Los bolos son similares a las numerosas variantes que se practican en gran parte de Occidente, se trata del juego tradicional que ha venido teniendo más practicantes en Cantabria. Hay numerosas canchas situadas a la intemperie, en las inmediaciones de las iglesias y de las tabernas de las pequeñas poblaciones del interior. La modalidad más popular es el “bolopalma” que se caracteriza por la dificultad adicional de que la bola empleada para jugar carece de agujeros, por lo que se debe de coger con la palma de la mano y se requiere de mayor habilidad y fuerza para lanzarla con precisión.