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Fiesta de la Rosa del Azafrán, el abrazo de Consuegra a sus tradiciones

Fiesta de la Rosa del Azafrán en Consuegra

En las tierras cabalgadas por Don Quijote se esconde una joya de poco más de 10 000 habitantes. Consuegra está considerado uno de los pueblos más bonitos de Toledo, por su patrimonio, las estrechas calles de su casco histórico y unos alrededores que muestran la mejor cara de La Mancha. Los molinos que custodian, junto al castillo, la entrada a la localidad son de los más fotografiados de España. Y hay otra razón para querer visitar Consuegra: la fiesta de la Rosa del Azafrán, celebrada cada año el último fin de semana de octubre.

¿Qué se celebra en Consuegra?

Consuegra en la distancia
Consuegra en la distancia. | Wikimedia

Esta celebración, que trata siempre de coincidir con la recogida de la flor, quedó instaurada en el año 1963. Celebra una historia, una cultura, una comunidad y un modo de vida. El 90 % del cultivo del azafrán se realiza en Castilla-La Mancha y es de fama internacional, por lo que puede uno imaginar de inmediato la importancia que tiene en una localidad que se ha dedicado siempre a ello.

El azafrán sigue recogiéndose a mano, día por día, a medida que sus flores van abriéndose. Es un proceso lento y delicado que se ha realizado siempre con atención y mimo, y que ha terminado convirtiéndose en fiesta como una manera de reconocer el trabajo y también el carácter de este pueblo. El principal objetivo de la fiesta de la Rosa del Azafrán, declarada de Interés Turístico Regional, es dar a conocer este oficio antiguo y toda la cultura manchega que ha generado en torno a sí.

El viajero conocerá los pormenores de esta actividad. Incluso él mismo podrá tomar una flor del azafrán y extraer las hebras rojas de sus pistilos, comprendiendo de esta manera por qué hay cosas que siguen haciéndose como siempre se han hecho.

¿Cómo se celebra la fiesta de la Rosa del Azafrán?

Molinos de viento, una de las imágenes más clásicas de Consuegra
Molinos de viento, una de las imágenes más clásicas de Consuegra. | Pavlemadrid, Wikimedia

Como se ha dicho, esta fiesta nace de un oficio, por lo que este tiene una importancia fundamental. Cada año se celebra, por ejemplo, el concurso local de monda del azafrán, donde se premia la velocidad de los participantes. Nunca se deja de lado el cultivo y la recolección de la flor, pero poco a poco esta fiesta también ha ido evolucionando hacia un ámbito más turístico, por lo que hay eventos para todos los gustos.

La tradición es importante, por eso también se celebra el Festival Nacional de Folclore, donde grupos de música y danzas tradicionales de toda España se reúnen para compartir y celebrar la multiculturalidad. También puede disfrutarse de otras actividades, como la molienda tradicional de trigo en un molino de viento, un concurso gastronómico o exposiciones de diversa índole.

El plan complementario

La ciudad de Toledo a orillas del Tajo
La ciudad de Toledo a orillas del Tajo. | Shutterstock

Castilla-La Mancha es una tierra riquísima, así que antes o después de disfrutar de la fiesta de la Rosa del Azafrán debe uno descubrir tanto Consuegra como sus alrededores. En esta localidad destaca el casco urbano mencionado, donde pueden encontrarse construcciones de muy diferentes estilos arquitectónicos. El Ayuntamiento sigue los cánones renacentistas, mientras que el cercano Colegio de san Gumersindo es de estilo mudéjar. Los Corredores de madera, asimismo, son un claro ejemplo de la arquitectura manchega.

Antes de abandonar los dominios de Consuegra hay que visitar su fortaleza. El castillo de la Muela ofrece una de las mejores vistas de La Mancha. Un ascenso hasta la cima en la que se encuentra permitirá al viajero comprender por qué su conquista fue tan difícil, así como admirar el horizonte repleto de molinos de viento. En total, doce construcciones que desde según qué perspectiva cualquiera podría confundir con gigantes. El paisaje es fantástico.

Si uno quiere llegar más lejos, a apenas media hora esperan más molinos y más localidades con encanto. Campo de Criptana es otro pueblo custodiado por los gigantes del Quijote, que además ofrece rutas cervantinas para aquel que quiera profundizar en la historia más popular de la literatura española. Hacia el norte, a cuarenta minutos, espera la solemne Toledo, con su aire medieval que conquista a todo aquel que lo respira. Camino al sur, si es la dirección que uno quiere tomar, el Parque Nacional de las Tablas de Daimiel termina de concretar la afirmación con la que comenzaba este apartado: La Mancha es una tierra riquísima y merece la pena descubrirla. Empezando por Consuegra y su fiesta del azafrán.