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Los fuegos artificiales del castillo de Coca que aúnan pasado y presente

Fuegos artificiales en el castillo de Coca

Erigido sobre un meandro del río Voltoya, el castillo de Coca recuerda cada día a los habitantes del municipio del mismo nombre que, en otro tiempo, su pueblo fue un importante enclave estratégico de Segovia. Antes aún de la existencia de la fortaleza, en la época romana, la localidad fue el lugar de asentamiento de una aristocracia que llegó a regir el destino del Imperio en su tramo final. Ya en el siglo XXI, cada agosto los fuegos artificiales iluminan la fortaleza gótico-mudéjar en un espectáculo de luces muy deseado. Así, tiempo pasado y presente se funden en el cielo.

Castillo de Coca
El impresionante castillo de Coca | Shutterstock

Las fiestas de Nuestra Señora de la Asunción y San Roque

En torno a  los días 15 y 16 de agosto se celebran en Coca, a 50 kilómetros de Segovia, las fiestas de Nuestra Señora y San Roque, consideradas como las fiestas grandes de la localidad. Previamente, en los meses de junio y julio, el escenario se va preparando de la mano de diversas actividades culturales y pequeñas celebraciones.

El programa, que varía todos los años, mantiene inamovibles algunos de sus puntos. La música, el pregón, los encierros o la fiesta de la espuma se repiten una y otra vez cada agosto. De hecho, los tres primeros elementos mencionados son una constante en la mayoría de las fiestas segovianas. Sin embargo, los elementos centrales de las fiestas son los fuegos. No solo los del castillo, los cuales anuncian el final de las celebraciones, sino los conocidos como toros de fuego, y que fueron declarados Fiesta de Interés Tradicional desde 2015.

Uno de los famosos toros de fuego
Uno de los famosos toros de fuego en las fiestas de Coca | Shutterstock

Este espectáculo, que también tiene su variante para los más pequeños, es una actividad casi única en Segovia. No se trata, como puede llegar a pensarse, de toros de carne y hueso. En este caso se habla de toros constituidos por un armazón metálico sobre cuyo lomo se coloca una estructura que sostiene diversos elementos pirotécnicos. Entre ellos, están los tradicionales buscapiés, esos cohetes que recorren el suelo entre las piernas de quien se atreve a correr entre ellos.

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Los fuegos artificiales del castillo de Coca

No está claro cuál de ambas actividades despierta más expectación, si estos toros incendiarios o los fuegos del castillo. En el caso de esta última actividad, que reúne a curiosos de todo el país, los visitantes se colocan a una distancia prudencial de la fortaleza. Aprovisionados de sillas o con lo puesto, los espectadores se reúnen en multitud a contemplar el fin de las celebraciones. Para algunos será el fin de una intensa semana de juerga, para otros será tan solo un espectáculo de pirotecnia, pero no uno cualquiera. Al caer la noche el castillo se enciende y su inmensidad asoma entre los chispazos pirotécnicos. La Edad Media y la Edad Contemporánea unidas en una imagen.

Fuegos artificiales en el castillo de Coca
Fuegos artificiales en el castillo de Coca | Cristina Yusta

Coca, una visita al corazón de la historia

Coca, como ya se ha indicado al principio de este artículo, fue un importante municipio tanto en la Edad Media como en el Imperio Romano, y era una de las ciudades más prósperas del valle del Duero gracias a su actividad agrícola. Por Coca también pasaron el caudillo más sanguinario del Califato de Córdoba conocido como Almanzor, las tropas de Napoleón y el rey Alfonso VI de León. Sin embargo, en el siglo XXI este pueblo también se ha visto sometido a la despoblación. Se estima que en 2018 Coca contaba con 1659 habitantes permanentes.

Vista aérea del pueblo de Coca
Vista aérea del pueblo de Coca, Segovia | Shutterstock

Además del castillo, construido en el siglo XV y considerado como una de las mejores muestras del arte gótico-mudéjar en España, se pueden visitar la torre de San Nicolás, la iglesia Santa María la Mayor o la muralla medieval. El paisaje que envuelve a Coca es ese de campos amarillos que describen los versos de Antonio Machado, salpicado de pinares, cuya resina es hoy la base económica de la zona.

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