Impresiona el castillo de Atienza, todavía hoy en día, desde la distancia. Situado en lo alto de un promontorio rocoso de difícil acceso, vigila desde hace siglos este rincón de la serranía de Guadalajara. Su sobriedad facilita imaginar a Abu Amir Muhammad ben Abi Amir al-Maafirí, más tarde conocido como Almanzor, sintiéndose vulnerable, atrapado entre sus paredes de piedra. No fueron muchas las ocasiones en las que experimentó esta debilidad a lo largo de su vida. Pero cuando su propio suegro se abalanzó sobre él, alfanje en mano, lo único que pudo hacer Almanzor fue esquivar el ataque y huir.
A la sombra de un castillo Califato de Córdoba Castilla-La Mancha Guadalajara historia Judith Torquemada