fbpx

El sueño de Sigena, cuando la memoria se hace arte

El sueño de Sigena

Bienvenidos a El sueño de Sigena, la historia de la reconstrucción de un sueño. Concretamente, el de Juan E. Naya, astrofísico nacido en la oscense Sigena, que hace ya mucho tiempo se imaginó reconstruyendo la obra maestra pictórica del monasterio que conoció junto a sus abuelos. Ya adulto, encontró el rastro de las pinturas que le obsesionaron en su niñez. Entonces se propuso traerlas de vuelta a la vida.

El sueño de Sigena, documental dirigido por el reconocido Jesús Garcés Lambert, recoge este viaje y lo presenta al espectador tomando como motor narrativo el recuerdo y la pasión. El escenario de esta historia es el monasterio de Sigena que, antes de que un incendio provocado terminase con su esplendor, fue uno de los más importantes de la península ibérica.

Un monasterio de reinas, una obra maestra y una tragedia

Imagen promocional cedida por Alfa Pictures
Imagen promocional cedida por Alfa Pictures.

El Real Monasterio de Santa María de Sigena se fundó a finales del siglo XII. Detrás de esta iniciativa estuvo una reina: Sancha de Castilla. Era esposa del monarca aragonés Alfonso II, conocido como el Casto. Tal era la devoción de la consorte por este lugar que a la muerte de su esposo, en 1196, dispuso todo para retirarse al monasterio. Allí permaneció hasta el final de su propia vida, que llegó finalmente en 1209. En él está enterrada, junto a sus hijos, Dulce y el rey Pedro II.

El cenobio está considerado panteón real y fue también archivo de la Corona de Aragón, demostrando la importancia que tuvo en la economía, la administración y la monarquía del reino. Además de Sancha de Castilla, en sus estancias se hospedaron numerosas reinas, princesas e hijas de familias nobles. Antes de su trágico final, el Real Monasterio de Santa María de Sigena fue uno de los centros de la vida aragonesa.

Y fue entre sus muros donde se creó una de las grandes obras maestras de la pintura hispánica del siglo XII. En un espacio de tiempo que abarca el final del arte románico y el principio del arte gótico. La sala capitular de este monasterio, una estancia de planta rectangular estructurada con cinco arcos apuntados, fue cubierta por una techumbre de madera dorada y policromada.

Las pinturas que se trazaron sobre este espacio, composiciones llenas de naturalidad y detalle, le valieron la comparación que termina de ilustrar su valor. Está considerada, con sus escenas del Antiguo y el Nuevo Testamento, la Capilla Sixtina del románico europeo. Se desconoce la identidad de los artistas que la llevaron a cabo.

Por desgracia el monasterio fue incendiado en agosto de 1936, poco después del inicio de la Guerra Civil, a manos de milicianos anarquistas. Una vez que el fuego pasó, fue saqueado y quedó en un estado de deterioro casi absoluto. Ese mismo año pudieron salvarse restos de las pinturas de la sala capitular, que fueron trasladadas al Museo Nacional d’Art de Catalunya, donde todavía permanecen. El resto del conjunto sucumbió al expolio y el abandono.

El sueño de Juan

Imagen promocional cedida por Alfa Pictures
Imagen promocional cedida por Alfa Pictures.

El esplendor que tuvo un día, sin embargo, todavía puede intuirse. Lo intuyó un jovencísimo Juan, que cada tarde imaginaba esa gloria pasada desde la huerta de su abuelo. “Al pasar por delante me impresionaba ver ese lugar de piedra arenisca, majestuoso, imponente a la vez que intrigante, medio en ruinas y abandonado”, explica el astrofísico, que una y otra vez pedía a sus abuelos que le contaran la historia del monasterio.

“De lo que más me acuerdo”, le decía su abuela, “es de la sala capitular, grande y majestuosa. Tenía cinco arcos, techos altos y toda ella estaba decorada con escenas de la Biblia y retratos de un tamaño que parecían reales”.

Imagen promocional cedida por Alfa Pictures
Imagen promocional cedida por Alfa Pictures.

Su abuelo le hablaba cada tarde, con paciencia y cariño, de reinas, reyes, órdenes religiosas y conflictos crueles que se llevaron por delante la historia de Sigena. Juan, recuerda ahora, no entendía entonces qué era eso de la guerra y por qué no había un final feliz. Así que preguntaba, esperanzado, cuándo iban a arreglar ese monasterio tan impresionante. Había costado 700 años construirlo y no había dinero suficiente en el mundo para devolverle su esplendor original, le decía su abuelo.

Obsesionado como obsesionan las cosas en la niñez, Juan tuvo un sueño: “soñé que era mayor y me dedicaba a la recuperación de ese extraordinario lugar”. Al reencontrarse con el pasado, alentado por este sueño y por la memoria de sus abuelos, Juan traslada a su realidad estos recuerdos y se propone llevar a cabo la reconstrucción de la sala capitular. Este viaje es lo que el espectador encontrará en El sueño de Sigena.

El viaje en la gran pantalla

Imagen promocional cedida por Alfa Pictures
Imagen promocional cedida por Alfa Pictures.

El sueño de Sigena está dirigido por Jesús Garcés Lambert, que ya demostró su conexión con el arte y el espectador en Caravaggio, en cuerpo y alma, documental que en 2018 se hizo con el Globo de Oro en esta categoría. La intención de Lambert fue, desde un principio, generar una experiencia inmersiva en el espectador. Para que así se sienta en el centro de la investigación que inicia Juan.

Porque para recrear esta sala capitular del monasterio, Juan debe moverse. Potenciando algunos recuerdos y con muy poca documentación, se encuentra con personas que ofrecen su ayuda y viaja hasta lugares como Palermo en busca de detalles que faciliten su misión. El motor narrativo del documental, cuenta el director, es esta pasión de su protagonista por reconstruir el lugar, partiendo sólo de unas pocas fotografías en blanco y negro y una vieja acuarela.

Xavier Atance, uno de los productores del film, señala también la importancia de su realización con respecto al arte mismo. “Sitúa a las pinturas (del monasterio) en el espacio del arte que le corresponde”, explica. El sueño de Sigena servirá, por tanto, para que el espectador conozca y comprenda el valor del Real Monasterio de Santa María de Sigena y su sala capitular. Y también el valor de la memoria.

El sueño de Sigena se estrena el próximo martes 9 de noviembre.