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Concha, bordón y calabaza: los símbolos del peregrino del Camino de Santiago

símbolos del peregrino del Camino de Santiago

Aunque la apariencia de aquellos que realizan el Camino de Santiago ha evolucionado con el paso de los años, la realidad es que ciertos símbolos del peregrino clásico siguen vivos. Tres de los más conocidos son la concha, el bordón y la calabaza. Estos elementos, junto a otros como la esclavina o el sombrero, formaban parte de la indumentaria de un peregrino cualquiera de la Edad Media y siglos posteriores. Como es lógico, los nuevos inventos han dejado algunos anclados en el pasado en cuanto a utilidad. Pero ojo, esto no quiere decir que no se vean.

Primera imagen de Santiago Peregrino en Santa Marta de Tera
En la primera imagen de Santiago Peregrino se aprecian los símbolos del Camino. | Shutterstock

Por ejemplo, las mejoras en los caminos han facilitado que el uso del bordón como tal no sea tan necesario. Mientras tanto, botellas y cantimploras han conseguido que los peregrinos puedan conservar el agua fresca durante más tiempo. Sin embargo, es innegable que estos símbolos son parte inseparable del Camino de Santiago y de los que tienen el placer de llevarlo a cabo. Por eso sobreviven y se siguen viendo, más allá de su utilidad,

La concha del peregrino

La concha o vieira está presente durante todo el Camino de Santiago y se relaciona directamente con la ruta. Por ejemplo, las señales internacionales que marcan el trayecto utilizan la concha como símbolo del peregrino principal. Por encima todavía del bordón y la calabaza, es el atributo inequívoco del peregrino jacobeo. La concha se relaciona incluso con leyendas que le atribuyen atributos curativos, como la relacionada con Santiago apóstol. Este pidió una concha de las que traían los peregrinos tras pasar por Santiago de Compostela para curar su garganta.

Tanto es así que los peregrinos medievales las cosían a sus capas y sombreros como parte del atuendo típico de la época, recordando al célebre apóstol. Por lo tanto, no era de extrañar ver a los peregrinos con conchas en el zurrón, el ala del sombrero o, incluso, en la capa. Además, también hacía las veces de instrumento para beber o pedir algo de comer.

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La concha es un símbolo del peregrino omnipresente en el Camino de Santiago
La concha es un símbolo del peregrino omnipresente en el Camino de Santiago. | Shutterstock

Se cree que la coraza de este marisco está relacionada con la caridad, virtud muy valorada en el cristianismo. De esta manera, los peregrinos deben defenderse con esta coraza que significa amar a Dios por encima de todas las cosas y al prójimo como uno se ama a sí mismo. Cabe mencionar que la costumbre de coser conchas en las prendas era ya un símbolo antiguo relacionado con la diosa Venus. Pese a ello, el aumento de la fama del Camino de Santiago la hizo todavía más popular.

Incluso algunos peregrinos, al morir, se enterraban con ellas para protegerse tras su muerte y como muestra del perdón recibido por parte del apóstol al completar la vía jacobea. Pero no solo los peregrinos hacían uso de ella, los caballeros de la Orden de Santiago, junto con su espada, usaban la concha en forma de emblema.

Las conchas se decoran hoy en día con la cruz de Santiago
Las conchas se decoran hoy en día con la cruz de Santiago. | Shutterstock

De la Edad Media se ha heredado la costumbre de hacerse con una concha como recuerdo o souvenir, pues tal era su fama que se vendían a la entrada de la ciudad y en el barrio de Os Concheiros. Como comprobante inequívoco de su llegada a Santiago de Compostela, los peregrinos también se hacían con una concha en la plaza de la puerta del Paraíso, que terminaban usando como amuleto y herramienta con el que sacar fuerzas para el camino de regreso. Con el tiempo las falsificaciones de esta demostración fueron tan grandes que se generaron los documentos predecesores de la Compostela actual.

El bordón del peregrino

El bordón no es la vara como tal que se suele ver habitualmente durante el Camino de Santiago, pues antes los senderos necesitaban de más apoyo para ser realizados. Los antiguos peregrinos jacobeos se servían de este fuerte utensilio para hacer más amable su viaje y solventar algunos obstáculos, como por ejemplo pequeños riachuelos en los que hacía falta un impulso para saltarlos. Así se alzó como uno de los grandes símbolos del peregrino.

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Se trata de una especie de vara muy recta y larga, que debía tener más altura que la del hombro del peregrino que la iba a usar. Se realizaba con madera resistente y su corte era grueso, hasta alcanzar el pomo con el que se completaba la parte superior del bordón. Antiguamente era una de las escasas pertenencias que llevaba encima el peregrino para hacer el Camino más llevadero. Hoy se ha visto sustituido por variantes como los bastones de senderismo o bordones actualizados.

Una de las formas de Santiago Apóstol es la del peregrino
Una de las formas de Santiago Apóstol es la del peregrino. | Shutterstock

Pero el bordón no solo servía como una especie de bastón, sino que en ocasiones también era usado como arma con la que defenderse de los bandidos que atracaban en el Camino o animales salvajes. Otro de sus usos era el de “portaequipajes”. Como representan algunas obras del siglo XV, en la parte final del bordón se amarraba una calabaza llena de agua o vino para hidratarse durante la caminata. Hasta se vincula con un empleo medicinal, ya que usándolo se favorece la circulación del corriente sanguíneo en las manos de los cansados peregrinos.

El primer texto en el que se habla y describe al bordón data del siglo XII. Se trata del Codex Calixtinus. En tal obra se explica que éste era bendecido en las iglesias junto con el zurrón como parte de un ritual antes de salir hacia Santiago de Compostela. En este sentido, la obra expone que el bordón es el tercer pie del peregrino. Incluso le otorga propiedades curativas narrando la vez que el apóstol Santiago sanó a un peregrino enfermo con uno. Según cuenta la tradición, en la catedral santiaguera existe una columna de bronce cerca del altar mayor en la que en su día se expuso el bordón original del santo.

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Como ocurrió anteriormente con la concha, tal es su popularidad que a finales de la Edad Media se incluyó como parte del atuendo de los peregrinos en reproducciones pequeñas bordadas en la ropa. También en las realizadas con marfil, metal, hueso que iban cosidas a los sombreros. El zurrón, nombrado anteriormente, fue uno de los elementos más característicos de la indumentaria del peregrino medieval junto con el bordón. Una bolsa de cuero que servía para transportar algún que otro alimento. No era grande, pero la ligereza siempre ha sido la mayor virtud del caminante.

La calabaza del peregrino

La imagen característica del peregrino medieval no solo estaba representada por la concha y el bordón, sino también por la calabaza. Esta hacía de cantimplora en la que guardar el agua o el vino, para hidratarse durante el viaje. De esta forma, el santo viajero podía rellenarla cuantas veces quisiera, valiéndose de este recipiente para beber. O también, de acuerdo con la solidaridad inherente al Camino, ofrecer agua a quien lo necesitara para refrescarse. Razones suficientes para que a la postre se convirtiera en uno de los grandes símbolos del peregrino jacobeo.

símbolos del peregrino del Camino de Santiago
Símbolos del peregrino del Camino de Santiago como souvenirs. | Shutterstock

No obstante, antes de usarla los peregrinos tenían que prepararla para su óptimo uso. Para ello vaciaban la calabaza de semillas y posteriormente la ponían a secar, endureciéndose durante el proceso. Dado su bajo coste y la inexistencia de botellas o cantimploras como las que se llevan hoy, no tardó en convertirse en uno de los grandes imprescindibles para realizar el Camino de Santiago. Para transportar el recipiente sin que entorpeciera el caminar, los peregrinos se la amarraban a la cintura. También la asían a alguna prenda que llevaran puesta o la colgaban de la parte superior del bordón.