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Las tradiciones de Navidad más raras de España

Las tradiciones más raras de la Navidad

Hay aspectos de la Navidad que son igual en todas o casi todas las partes: las luces, el árbol, las comidas copiosas, los dulces… No obstante, hay algunas costumbres que diferencian estas fiestas entre uno y otros lugares geográficos. Y es que en España la Navidad es diferente en prácticamente cada comunidad. Lo cierto es que la riqueza cultural española ha favorecido a que cada lugar desarrolle su propio concepto de estas fiestas de una manera única e irrepetible. Aunque hay tradiciones que han caído en el olvido, hay otras que aún después de mucho tiempo se siguen celebrando. El siguiente texto recopila algunas de las tradiciones más raras de la Navidad en España.

Un recorrido por las tradiciones más raras de la Navidad

El Belén viviente de Beas, el más antiguo de España

belén viviente de Beas
El belén viviente de Beas. | Shutterstock

Que en España se exponen belenes vivientes en estas fechas es algo de conocimiento popular, pero el belén viviente de Beas es un caso aparte. Esta hermosa ciudad, además de ocupar el puesto de imprescindible en cualquier viaje a Huelva, exhibe el belén viviente más antiguo de Andalucía y el segundo de España. Esta tradición lleva más de 50 años en activo y cada año atrae a un gran número de turistas y curiosos de ciudades andaluzas cercanas.

El canto de la Sibila, el anuncio del Juicio Final

Catedral de Santa María de Palma
Catedral de Santa María de Palma. | Shutterstock

Si hay algo en lo que se diferencian los mallorquines de los peninsulares, eso es por saber guardar muy bien los secretos. Y el canto de la Sibila permaneció bajo llave durante varios años hasta ser descubierto. Cada Nochebuena, locales y visitantes se reúnen en La Seu, la Catedral de Mallorca, para escuchar este hermoso canto protagonizado por una mujer vestida de blanco que anuncia el Juicio Final. El gran esmero en la voz y la intensidad del canto le ha valido para ser reconocido como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO. Toda una joya cautivadora que merece mucho la pena conocer.

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El Olentzero, Papá Noel a la vasca

Olentzero
Olentzero. | Shutterstock

Cuenta la leyenda que en las inmediaciones de las montañas vasco-navarras vive el Olentzero, un hombre de carácter afable que cada 25 de diciembre carga un saco con regalos y carbón dulce a su espalda que reparte por las casas de todos los niños de la zona. Al Olentzero le encanta comer, por lo que es de obligado cumplimiento dejarle algún plato suculento junto a la chimenea.

Esta es la imagen de la que hoy en día goza este peculiar Papá Noel, pero lo cierto es que este personaje no siempre tuvo de la mejor fama. Figura originaria del Solsticio de Invierno en las comunidades prerromanas, la llegada del Cristianismo adaptó su llegada al nacimiento de Jesucristo. Se dice que entonces el Olentzero se encargaba de ayudar a los pueblos aislados de Euskadi y Navarra llevándoles carbón. Pero, más adelante, según cuentan en algunos pueblos, descendía por la chimenea el día de Navidad y mataba a las personas que no estuvieran durmiendo a su llegada

El Apalpador, solidaridad gallega

Siguiendo la ruta de personajes navideños del norte de España se encuentra el Apalpador, un hombre que fuma en pipa y viste con boina que se ha ganado el cariño de las ciudades y los pueblos gallegos. Recuperado hace poco más de 20 años, la historia del Apalpador es entrañable desde el primer momento. Según se cuenta, desde sus orígenes este personaje se pasea por los pueblos y aldeas gallegas de escasos recursos y entrega castañas a los niños que pasan hambre. Por otra parte, a las familias que no pueden resguardarse del frío les regala carbón para que puedan calentarse.

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L’Angulero asturiano, el Papá Noel de las montañas

Muy cerca de las tierras gallegas se encuentra este personaje navideño que vive en el interior de los montes asturianos junto a las Xanas y los Cuélebres. L’Angulero, aunque no es tan conocido, protagoniza las delicias de los más pequeños el día de Navidad. Su historia lo sitúa al cuidado del monte y del mar. En concreto, como su nombre indica, de las angulas. El 25 de diciembre se encarga de repartir este delicioso manjar entre las familias más desafortunadas al mismo tiempo que obsequia con regalos a los más pequeños.

El afable Esteru y sus particulares duendes, las Anjanas

Cuenta la leyenda que un afable leñador que fuma en pipa es el que se ocupa de llevar los regalos a las miles de familias cántabras que esperan con ilusión que llegue el día 25 de diciembre. El Esteru es el encargado principal de desempeñar esta noble labor durante este día tan especial.

No obstante, hay pueblos cántabros donde el Esteru no puede llegar por falta de accesibilidad. Por esta razón, cuenta con la ayuda de las Anjanas, unas hadas protectoras que se encargan de repartir regalos entre las familias menos afortunadas. Estas nobles criaturas no solo ayudan al Esteru en Navidad, sino que mantienen el orden en la zona rural de Cantabria durante el resto del año. Son solidarias por naturaleza y castigan actos crueles. Según cuentan, se las puede ver en los alrededores de los pueblecitos aislados vistiendo largos vestidos y adornando sus cabellos con flores.

El Caga Tió, una macabra diversión en Cataluña

Tió de Nadal y Cagatió
Estos troncos no saben lo que les espera. | Shutterstock

El Caga Tió parece un tronco feliz, pero no lo es. Esta tradición surge de la antigua costumbre de la quema de un tronco para celebrar el solsticio de invierno para marcar el inicio de una nueva temporada. Pero en Cataluña lo han adaptado a su manera.

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Este tronco se comienza a “cuidar” en el entorno familiar desde principios del mes de diciembre, siendo habitual taparlo con una manta y reservar un lugar especial para él en la casa. Durante la Nochebuena se rellena con dulces y pequeños regalos que quedan ocultos en su interior. En este momento, se produce lo que se llama “hacer cagar a la Tronca” o, dicho de otra manera, propinar golpes con un gran bastón al tronco para que suelte los regalos.

Pastorela de Braojos de la Sierra, la danza de los pastores

Braojos de la Sierra
Braojos de la Sierra. | Wikimedia

Sin duda, una de las tradiciones madrileñas más famosas, ideal para disfrutar de una Nochebuena diferente, es la de la Pastorela de Braojos de la Sierra. Se trata de una danza pastoril cuya historia se remonta al siglo XV, cuando los pastores descendían a este pueblo madrileño para ofrecer un cordero al niño Dios. La representación aún lucha por mantener la esencia de sus inicios, convirtiéndose en una auténtico viaje al pasado.

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