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Un paseo por la historia de España a través de 7 cuadros del Museo del Prado

Museo del Prado de Madrid

El Museo Nacional del Prado fue inaugurado en 1819 en Madrid. Desde entonces, ha cumplido con la misión de conservar y exponer el conjunto de colecciones y obras de arte que se encuentran vinculadas a la historia de España. Aunque inicialmente solo se permitía el acceso a los miembros de la alta sociedad, posteriormente pasó a tener un carácter mucho más público. El período histórico que abarcan sus obras, desde los Reyes Católicos hasta Fernando VII, ofrece al visitante una variopinta panorámica llena de luces y claros.

Doña Isabel la Católica dictando su testamento, de Eduardo Rosales Gallinas

Doña Isabel la Católica dictando su testamento
Doña Isabel la Católica dictando su testamento | Wikipedia

Esta obra de 1864, Doña Isabel la Católica dictando su testamento, es probablemente el cuadro más conocido de Eduardo Rosales Gallinas. Lo presentó en la Exposición Universal de París de 1867. Se trata de una de las obras cumbre del siglo XIX, que plasma a una moribunda reina Isabel tendida en su lecho en 1504, dictando lo que iban a ser sus últimos deseos. Se enmarca en la pintura del periodo romántico, aunque tiene un estilo mucho más realista. A partir de esta obra fueron muchos los pintores españoles que dieron un giro hacia el realismo del mundo velazqueño.

Las meninas, de Diego Velázquez

Las Meninas
Las meninas | Wikipedia

Pintado en 1656, Las meninas es uno de los óleos pintados por Diego Velázquez de mayor tamaño. Se puede observar en ella una composición compleja que transmite una sensación de vida y realidad. Representa a la familia de Felipe IV, a quien se ve reflejado en el espejo junto a su esposa Margarita de Austria. Más concretamente, se centra en la infanta Margarita, situada en primer plano. El propio Velázquez aparece en el cuadro detrás de un lienzo. El año en el que el autor pintó el cuadro, el rey se encontraba ya muy envejecido. En 1657 Inglaterra y Francia habían pactado el reparto de las posesiones españolas en Flandes, iniciando un ataque contra la monarquía española que acabó con la firma del Tratado de los Pirineos en 1659. Cabe destacar que se trata de uno de los cuadros más famosos del mundo y del que se han ofrecido un sinfín de versiones e interpretaciones.

Las lanzas o La rendición de Breda, de Diego Velázquez

Las lanzas
Las lanzas | Wikipedia

Diego Velázquez pintó este óleo, Las lanzas’ o La rendición de Breda’ hacia 1634. Se conserva en el museo desde sus inicios, en el año 1819. El contexto histórico de la obra se enmarca a finales del siglo XVI y principios del XVII, cuando los Países Bajos estaban en plena guerra de los 80 años tratando de independizarse de España. Felipe V ordenó sitiar y recuperar la ciudad de Breda. A pesar de los esfuerzos de la casa de Orange, finalmente esta tuvo que rendirse a las tropas españolas. En el cuadro se representa justamente el momento en el que el gobernador holandés de Breda entregó las llaves de la ciudad a Ambrosio Spínola, general genovés al mando de los tercios de Flandes el 5 de junio de 1625. El cuadro forma parte de un grupo de doce, creados para la decoración del Salón de Reinos del Palacio del Buen Retiro.

La familia de Felipe V, de Louis-Michel van Loo

La familia de Felipe V
La familia de Felipe V | Wikipedia

Pintado en 1743 por Louis-Michel Van Loo, La familia de Felipe V presenta a un rey cansado y dominado por su segunda esposa, Isabel de Farnesio. Los reyes se encuentran rodeados de sus descendientes, los futuros Fernando VI y Carlos III con sus respectivas esposas. Van Loo se recrea en las telas y los adornos de los personajes, totalmente inspirados en la escuela flamenca. La llegada de este autor a España coincidió con un cambio de estilo artístico, ya que Felipe V introdujo diferentes aspectos del barroco francés. Un estilo mucho más colorista, recargado y lleno de detalles sustituyó a los retratos de Velázquez y Sánchez Coello.

Carlos III, de Anton Rafael Mengs

Carlos III
Carlos III | Wikipedia

Anton Rafael Mengs, de origen alemán, pintó este óleo en 1774. Fue el primer retrato oficial del reinado de Carlos III y sin duda el más popular de todos los que se pintaron de él. Carlos III era un rey ilustrado y por ello pretendía extender este movimiento, junto con el neoclasicismo, por todo el panorama cultural español. Este cuadro fue un compendio de todas las nuevas técnicas pictóricas que se querían implantar y que muestra con solemnidad el estatus del representado. Hace pareja con el “Retrato de la reina María Malia de Sajonia” que también se encuentra en el Museo del Prado.

La familia de Carlos IV, de Francisco de Goya

La familia de Carlos IV
La familia de Carlos IV | Wikipedia

Francisco de Goya pintó La familia de Carlos IV en el año 1800. Pertenecía a una serie de retratos reales del autor, que fue el primer pintor de cámara y que hasta aquel momento solo había realizado retratos individuales. Se dice que el cuadro no levantó un gran entusiasmo en la familia real, que se esperaba algo con más grandiosidad, al estilo de La familia de Felipe V, de Van Loo. Aunque los pintó claramente favorecidos se habló de una crítica de Goya a la monarquía con su aspecto aburguesado. La intención del lienzo era la de resaltar la figura de la reina Maria Luisa, lanzando un mensaje tranquilizador respecto a una madre prolífica rodeada de todos sus hijos asegurando la descendencia. La fuerza de la Casa de Borbón se imponía frente a la inestabilidad de lo que estaba aconteciendo en Francia, con la decapitación de Luis XVI en plena Revolución Francesa.

El 3 de mayo en Madrid o Los fusilamientos, de Francisco de Goya

Los fusilamientos
Los fusilamientos | Wikipedia

Pintado por Francisco de Goya en 1814, Los fusilamientos forma parte de uno de los dos óleos que pintó sobre los hechos del 2 de mayo de 1808. La intención del autor era la de plasmar la lucha de los españoles contra la dominación francesa dentro del marco del levantamiento del dos de mayo, justo al principio de la guerra de la Independencia española. En este caso, se representa la represalia del ejército francés en la misma tarde del dos de mayo, en el paseo del Prado, a plena luz del día, más las ejecuciones de la noche y la madrugada lluviosa del 3 de mayo en las afueras de Madrid.