero como ya he dicho siempre hay que ponerse en lo peor. En estos casos lo mejor es ofrecer un poco de jamón serrano o cualquier producto irresistible. Intercepta la conversación rápidamente con este truco o comienza a cantar villancicos. Podrás quedar como un loco pero tú sabrás que eres todo un héroe. ¡También puedes contar un chiste!

“¿Sabes cuál es el letrero más leído en Navidad? No incluye pilas” Malísimo, pero habrás conseguido desviar la atención.

Recetas cuestionables en la cena de Navidad

No te gusta el rollo de ternera, pollo y pescado que ha preparado tu suegra para la cena de Navidad (o cualquier familiar susceptible de herir sus sentimientos). ¿Cómo podemos evitar comernos este manjar? Siempre puedes tener a mano las típicas excusas como “uff, estoy muy lleno”, “me reservo para el postre” o el clásico halago sutil es que el primer plato estaba tan rico que voy a repetir y ya luego me sirvo el segundo. ¡Y eso nunca ocurrirá! Si no puedes evitar que te llenen el plato sigue el ejemplo de los niños: acompáñalo todo con una buena cantidad de guarnición o pártelo en trocitos pequeños distribuidos por el plato.

Deja esa copa…

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Cada año, en la cena de Navidad siempre hay alguien que suele pasarse con las copas. Y ése alguien, ¡anda! Siempre es el mismo. Si ya sabes de antemano que esa persona puede arruinar la cena de Navidad con sus bromas pesadas, tranquilidad. Echa mano del Mercadona más cercano o similiar y hazte con una botella de Champin, la bebida sin alcohol de los niños. Prepara el cambiazo con una botella de cava y ni se dará cuenta. “Sí, sí, la botella es toda para tí…”

¿Regalos o compromisos?

Horror. Llega el momento de intercambiar regalos. Y, cómo no, Papá Noel ha vuelto a perder tu carta porque…

A) No ha entendido que no querías otros calcetines.
B) Le ha faltado tiempo y ha comprado tu regalo en el antiguamente conocido como “Todo a cien”.
C) El regalo es un vale por una cena en un restaurante indio y tú eres alérgico al picante.

En este caso, necesitarás una preparación previa frente al espejo. Practica y repite. Sonrisa amplia, cara de sorpresa y un “vaya, esto sí que no me lo esperaba, qué ilusión”. Quedarás genial aunque el regalo sea un ambientador para el coche.

Por supuesto, son muchas las situaciones incómodas o molestas que no podemos prever. Sin embargo, vamos a permitirnos ser un poco positivos y pensar que la cena de Navidad saldrá perfecta. Siempre estará la opción de cogerse una falsa indigestión y salir corriendo… ¡Hasta el próximo año!

Texto: María Jesús Colombo