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Ibi / Els Enfarinats

Els Enfarinats de Ibi

El día de los Santos Inocentes, Els Enfarinats de Ibi irrumpen haciendo uso de un poder adquirido por tradición y se enfrentan a la oposición en medio del estruendo de los cohetes

Els Enfarinats de Ibi, en castellano quiere decir ‘enharinados’, son catorce hombres que —tras un traspaso de poderes en el Ayuntamiento— ejercerán por un día el control en la localidad alicantina de Ibi. Un caso con pocas similitudes en España

No hay testimonios fidedignos de su origen. Quizá la fiesta sea una herencia de las Saturnales romanas o bien esté relacionada con el Carnaval. En los años 50 del siglo XX el gobierno de España prohibió la celebración, siendo recuperada a principios de los años 80.

Los enfarinats deben ser hombres casados y formar parte del grupo requiere tiempo y una relación de años. Cuentan con los siguientes cargos: alcalde, juez, fisco, secretario y cajero.

El día 28 de diciembre por la mañana los catorce personajes, disfrazados y con la cara empolvada de blanco pero reconocibles, se encuentran junto a la iglesia desde donde salen corriendo, unos 200 metros, hasta el Ayuntamiento. El primero que llega es siempre su propio alcalde y será quien arrebate el bastón de mando al alcalde en funciones e impartirá una “ justicia nueva”.

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Después, en la plaza del Antiguo Ayuntamiento, se produce el primer encontronazo del día con L’Oposició (la oposición), un colectivo de vecinos que está en desacuerdo con este nuevo gobierno y cuyos miembros se cubren la cabeza con una chistera negra adornada con estrellas de papel. En la oposición no hay cargos. Ambos grupos se pelearán tirandose harina y polvos de talco y lanzarán cohetes “borrachos”, conocidos también como “carretillas” o “buscapiés”. El escenario es digno de una batalla campal. Los enfarinats se protegen con cascos o sombreros y gafas de todo tipo.

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A continuación los enfarinats forman una especie de comitiva y se dedican a entrar en los comercios y bancos portando un metro y un peso que no se corresponden con la realidad por lo que acaban sancionando a los distintos establecimientos con unas multas que se destinan a ayudas benéficas. Ante las posibles negativas por parte de los multados los enfarinats amenazan con lanzar huevos, harina y “carretillas” o petardos. Si la fiesta cae en sábado las sucursales bancarias se salvan.

Durante el recorrido los componentes de los dos grupos, personajes más o menos serios en la vida diaria, se transforman en rebeldes y subversivos y no dejan de lanzarse sacos de harina, huevos… El sistema de lanzamiento se va sofisticando ya que últimamente se utilizan extintores y los huevos se agujerean previamente para que sean auténticos huevos podridos. En ocasiones los curiosos tampoco pueden librase de la sanción y un ejemplo es que no está permitido andar por la acera pero tampoco por la calzada; ni por el sol, ni por la sombra…

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Hacia las dos de la tarde los enfrentamientos llegan a su fin y los participantes se disponen a comer al aire libre, aunque el tiempo no acompañe, platos típicos de la zona como el perol de llegum (judías blancas y carne de cerdo). Tras la comida y cuando el grupo se ha dispersado aparecen els tapats (los tapados), personajes disfrazados que son irreconocibles lo que acerca la fiesta a los carnavales –en ocasiones son las esposas de los enharinados que tienen la ocasión de vengarse anónimamente-. Los tapados bailan y lanzan harina.

A las cinco de la tarde llega la hora de devolver en el Ayuntamiento el bastón de mando con lo que se reinstaura la normalidad hasta el próximo año. También tendrá lugar el Baile del Virrey y la Dançà, una ocasión en la que las mujeres lucen preciosos trajes y los hombres visten capa.

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El día 27, de víspera, tiene lugar la lectura de unos bandos críticos con las instituciones y los políticos, acto conocido como  “Bando de Els Amantats” por lo que el ambiente, aunque siempre es jocoso, se va caldeando. Se está convirtiendo en una festividad que atrae a público de toda España

Imagen principal: Cachirri