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El Camino Lebaniego

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¿Sabías que en nuestro país se encuentra una de las piezas más grandes de la Cruz de Cristo? Este dato no es conocido por muchos españoles, pero sí: tenemos ese privilegio. El Lignum Crucis (madera de la cruz), lo alberga el Monasterio de Santo Toribio de Liébana, en Cantabria. La reliquia llegaría a manos de Toribio de Astorga, en la Edad Media, desde Jerusalén. Este hecho fue el que motivó que, el 23 de septiembre de 1512, Julio II concediera a la ciudad una bula papal que fijaba que cada año en el que el 16 de abril, día de Santo Toribio, cayera en domingo, se celebraría un año jubilar, haciendo del monasterio un centro de peregrinación. Así es como nació el Camino Lebaniego.

Sin embargo, el éxito de este camino no se debe sólo a este factor. En primer lugar, se trata de un destino llamativo por la custodia de parte de la cruz; segundo, porque el monasterio alberga los restos del santo, del que se dice que tiene poderes curativos; y tercero, por su enlace con dos de las rutas que llevan a Santiago de Compostela: el Camino del Norte y el Francés, haciendo de Cantabria uno de los pocos lugares del mundo con dos caminos de peregrinación.

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Monasterio de Santo Toribio de Liébana (Cantabria) / Foto: auladereli.es

Al margen de los elementos religiosos e históricos, no podemos olvidar que, sin duda, el paisaje y la naturaleza hacen de este camino una ruta mágica, llena de bosques frondosos, caminos entre los árboles y aire puro y fresco. Algunos de los que han tenido la suerte de hacerlo lo describen como una ruta tranquila, con el único sonido de la naturaleza y en donde se puede encontrar una paz real.

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El Camino Lebaniego tiene su propia acreditación, la Lebaniega. Se recoge en la parroquia del Cristo, en Santander, y también se puede solicitar por correo electrónico. Al igual que en el Camino de Santiago, la libreta debe de tener un sello de cada una de las etapas; como mínimo han de completarse tres. La acreditación se puede sellar tanto en iglesias del camino como en albergues o en las oficinas de turismo.

La ruta hasta el monasterio consta de tres etapas:

Esta etapa comienza en la Iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles, de estilo gótico. El tramo crucial de esta travesía es Muñorrodero. En esta localidad se produce la separación de los peregrinos que van hacia el Camino de Santiago y de los que continúan la peregrinación hacia el monasterio de Santo Toribio.

En esta etapa del Camino Lebaniego podrás visitar numerosos edificios medievales como los restos del Hospital de la Concepción (s. XV-XVI), el Convento de San Luis (s. XV) o las torres medievales de Estrada y Cabanzón.

Este es el recorrido más largo, pero los monumentos que se pueden visitar harán que se te olviden los kilómetros de más. En esta etapa se encuentran dos de los tesoros arquitectónicos más importantes de Cantabria. Uno de ellos es la Iglesia de Santa Juliana, situada en Lafuente. Se trata de un edificio de estilo románico con influencia protogótica declarado Bien de Interés Cultural. En segundo lugar, se puede destacar el templo de Santa María de Lebeña, que se localiza en la misma población que le da nombre a la iglesia. Construido en el año 925, es uno de los ejemplares de mayor valor del prerrománico español.

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La última etapa es la más corta. Como hemos podido ver en las anteriores, en esta etapa del Camino Lebaniego también podemos encontrarnos con tesoros arquitectónicos. Uno de ellos es la Torre del Infantado, en Potes, del siglo XV. Se localiza en el casco antiguo de la ciudad, considerado Conjunto Histórico-Artístico, y actualmente se utiliza como Casa Consistorial.

Finalmente, y llegando al final del Camino, se sitúa el Monasterio de Santo Toribio, meta de la peregrinación. El complejo, construido entre los siglos XIII y XVIII, contiene rasgos de los estilos románico, gótico y barroco. Aquí es donde se encuentran los restos del santo y los del Lignum Crucis. Una de las partes más relevantes es la Puerta del Perdón, que se abre cada año jubilar. El pórtico, de estilo románico arcaizante, tiene las imágenes de los 15 santos de lebaniegos en bronce junto con una reproducción de la parte de la Cruz de Cristo.

Texto: Fátima González-Besada