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El segundo Camino de Santiago: rutas ideales para repetir una aventura jacobea

Grandas de Salime y sus montañas

No es raro que tras una primera toma de contacto jacobea se decida repetir experiencia. El cariz actual de la peregrinación favorece el echarse varias veces a los senderos. Especialmente atendiendo a la cantidad de rutas y servicios asociados al fenómeno. Así, la variedad de trayectos es clave para mantener a los peregrinos enganchados a eso de ir a la catedral compostelana. Entre las alternativas más sencillas y las más duras hay una serie de ellas que presentan el equilibrio perfecto entre reto y comodidad. Opciones perfectas para ese segundo Camino de Santiago que os presentamos a continuación.

Camino del Norte

Uno de los más históricos del fenómeno jacobeo, esta variante junto al Cantábrico se cree que tuvo su origen al inicio del Camino de Santiago. Sin embargo, vivió un hiato fruto del patronazgo que gozó el Francés por parte de reyes leoneses y navarros. Motivos no faltaban, ya que los montes que caracterizan al Camino del Norte debían ser un infierno en el medievo. En todo caso, volvió a primera plana en el siglo XIV, pese a que los puertos norteños siguieron viendo llegar peregrinos en el entretiempo.

Comillas en el Camino del Norte
Comillas en el Camino del Norte. | Shutterstock

El carácter internacional y portuario se sigue conservando hoy en día. Con una amplia presencia francesa, el trazado español arranca en Irún y ofrece alternativas para todos los gustos. Por ejemplo, de la ciudad irundarra parte el Vasco del Interior, que conecta con Burgos. Otra conexión con el Francés es el Vadiniense, que va de San Vicente de la Barquera a Mansilla de las Mulas pasando por Santo Toribio de Liébana. Más allá de otras decisiones, como Ribadeo o Vegadeo para entrar en Galicia, la mayor es optar por continuar por el Primitivo o por la costa tras salir de Villaviciosa.

Como se ve, uno de los puntos por los que este Camino de Santiago es ideal para una segunda experiencia es que obliga a tomar decisiones. Asimismo, su trazado es duro. No hay un Cebreiro o similares si se sigue la vía costera, pero los montes no paran de subir o bajar. Esta tónica divide el desnivel pero no lo anula, por lo que hay que ir preparado, especialmente en etapas como la que llega a Markina-Xemein.

Catedral de Mondoñedo
Catedral de Mondoñedo | Shutterstock

El agua es otro elemento característico del Camino del Norte y que echa para atrás a más de un novato. Convivir con el poncho es una obligación, así como asumir que aunque sea verano va a tocar meter periódicos en las botas para secarlas al llegar al albergue.

No obstante, la señalización es excelente, así como la infraestructura de albergues excepto en puntos calientes como Gernika, Llanes o Ribadesella. Aunque haya cuestas, sigue sin ser un Camino de alta montaña y la compañía está asegurada. El verde del monte se combina con el mar casi de continuo y, punto muy a favor, se puede ir a la playa, un lujo para los pies. A nivel patrimonial, resulta apabullante: San Sebastián, Bilbao, Santander, Comillas, Santillana del Mar, Llanes, Gijón, Luarca, Sobrado dos Monxes… Cabe mencionar la gastronomía de las regiones atravesadas, de Euskadi a Galicia, pasando por Asturias y Cantabria.

Centro Botín Santander
El Centro Botín se encuentra junto a los Jardines de Pereda. | Shutterstock

Esta combinación de rasgos hace que el Camino del Norte, entero, sea una alternativa estupenda para quienes hayan realizado una primera tentativa larga. Por ejemplo, para aquellos que se estrenaran con un Camino Francés desde Roncesvalles. Sin embargo, de haber tenido una más corta, las siguientes opciones son más certeras.

Camino Primitivo

Otro clásico, este trayecto se considera el primer recorrido de peregrinación hasta Santiago. Según la tradición, se asigna su creación a Alfonso II el Casto de Asturias. Este primer peregrino habría partido de Oviedo, a donde trasladó la capital del reino, y llegado a la recién descubierta tumba del Apóstol. No en vano, fue en su mandato cuando Teodomiro, obispo de Iria Flavia, descubrió o se inventó el hito.

La salida de Oviedo es la más habitual pero, como se ha dicho, es posible realizar el Primitivo como final alternativo del Camino del Norte. De haber salido de Irún, el peregrino irá curtido de sobra para asumir los restos de esta vía.

Catedral de Oviedo
Catedral de Oviedo | Shutterstock

Bien equipado, con una gran señalización y apenas alternativas, este Camino podría considerarse óptimo para estrenarse. Aunque desde Oviedo solo haya unos 300 kilómetros, lo que da para unas dos semanas cómodas, hay que atravesar la montaña asturiana y gallega. Esto supone un plus de dificultad que se concentra en las primeras etapas. Asimismo, conlleva las dificultades típicas de una ruta montañera. Por ejemplo, en invierno pasa a ser un reto mucho mayor, con algunos pasos cerrados y nieve por doquier.

Todo ello hace que, para no convertir la peregrinación en un suplicio, convenga ir preparado al Primitivo. Entre Salas y Lugo esperan días con desniveles destacados. La etapa reina se da normalmente a mitad de viaje, entre Borres y Berrucedo. Ambas alternativas para la jornada, por Hospitales o Pola de Allende, son igual de duras. Ya en Galicia la dificultad baja y los últimos cinco días son relativamente plácidos. Tres de estos, desde Melide, se realizan ya por el Camino Francés.

muralla de Lugo
Muralla de Lugo, Patrimonio de la Humanidad, con la catedral de la ciudad al fondo | Shutterstock

El Camino Primitivo siempre ha sido una opción muy popular a la hora de hacer el Camino de Santiago por segunda vez. Como pasa en el del Norte, conlleva cierto reto pero está su infraestructura es muy buena. Asimismo, pasar por entornos como Valdediós o la misma Lugo hacen que el esfuerzo merezca la pena. Un salto de dificultad perfecto para quienes hicieran en su estreno un Camino corto y quieran algo más.

Camino Sanabrés

Otra variante final de un Camino de Santiago muy largo es la que protagoniza la siguiente alternativa para una segunda experiencia jacobea. Se trata del Sanabrés, una ruta algo enigmática y asociada a la Vía de la Plata que también se conoce como Camino Mozárabe. Trayecto más característico de Zamora, tardó en popularizase debido a la guerra entre árabes y cristianos, pero su uso desde el siglo XII es indiscutible. Así lo demuestra el Santiago Peregrino de Santa Marta de Tera, la primera representación del Apóstol como caminante.

Primera imagen de Santiago Peregrino en Santa Marta de Tera
Primera imagen de Santiago Peregrino en Santa Marta de Tera. | Depositphotos

Su inicio suele tomarse en el punto en que diverge de la Vía de la Plata histórica: el monasterio de Santa María de Moreruela. En vez de ir al norte, a Benavente y Astorga, gira siguiendo el Tera hacia las Sanabrias alta y baja, Carballeda mediante. Se trata de parajes verdes, a diferencia de la Zamora jacobea que la precede, muy castellanizada. Los montes se imponen poco a poco y las distancias se hacen siempre algo largas. Es la característica de este Camino de Santiago.

Las etapas son muy variables y las alternativas muchas. Esto supone que más de un día toque, casi por obligación, elegir entre dos etapas muy cortas o una muy larga. Con todo, si no hay prisa y da igual echar en ruta un par de días más es posible dejar siempre kilometrajes asumibles, sin superar los 30 como algo habitual. No obstante, si se siguen las guías habituales, realizar 370 km en 13 o 14 días supondrá meterse más de una jornada de 40 km.

Arco Central del Pórtico del Paraíso
Arco Central del Pórtico del Paraíso. | Shutterstock

Este tipo de decisiones suelen verse marcadas por el ansia del peregrino de avanzar. Por ello, los novatos pueden verse tentados a correr demasiado y lesionarse, algo muy típico en el Camino Sanabrés. Otra dificultad viene de que es un itinerario poco concurrido. Muy poco, de hecho. La soledad será casi obligada en algún momento, especialmente fuera de temporada. Hay desniveles fuertes, especialmente al entrar en Galicia, con Padornelo y A Canda. No se queda corta la salida de Ourense, con una cuesta extramuros muy recordada. Mientras tanto, los tramos de carretera son abundante, con el consecuente peligro.

Este mix se compensa con una muy buena señalización y red de albergues, con servicios habituales. La aproximación a Santiago deja un reguero de peculiares pueblos y personajes atados a la vida diaria jacobea, como Alberguería y su refugio repleto de conchas. En Galicia la naturaleza se exalta en valles infinitos y bosques profundos. Humedad y monte se unen a un patrimonio de primer nivel, con Ourense, Puebla de Sanabria u Oseira a la cabeza.

Pueblos más bonitos de Castilla y León: Puebla de Sanabria
Puebla de Sanabria, uno de los pueblos más bonitos de la comunidad | Shutterstock

En definitiva, el Camino Sanabrés se podría decir que tiene “truco”. Puede ser muy sencillo con paciencia y buena letra, pero de no saber controlarse las complicaciones no tardarán en llegar. Asimismo, las variantes casi diarias obligan a elegir y hacen que esta ruta sea siempre un Camino original, alternativa en esta lista al Primitivo.

Camino Aragonés

La última propuesta no es una variable final, como en los dos casos anteriores, sino una inicial. El Camino Francés se suele asociar únicamente a la entrada por Roncesvalles y Saint Jean Pied de Port, pero había otra igual de concurrida o más en la Edad Media. Es la que sortea los Pirineos por Somport, el montañoso Camino Aragonés.

El factor geográfico es el que hace que esta ruta sea ideal para una segunda vivencia en el Camino de Santiago. Ya se mostraba exigente hace siglos, algo que llevó a que el hospital de Santa Cristina de Somport fuera considerado uno de los más destacados de la cristiandad. A él llegaban peregrinos occitanos e italianos principalmente, agotados tras una subida matadora. Hoy el puerto junto al que se sitúa suele ser punto de salida, por lo que el principal escollo no se asume en general.

Hospital de Santa Cristina de Somport
Hospital de Santa Cristina de Somport. | Gobierno de Aragón

Los descensos marcan los primeros días, siguiendo el curso del Aragón. El hecho de bajar puede ser un impedimento para muchos peregrinos, especialmente si suelen sufrir de las rodillas. Con todo, el desnivel se suele mantener suave al ir junto a un río. Lo que hace subir un nivel a esta ruta en cuanto a esfuerzo físico es elegir la alternativa de San Juan de la Peña entre Jaca y Arrés. De una etapa de 26 suaves kilómetros se pasa a una de 40 con un ascenso de aúpa, aunque puede reducirse a 30 parando en Santa Cilia. Una opción para los mejor preparados que merece la pena.

Además de esta decisión, presenta otras, como la de Lumbier. Finalmente se acaba llegando a Puente La Reina en Navarra, no confundir con el de Huesca por el que también se pasa. Allí converge, poco después de la ermita de Santa María de Eunate, con el Camino Francés de Roncesvalles.

 

Vista aérea de la ciudadela de Jaca o Castillo de San Pedro
Vista aérea de la ciudadela de Jaca. | Shutterstock

La soledad es el gran inconveniente de este trayecto. Excepto el periodo más frecuentado de la temporada alta, no muchos peregrinos acuden al Summus Portus. Por otro lado, los servicios son escasos. Hay albergues, pero el café de la mañana no está asegurado en varias etapas. No obstante, es perfectamente realizable con las precauciones aprendidas en una experiencia peregrina previa.

El Camino Aragonés hasta Puente La Reina tiene unos 160 kilómetros por la vía más corta. Aproximadamente dan para una semana. Por este motivo, es una elección idónea para un segundo Camino de Santiago breve o como un inicio alternativo de querer repetir un Camino Francés completo.