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El renacer de las fiestas de Bilbao

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Durante la última década del siglo XX, Bilbao supo adaptarse a sus difíciles tiempos y transformarse de urbe industrial a ciudad de servicios, dando prioridad a la cultura y el turismo. Unos años antes, hizo lo propio con sus fiestas. Así, a partir de la transición democrática, la anquilosada y cuasi desapercibida Semana Grande de Bilbao, concentrada hasta entonces en recintos cerrados donde presenciar corridas de toros, teatro, boxeo o circo (con excepción de las atracciones y algunos espectáculos de danza tradicional), supo reinventarse. Ahora, cada agosto, las fiestas de Bilbao toman las calles de la ciudad.

Es por ello que, desde 1978, la Aste Nagusia bilbaína (como se conoce en euskera a esta celebración) se conforma y desarrolla mediante un sistema organizativo de colaboración entre las comparsas, formadas por asociaciones de todo tipo que proceden de diferentes barrios e, incluso, del Ayuntamiento. Un modelo que garantiza multitud de eventos para todos los gustos y edades. De esta forma, durante la Semana Grande se suceden sin parar los espectáculos y actividades festivas, ya sea en escenarios como la plaza Nueva, la de Bizkaia, la de Unamuno o la de la Encarnación, o en lugares como el muelle de Uribitarte, El Arenal, las inmediaciones del Teatro Arriaga o el parque Etxebarria.

La Semana Grande de Bilbao, patrimonio inmaterial de España

Fiestas de Bilbao
Semana Grande de Bilbao. | Shutterstock

Todas estas novedades hicieron que en 2009 se eligiera a la Semana Grande de Bilbao como uno de los 10 Tesoros del Patrimonio Cultural Inmaterial de España, consiguiendo el primer puesto en la clasificación. El origen de este modelo que hoy impera en las celebraciones bilbaínas fue el concurso de ideas lanzado en 1978 por el Ayuntamiento de la Transición para organizar un ciclo festivo participativo que revitalizara las caducas y pobres fiestas de Bilbao de la etapa anterior. Lo ganó el proyecto presentado por Txomin Barullo, una de las comparsas pioneras de la ciudad. Este confería el protagonismo a los grupos ciudadanos de carácter festivo, surgidos muchos de las diversas sensibilidades socio-políticas del momento.

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Desde entonces, la treintena de comparsas (konpartsak) son el corazón de la Semana Grande de Bilbao. En otras palabras: son las que se encargan, desde sus casetas dispuestas en El Arenal, de dinamizar el ambiente de la ciudad a través de la música y otras muchas actividades a lo largo de nueve días que comienzan, cada año, a partir del sábado siguiente al 15 de agosto. Solo hubo un paréntesis en este modelo en 1980, cuando el Ayuntamiento decidió organizar las fiestas en solitario. Sin embargo, el boicot de las comparsas, que no instalaron sus casetas ni participaron en acto alguno, las condenaron a su fracaso.

Además, desde 1978 se han ido incorporando actos y protocolos, algunos tomados de otras fiestas. Por ejemplo, se empezó a utilizar el típico chupinazo, que en euskera recibe el nombre de txupin y que marca el inicio de la Semana Grande. En las fiestas de Bilbao siempre lo lanza una mujer, la txupinera. También, como en el caso del Celedón de Vitoria, se creó un personaje ficticio que ejerce como figura emblemática durante las celebraciones: la Marijaia.

Los protagonistas de las fiestas de Bilbao

Marijaia
La Marijaia bilbaína durante las fiestas de Bilbao. | Shutterstock

Las figuras que mayor relevancia han ido adquiriendo en las fiestas han sido tres: la txupineira, el pregonero y la Marijaia. En el primero de los casos hablamos de una mujer que es elegida por los miembros femeninos de una comparsa designada por sorteo. Además del txupín inicial, la txupineira tiene el cometido de lanzar todos los días un cohete que señale el inicio de una nueva jornada de fiestas.

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Asimismo, para dar mayor relevancia a su figura y misión, dispone de su propio uniforme: una casaca roja con grandes hombreras, cuello negro, charreteras y doble fila de botonadura dorada con una falda negra de estambre y forma de tubo y zapatos de charol negro con medias blancas y boina roja con el escudo de la Villa de Bilbao. Sorprendentemente, este traje es del estilo del de las tropas carlistas que asediaron, sin éxito, la villa a comienzos del siglo XIX.

La txupineira comparte protagonismo, en especial el día del arranque de las fiestas, con el pregonero o pregonera. Desde mediados de los 80 esta figura extiende su presencia a otros muchos actos, dándole una mayor dimensión a un cargo que desde 1988 goza también de su propio uniforme, muy vistoso. Se trata de una chaquetilla en frac amarilla, bicornio negro empenachado, faja (gerriko) blanca y pantalón o falda blanco para diario y negro para ceremonia.

Ya desde la primera edición de la renovada Semana Grande de Bilbao en 1978, la Marijaia es el símbolo oficial de las fiestas. Se trata de la figura de una señora regordeta con los brazos en alto como si estuviese bailando, que fue diseñada y creada por Mari Puri Herrero por encargo de la primera Comisión de Fiestas. La Marijaia tiene, desde 1997, una canción propia: Badator Marijaia, compuesta por Kepa Junkera con letra de Edorta Jiménez.

Imagen principal: Misko