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La historia de las 12 uvas: crítica social y campañas de marketing

Historia de las 12 uvas

Son las doce de la noche del último día del año y comienzan a sonar los cuartos. Los españoles, junto a sus seres queridos, se reúnen frente a un televisor y comen las 12 uvas al ritmo de las campanadas. Tras la última, suenan los matasuegras y las familias se funden en abrazos. Pero ¿de dónde viene esta curiosa tradición? ¿Es algo de hace relativamente poco o es un hábito navideño con mucha historia? ¿Qué alternativas tienen aquellas personas que no gustan de las uvas?

Conociendo el origen de las 12 uvas de Nochevieja

Recogida de uva blanca
Recogida de uva blanca. | Shutterstock

Porque hay que remontarse aproximadamente un siglo atrás para comenzar a encontrar indicios sobre el origen de las 12 uvas de las campanadas. Estas, junto a los dulces más tradicionales de Navidad en España, marcan unas fechas de reuniones familiares y buenos deseos.

Las primeras referencias a esta tradición navideña datan del año 1895, donde algunos periódicos de la época, como El Imparcial, indican que es una costumbre importada de Francia. Y es que era algo exclusivo de las fiestas privadas burguesas, donde también se bebía champagne. Ambos eran productos que en ese momento las clases menos pudientes no podían permitirse.

Pero no tardó en saltar hasta los más humildes, reuniéndose el pueblo en la Plaza del Sol de Madrid para mofarse de los ricos. A pesar de que esta costumbre comenzó como una crítica social, este tono burlón acabó desapareciendo con los años para normalizar la tradición.

Además de esta teoría, también existen otras más enfocadas al marketing. Ejemplo de ello ocurrió en 1909, cuando hubo un excedente de producción de uva blanca en Alicante. Esto causó que los productores ingeniasen una campaña para darle ese toque mágico a las uvas, también conocidas como “Las uvas de la suerte”.

También hay que tener en cuenta la aparición de una uva de cosecha tardía en Almería. Los productores lograron cultivar una variedad que maduraba en diciembre, por lo que era el momento ideal para disfrutarlas. Estas uvas, grandes y verdes, curiosamente tuvieron más éxito en los países del centro de Europa.

Es por ello que esta tradición puede observarse no solo en España y otros países europeos, sino que se ha extendido por todo el mundo. Gracias a las nuevas tecnologías y medios de transportes, lugares tan remotos como en América latina o Australia también pueden disfrutar de esta mágica costumbre.

La Puerta del Sol, el lugar más mágico de España para las 12 uvas

La Puerta del Sol de Madrid está repleta de vida durante toda la época navideña
Está repleta de vida durante toda la época navideña. | Shutterstock

La Puerta del Sol en Madrid es el espacio más icónico en la Nochevieja española. Durante esas horas no sólo se han aglomerado miles de personas durante el último siglo, sino también los diferentes medios de comunicación para retransmitir las campanadas.

Los productores alicantinos de principios de siglo se acercaron a la plaza para vender todo su excedente, alentando aún más que esta tradición se implantase entre toda la población madrileña mientras sonaban las campanadas que ofrecía el reloj de la Puerta del Sol.

Pero a pesar de ser el lugar más emblemático, esta tradición se extendió como la pólvora por otros lugares de España. Ahora las 12 uvas de la fortuna se pueden disfrutar en las campanadas de fin de año en Barcelona, Santiago de Compostela o las Islas Canarias.

Una tradición que solo se interrumpió dos veces en la historia

Los eventos de fuerza mayor fueron los únicos que afectaron a esta costumbre
Los eventos de fuerza mayor fueron los únicos que afectaron a esta costumbre. | Shutterstock

Sólo en dos ocasiones no se celebró la tradicional comida de uvas de la suerte en la Puerta del Sol de Madrid. A pesar de ello, los años posteriores se siguió realizando, evitando convertirse en otra de las tradiciones perdidas de Navidad en España.

La primera vez ocurrió en plena Guerra Civil. Las reuniones de grandes grupos de personas estaban prohibidas para evitar que los constantes bombardeos causasen bajas. Además, en 1938 la esfera principal del reloj se rompió al recibir el impacto explosivo en un ataque.

Ochenta años después, en 2020, y debido a la pandemia causada por la covid-19, las reuniones sociales también debían evitarse. Es por ello que se suspendió por completo la celebración, para así evitar un mayor número de contagios entre los vecinos y turistas de Madrid. Sucedió lo mismo en otras ciudades que también celebraban este tipo de eventos.

Alternativas curiosas para aquellos que no les gusten las uvas

La Nochevieja, en la foto en Valencia, siempre se ha celebrado por todo lo alto
La Nochevieja, en la foto en Valencia, siempre se ha celebrado por todo lo alto. | Shutterstock

Pero las uvas no son del agrado de todo el mundo, a pesar de las tradiciones. Hay muchas personas que por no perderse esta fantástica ocasión de estar con amigos y seres queridos optan por alternativas que pueden ser tan similares como curiosas.

Un clásico, en especial cuando los niños quieren copiar las costumbres de los adultos, son las gominolas. Estos dulces pueden conseguirse de todas las formas y colores, siendo un más que merecido premio para aquellos pequeños que se han portado bien durante todo el año.

Sin alejarse demasiado ni de la forma ni del tamaño de las uvas, las aceitunas son una buena alternativa. Es un producto típico de España, como es el caso de las aceitunas de Mallorca. Lo recomendado es quitarles el hueso o comprarlas rellenas.

Las lentejas son un plato español reconocido mundialmente, pero también tiene su hueco en esta época festiva. En concreto en Italia y la antigua Roma, donde se comían nada más comenzar el año por la creencia de que aportaría suerte. Doce cucharadas quizás sea demasiado, pero comer doce lentejas es algo tan sencillo como simbólico.

Desde cacahuetes, uvas pasas, almendras, avellanas y una gran variedad de frutos secos, todos ellos son una magnífica alternativa. No es que sean demasiado fáciles de masticar e ingerir, como las uvas, pero a nivel nutricional aportarán la energía necesaria para aguantar la fiesta de Año Nuevo.

Otro alimento que encaja muy bien son las naranjas y las mandarinas. En especial los gajos de esta última son un gran sustitutivo a las uvas, tanto por tener un tamaño adecuado como su sabor dulce. Pueden ser un reto fantástico para aquellos que quieran echarse unas carcajadas durante las campanadas.