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Rosalía, flamenco ‘millennial’

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Una joven promesa

A Rosalía le deslumbro la voz de Camarón de la Isla cuando ella tenía 13 años y la llevó a adentrarse dentro de este arte que ahora es su vida. “El flamenco no es patrimonio exclusivo de Andalucía, y tampoco hay nada en el carácter catalán o en la cultura catalana que nos aleje del flamenco”.

Viene de un hogar donde escuchaba música los fines de semana y casi todo rock clásico: Beatles, Supertramp, etc. Hasta que entro en su casa un disco de Estopa. Nació y creció en Sant Esteve de Sesrovires, corazón de la Cataluña obrera y mestiza.

Siempre le gusto cantar y bailar y la música siempre estuvo entre sus primeros recuerdos. Pero llego el flamenco a su vida. “Es como un milagro. Contiene mucha sabiduría y el eco de una tradición de siglos que ha llegado a nosotros intacta”.

“El flamenco no es patrimonio exclusivo de Andalucía, y tampoco hay nada en el carácter catalán o en la cultura catalana que nos aleje del flamenco”

Su primer maestro fue José Miguel Vizcaya, El Chiqui, quien le mostró la parte más áspera y genuina de esa tradición.

Rosalía se asomó a esta tradición milenaria con humildad, pero también con intención de aportar algo suyo. ¿Qué es lo que ha aportado ella? “Supongo que frescura, porque soy joven, y falta de prejuicios, porque para mí no hay géneros mejores o peores, y de la misma manera que llevo profundizando en el flamenco desde los 16 años y trato de conocer todos los palos, tengo una sensibilidad contemporánea y escucho de todo: indie, Rihanna o Beyoncé”.

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Una nueva generación flamenca

“Hice esa colaboración con un artista urbano, de mi generación y cercano a mi sensibilidad, porque el rap y el trap son también música del pueblo, despreciada, sobre todo, por los que no la comprenden”. Así respondió ante el desprecio por parte de los más “clásicos” tras colaborar con el rapero C. Tangana en “Antes de morirme”.

La vida le descubrió un cómplice Raül Fernández (Raúl Refree). Juntos han hecho un disco como una luz que destaca incluso en los lugares más oscuros. “Me gusta sentir que las canciones me transportan y que yo soy el vehículo a través del que salen a flote. Lo he conseguido en alguna ocasión, dejar de ser Rosalía, dejar de ser pensante, y entrar en trance. Cada vez que canto persigo, una y otra vez, esa sensación”.