Guerra y después vino. Así se resume la historia de la Rioja Alavesa. Una zona que lleva siglos viviendo de uno de los productos más lujosos que puede dar la tierra y que ha sabido hacer de la vid un modo de vida. En este mar de cultivos que va rotando su tonalidad con el paso de las estaciones se encuentra un punto en donde, precisamente, el color se hace protagonista. Se trata del Hotel Marqués de Riscal, A Luxury Collection Hotel en Elciego, una obra arquitectónica de primera que además es, como se intuye en su nombre, un hospedaje repleto de lujo.
Cuando Gehry dejó su impronta en Elciego
A poco que se conozca el mundillo enológico, es fácil haber reconocido a una gran empresa vinícola en el nombre de este hotel. La razón es que forma parte de la Ciudad del Vino que Herederos del Marqués de Riscal conformó en el entorno del último cambio de siglo. Fundada en Elciego en 1858, la bodega tiene mucha historia que contar. Una de las formas de hacerlo fue convenciendo a Frank Gehry, cuya obra más conocida es el museo Guggenheim de Bilbao, de diseñar un edificio para ellos.
Las expectativas sobre la estructura eran altas y el arquitecto canadiense las superó. De hecho, es su único hotel hasta la fecha. Usando una cubierta de titanio, se juega con tres colores. Es la misma bodega quien explica qué significan: el rojo por el tinto, el dorado por las mallas de sus botellas y el plateado por la cápsula de las mismas. Las líneas curvas y el brillo se fusionan con el paisaje y la silueta tradicional de un pueblo de la Rioja Alavesa. El hotel forma parte de The Luxury Collection del grupo Marriot Inc. y tiene, como era de esperar, cinco estrellas.
Viviendo la Rioja Alavesa
Al ser una tierra donde lo gastronómico reina, no es difícil suponer que cualquier estancia en el Hotel Marqués de Riscal tenga en lo experiencial una de sus grandes bazas. No solo por aquello de comer o beber, también por la historia que las bodegas en la que se integra el edificio acarrean. Por eso no hace falta salir del mismo para encontrarse con tres restaurantes y una vinacoteca. La primera terna mencionada la componen el Restaurante Marqués de Riscal, vanguardista y con una estrella Michelín; el Restaurante Tradición 1860, de corte más clásico, y el Asador Torrea, al aire libre.
En caso de echarse a la carretera, la gastronomía de esta zona de Álava situada junto a Treviño, La Rioja y Navarra tiene muchas valencias. Embutidos de renombre, asados de carne variados en los que destaca el cordero, aceites locales, frutos de la huerta como pimientos… El eclecticismo marca esta tierra de frontera.
Pero la estrella es, por supuesto, el vino. Así que visitar una bodega es otra actividad clave. Hay muchas donde elegir, pero de estar alojado en el hotel que protagoniza este artículo, la alternativa más fácil es precisamente las pertenecientes a Bodegas de los Herederos del Marqués de Riscal, parte de la D.O. Ca. Rioja. El recorrido se integra en la Ciudad del Vino ya mencionada y repasa espacios tanto vetustos como modernos. Para cerrar la parte experiencial, en el edificio y también asociado al vino, se sitúa el Spa Vinothérapie Caudalie Marqués de Riscal.
Una tierra repleta de patrimonio
Junto al brillante vanguardismo de Gehry, Elciego posee elementos mucho más clásicos, pero también extraordinarios. Por ejemplo, la iglesia de San Andrés. De origen gótico pero fuertemente reformada en dos ocasiones, entremezcla estilos de la misma forma que en los alrededores se fusionan las fronteras. En torno al núcleo urbano hay diversos miradores, que permiten contemplar el mismo, los campos o el Ebro que los baña.
Otro destino evidente es Laguardia. Capital de esta cuadrilla alavesa, entidad similar a una comarca, sigue protegida por una muralla del siglo XIII. Es un testigo de esa faceta conflictiva que habitó un territorio entre los reinos de Navarra y Castilla y León. Varios templos, como las iglesias de Santa María de los Reyes o San Juan; los elementos asociados a Samaniego, fabulista y vecino más célebre del lugar, o el carácter de la plaza mayor y el ayuntamiento viejo suponen motivos suficientes para patear esta ciudad.
Algo más alejada queda una dupla igualmente espectacular, dos localidades que estuvieron condenadas a vigilarse durante años y años. Logroño, desde Castilla, y Viana, desde Navarra, son poblaciones que además de monumentalidad comparten el paso del Camino de Santiago. Porque precisamente esta vía, creadora en buena medida del concepto de Europa, es también una de las estrellas de este rincón de España.
