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Camino Aragonés: legendario y olvidado

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POR QUÉ ELEGIR EL CAMINO ARAGONÉS DE SANTIAGO

El Camino Aragonés, en puridad Camino Francés por Aragón, reúne autenticidad y dificultad. Partiendo de Somport, recogía a peregrinos llegados por Francia de toda Europa. Era la ruta más directa para los venidos de Roma. También enlaza con los caminos catalanes. Como alternativa a la entrada por Roncesvalles, sigue el río Aragón hasta Sangüesa. Desde allí continúa por Monreal hasta Óbanos, casi en Puente la Reina. La última localidad navarra considerada el nexo de unión de ambas variantes.

Esta ruta jacobea implica el cruce de los Pirineos ascendiendo uno de los puertos de montaña más altos y legendarios de Europa, Somprot. Desde la frontera española en Huesca hay 858 kilómetros hasta Santiago de Compostela. Esto supone que el Camino Aragonés es uno de los más largos de la Península Ibérica. El carácter pirenaico del tramo hace que existan grandes cambios de altitud. El desnivel provoca a su vez variaciones climáticas y paisajísticas. Hay mucha diferencia entre el Pirineo, la ribera del río Aragón o el pre-Pirineo navarro.

Es por tanto un camino muy duro en invierno. Al ser la opción favorita la salida de Roncesvalles o Saint Jean Pied de Port, es una travesía solitaria. En las etapas intermedias hay grandes tramos aislados. Una prueba mental y física que recompensa con una gran belleza natural y monumental. Si se busca un reto o cierta soledad para asumir el río de gente tras Gares, el Camino Aragonés es perfecto.

Aunque no fuera el primero en ser recorrido, honor que tiene el Camino Primitivo, el Camino Aragonés es muy antiguo. Por Francia discurre hacia España por la llamada Vía Tolosana. Esto es lo que lo hacía ideal para muchos peregrinos europeos. Algunos historiadores consideran que antes del año mil los peregrinos avanzaban por el puerto del Palo. El pico de 1.970 metros de altitud se encuentra en el recóndito y aislado Parque natural de los Valles Occidentales. Tras ello, se descendía al valle de Hecho.

Sin embargo, en el siglo XII ya se explicaba que el Camino de Santiago entraba en la península por Somport. La información se halla en el Libro V del Codex Calixtinus. La descripción del autor, Aymeric Picaud, ensalza al legendario Hospital de Santa Cristina, célebre ya en el año 1078. El origen milagroso del pequeño y extraordinario hospital lo convirtió en un lugar de peregrinación en sí mismo. Picaud llegó a ensalzar el albergue hasta el punto de calificarlo como una de las “tres columnas fundadas por Dios” para ejercer la caridad con los pobres.

No solo los peregrinos procedentes de Italia y Centroeuropa frecuentaban el Camino Aragonés. Los fieles franceses camino de Santiago eran propensos a emplear esta ruta durante el dominio inglés de Aquitania. Este periodo abarcó del siglo XI a la mitad del XV.

La decadencia del Camino de Santiago y su renacimiento en el pasado siglo azotaron al Camino Aragonés. Establecido el inicio en Roncesvalles, destruido el Hospital de Santa Cristina, se convirtió en opción secundaria. Sin embargo, la tradición peregrina nunca llegó a morir y hoy en día vuelve a brillar.

La altitud de las cumbres de los Pirineos implican temperaturas muy frías en invierno. La posibilidad de nieve es absoluta en los meses más crudos. Por ello, el equipaje se ve aumentado en dicha época. Al estar recorreiendo la vertiente sur de la cordillera, el peregrino se ve protegido frente al viento del norte.

El resto del año, las temperaturas son suaves. La posibilidad de precipitaciones existe, aunque no como en invierno. De este modo, es una alternativa agradable y que se puede realizar sea verano, otoño o primavera.

En el inicio del trayecto se bordea por el oeste el Parque de los Valles Occidentales. El resto del trayecto discurre por un terreno suave, que incluye el imponente pantano de Yesa, hasta llegar a Navarra. Existe la opción de desviarse del sendero oficial y hacer el recorrido a través de la maravillosa Foz de Lumbier. En tal caso se avanza por un camino señalizado que va por el antiguo trazado del tren de Irati. Se llegan a atravesar túneles, siendo una experiencia excursionista de primer nivel.

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La popularidad del Camino Aragonés está ligada a una leyenda fundacional. Esta surge de la temeraria decisión de los peregrinos Arnovio y Sineval de emprender el Camino Aragonés en pleno invierno. Los caballeros ascendieron el puerto de Somport mientras nevaba. Al llegar arriba corrían riesgo de congelación y se vieron amenazados por una manada de lobos. Fue entonces cuando encontraron una cueva en la que refugiarse.

El miedo y la desesperación les impulsó a lanzar una promesa. De sobrevivir, levantarían un refugio para peregrinos. La noche pasó y fueron despertados por una paloma. Hacía sol y ya no había lobos al acecho. Por ello edificaron un hospital que dedicaron a Santa Cristina, esculpiendo la figura de una paloma en el dintel de la puerta. El Hospital de Santa Cristina, como ya señalamos antes, fue desde entonces un faro en la peregrinación a Santiago de Compostela.

Al final de su tramo propio, el Camino Aragonés se une al Camino Francés en el célebre Puente la Reina. Allí acontecieron los peculiares sucesos conocidos como el milagro del Chori.

En Somport se pueden encontrar las escasas ruinas del legendario Hospital de Santa Cristina. Sorprende es que tan humilde lugar llegara a se tan famoso. En desuso desde el siglo XVII, la dura climatología va carcomiendo las históricas ruinas. Más adelante se encuentra la famosa Estación Internacional de Canfranc. Se trata de una de las mayores joyas arquitectónicas del siglo XX en Aragón.

El auge del Camino Aragonés en el siglo XI atrajo las donaciones necesarias para edificar en Jaca, la primera catedral románica de España. Es un edificio singular que conviene visitar con calma. Un desvío permite llegar a los monasterios de San Juan de la Peña. Separados por poco más de un kilómetro, el viejo es el que más destaca en el conjunto.

En Navarra, por ramal del Camino Aragonés que discurre por el norte del pantano de Yesa, se erige el monasterio de Leire. La alternativa al sendero oficial que pasa por él es importante y conlleva un plus de esfuerzo físico y económico. No obstante, el monumento puede merecerlo. Si se ha seguido esta opción, se pasará también junto al castillo de Javier. El complejo religioso dedicado a éste santo jesuita es un gran añadido a la peregrinación jacobea.

Casi en el enlace de las dos salidas del Camino Francés, se asienta Santa María de Eunate. El templo románico presenta una planta octogonal que ha hecho que algunos estudiosos la asocien a los templarios. En este aspecto, recuerda mucho a la iglesia del Santo Sepulcro de Torres del Río, otra localidad navarra del Camino de Santiago. A diferencia de ella, la ermita del Camino Aragonés posee una galería exterior muy llamativa. Por todos estos elementos, se ha convertido en uno de los monumentos más fotografiados de esta vía.

Esta variante del Camino de Santiago es poco transitado pero posee una sólida red de albergues. Mientras no sufra una explosión similar a la del Camino del Norte, no habrá complicaciones a este respecto. Además existen hoteles y pensiones donde dormir en el Camino Aragonés.

La gastronomía de esta zona pirenaica es muy sabrosa. Siendo típica de interior y montañesa, su comida también posee complementos fluviales. Otro plus a resaltar es que es posible comer muy bien por poco dinero.

Más abajo tienes más información sobre dónde comer y dónde dormir en el Camino Aragonés.

El Camino Aragonés es un gran desconocido entre las rutas a Santiago de Compostela. La dificultad de la ascensión de Somport y el remoto acceso a su punto de salida en Francia lo han relegado frente al resto. Por ello, a los caminantes y bicigrinos les conviene tener un buen estado físico. Esto supone que la soledad sea una posibilidad muy alta.

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En verano es cuando más peregrinos se ven. Por ello, los nexos entre los pocos viajeros suelen establecerse de forma rápida y fuerte. El aislamiento también viene de la propia ruta, solo trufada de pueblos en sus extremos. Pese a lo dicho, el Camino Aragonés está perfectamente equipado con albergues y servicios. Se nota que la peregrinación a Santiago es una institución en la zona.

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CONSEJOS CLAVE PARA DISFRUTAR AL MÁXIMO DEL CAMINO DE SANTIAGO ARAGONÉS

Los 169 kilómetros del Camino Aragonés están señalizados, pero hay varios tramos y opciones. Aquí destacamos los lugares y tramos en los que hay que estar más pendiente de sus atractivos y dedicar tiempo.

El inicio es el tramo más épico e interesante del Camino Aragonés. A diferencia de la otra gran salida pirenaico, Saint Jean Pied de Port, llegar a la cara norte de Somport es complicado. Para arribar al diminuto Peyrenère casi seguro hay que optar por el taxi, tipo furgoneta si se va en bicicleta.

La subida al puerto es para realizarla con disfrute y calma. Los restos del Hospital de Santa Cristina permiten sacar grandes fotos. Se puede recobrar fuerzas en la cercana estación de esquí de Candanchú. Luego hay que bajar a visitar el imponente complejo de Canfranc Estación y finalmente el pueblo medieval de Canfranc. En cualquiera de estos tres últimos lugares se puede hacer noche.

Para muchos que hayan prescindido del ascenso al Somport, esta será su primera etapa. Desde lo alto, toca descender hasta Jaca. A la vera del río Aragón, la jornada ofrece múltiples lugares donde parar. La tradición medieval se puede respirar en Villanúa, Castillejo de Jaca y la propia Jaca. Posiblemente la ciudad más importante del Camino Aragonés, tiene múltiples intereses. Su catedral e iglesias, junto al Museo Diocesano y la ciudadela permiten un día de intensa visita.

La tesitura sobre si avanzar directamente hasta Arrés o hacer un tremendo desvío a San Juan de la Peña. Posee dos monasterios, nuevo y viejo, cuya visita es muy recomendable. Si se opta por ello, hay que asumir casi 18 kilómetros con subidas fuertes y sin servicios intermedios asegurados. Se pasa por el bello pueblo de Atarés.

En el Monasterio Nuevo de San Juan de la Peña hay posibilidad de hospedarse, pero es cara. Para quien pueda asumirlo, es la mejor opción. De lo contrario, se debe bajar hasta Santa Cilia. Se habrán recorrido entonces en torno a 30 kilómetros. Las localidades de Santa Cruz de los Serós y Binacua animan este tramo. En Santa Cilia se enlaza con el trazado oficial de nuevo, siguiendo este hasta Arrés.

Poco antes se encuentra Puente la Reina de Jaca. Desde allí es posible tomar una ruta alternativa que pasa por el Monasterio de Leyre y Javier. Tienes más información de este ramal del Camino Aragonés en la última pestaña de esta sección.

Para llegar Sangüesa hay que hacer alto en Ruesta. El Camino Aragonés hasta esta localidad recorre el canal de Berdún. Se trata de una etapa llana y sin servicios en su primera mitad. Artieda ofrece un descanso. En verano, la falta de sombra y el calor pueden pasar factura, así que se recomienda llevar agua de sobra. Llegando al final se avanza junto al embalse de Yesa.

Tras el alto en Ruesta, se sigue junto a la masa de agua un tiempo para encarar el ultimo tramo en Aragón. Undués de Lerdá ofrece un alto en el camino tras la subida al Fenerol. Tras esto, la frontera con Navarra. Pistas de carácter agrícola y senderos desembocan en Sangüesa. Su carácter histórico y fundacional resalta, así como las iglesias de St. María la Real, Santiago y San Salvador.

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Una nueva disyuntiva acosa al peregrino al salir de Sangüesa. El bonito recorrido oficial del Camino Aragonés transita por senderos los valles de Aibar y Loiti. Solitario y bello, la contra es que otra ve hay que asumir casi 20 kilómetros sin nada más que lo que uno lleve en la mochila. La alternativa alarga en 5 kilómetros el trazado y pasa por Liédana y Lumbier. Además de poder desayunar y repostar, la gran baza del desvío es pasar por la Foz de Lumbier. El cañón formado por el Irati es una visión impresionante.

A Monreal se entra desde su puente gótico, que salva el río Elorz. Con la imponente Higa de fondo, la localidad vuelve a brillar por su carácter medieval. El final del tramo propio del Camino Aragonés está cerca.

La última etapa discurre entre sierra y cultivos. Merece la pena detenerse en varios lugares. Las ruinas de la fortaleza de Tiebas se alzan pese al abandono en el Camino Aragonés. El pueblo, por otro lado, es ideal para realizar un descanso. Más adelante, casi en Óbanos, se erige Santa María de Eunate. Curioso ejemplo de románico, su patio y planta octogonal la han convertido en un icono jacobeo.

Frente a la iglesia de San Juan Bautista, de la localidad de Óbanos, el camino Aragonés se reúne con el Camino Francés. Es posible atajar tras Santa María de Eunate, pero si no se va agotado es recomendable seguir la ruta oficial. Con los Pirineos y el Aragón en la memoria, se ponen los pies en el segundo Puente La Reina del Camino Aragonés. Considerablemente más famoso que su homónimo de Jaca, se puede observar que el número de peregrinos aumenta exponencialmente. Desde aquí, la ruta sigue por el Camino de Santiago más conocido de todos.

En este enlace puedes encontrar toda la información sobre cómo culminar el Camino Aragonés a través del Camino Francés.

Aunque el Camino Aragonés oficial discurra por la orilla derecha del río Aragón, existe un ramal para llegar a Sangüesa por la izquierda. Este desvío se toma en Puente la Reina de Jaca y atraviesa localidades como Berdún antes de internarse en tierras navarras.

Esta plaza fuerte del reino de Aragón, próxima a la frontera del reino de Navarra, dista casi 9 Km de Puente la Reina de Jaca. Dominando de forma llamativa un alto, la variante avanza hasta Sigüés y Tiermas. De Berdún hay 34 kilómetros hasta Leyre, donde vuelve a haber alojamiento. Por ello, conviene prepararse.

Desde el maravilloso Monasterio de Leyre queda una jornada cómoda hasta Sangüesa. La primera parada es Yesa, lugar asociado hoy en día al pantano homónimo. Poco después, Javier y su famoso castillo. En esta etapa, si se decide visitarlo, se habrá realizado una doble peregrinación. Desde Javier se puede seguir hasta Sangüesa y retomar allí el Camino Aragonés oficial.

LUGARES FASCINANTES DONDE COMER y DONDE DORMIR EN EL CAMINO ARAGONÉS.

Las zonas por las que se despliega el Camino Aragonés ofrecen una buena gastronomía. Desde el carácter montañés pirenaico a las zonas de cultivo, comer es un placer en esta ruta jacobea. Por ello, más abajo están los mejores restaurantes que encontrarás.

En vez de las opciones tradicionales sobre dónde dormir en el Camino Aragonés, se ofrecen alternativas. La selección, desglosada por cada localidad del Camino, incluye desde pensiones a hoteles de renombre. La elección ha sido priorizar la comodidad e intimidad.

He aquí nuestra selección de páginas para que decidas dónde comer y dónde dormir en el Camino Aragonés:

Candanchú

Canfranc

Jaca

San Juan de la Peña

Santa Cilia

Berdún

Javier

Lumbier

Sangüesa – Zangoza

Monreal

Puente la Reina – Gares