5 viajes de última hora para el puente de octubre

Con el sabor de las vacaciones de verano todavía en la boca, lo cierto es que no hay que esperar mucho para volver a planear alguna escapada que nos ponga de nuevo en marcha. Cuando el otoño es todavía suave y benigno llega el puente de octubre, una ocasión inmejorable para animarse a un viaje de última hora.

Propuesta de viajes fáciles y apetecibles para el puente de octubre

1. Sevilla, un color especial

Sevilla
Sevilla. | Shutterstock

Una vez ha quedado atrás el intenso calor del verano sevillano, llega una época en que visitar la capital andaluza es una delicia para los sentidos. El esplendor de su grandiosa catedral gótica, la más grande del mundo, o el de los Reales Alcázares, sigue presente como siempre para una visita pausada y llena de belleza.

Pocas épocas hay mejores que octubre para perderse por el barrio de Santa Cruz, el ombligo de Sevilla, o degustar unas tapas al aire libre. Si añadimos un paseo en barco por el Guadalquivir, el viaje gana muchos puntos, lo mismo que la visita a la siempre impresionante Plaza de España o el Parque María Luisa, auténticos imprescindibles para quien todavía no conoce la ciudad.

En cuanto a las facilidades para visitar Sevilla, no podrían ser más. Aeropuerto, estación de AVE y una nutrida red de transporte público para no perder detalle. La capital hispalense brilla todo el año, pero en octubre es realmente difícil encontrar una excusa para no ir.

2. Toledo, imperial y cultural

Toledo
Toledo. | Shutterstock

Una escapada ideal sobre todo por su cercanía con Madrid, Toledo impresiona por su legado cultural, que en octubre se puede disfrutar sin prisas ni masificaciones. Las calles empedradas nos encaminan a las joyas de la que fue capital y ciudad multicultural por excelencia: la Catedral, el Alcázar o alguna de las sinagogas.

El arte también está muy presente, naturalmente, y la figura del Greco emerge como un gigante que no se puede ignorar. Una opción para disfrutar de su pintura es asomarse a la Iglesia de Santo Tomé, en la Plaza del Conde. Allí nos espera la espectacularidad de El entierro del Conde de Orgaz, una de las obras cumbre del artista cretense.

Todo el centro histórico de Toledo es como un museo al aire libre, pero sus encantos no acaban ahí. La magia de la ciudad se entiende mejor subiendo al Mirador del Valle, cruzando el Tajo, y respirando toda la belleza del entorno. También ayuda, claro está, probar el afamado mazapán toledano, una de las delicias que mejor definen esta ciudad.

3. San Sebastián, gastronomía y playas

San Sebastián
San Sebastián. | Shutterstock

Personas de medio mundo acuden a Donostia atraídas por la fama internacional de su gastronomía. Uno de los placeres, el de la buena mesa, que mejor expresa la sabiduría y el buen vivir de toda Gipuzkoa. En octubre, la buena noticia es que la gran afluencia disminuye, y el clima es todavía suave, ideal para un paseo por la playa de La Concha o en la Parte Vieja.

En cualquier caso, hablar solo de comida es no hacer justicia a San Sebastián, que cuenta con una destacada vida cultural y algunas posibles excursiones de lo más recomendable. Entre las muestras de lo primero, se puede conocer el Museo San Telmo, que enlaza la etnografía con las bellas artes; y de lo segundo, toda la zona es una maravilla, desde el Monte Igueldo hasta Pasaia y más allá.

Plantarse en la capital guipuzcoana no es nada difícil, teniendo como tiene un pequeño aeropuerto para vuelos nacionales y una buena red de trenes y autobuses. Además, la oferta de alojamiento (no hablemos ya de restauración) puede satisfacer a paladares de lo más variado.

4. La Ribera del Duero, los placeres del enoturismo

Ribera del Duero
Ribera del Duero. | Shutterstock

El paso del verano al otoño marca la época más señalada de la temporada vinícola: la vendimia. Un lugar donde el vino es un verdadero tesoro es la Ribera del Duero, esos 115 kilómetros que acompañan al río a su paso por Castilla y León. Desde San Esteban de Gormaz, en Soria, hasta Quintanilla de Onésimo en Valladolid, son muchos los pueblos donde vivir de cerca este acontecimiento.

La situación más o menos céntrica dentro de la península hace que toda esta zona sea fácilmente accesible, aunque requiera coche privado, y además nos regala paisajes con amplias vistas y suaves contornos. Destacan localidades como Aranda de Duero o Roa, muy relevantes dentro de la Denominación de Origen, pero también otras como Peñafiel, con su magnífico castillo.

En cualquiera de las poblaciones, el plan que no puede faltar es una visita a alguna bodega donde conocer el proceso que sigue el oro líquido de la región, y de paso degustarlo con toda la calma y dedicación que merece. La gastronomía de la región es el acompañamiento supremo para estos vinos, con quesos inolvidables o la experiencia sensorial del lechazo.

5. Cáceres, patrimonio universal

Cáceres
Cáceres. | Shutterstock

Aunque no tan bien conectada como otras capitales de provincia, Cáceres merece cualquier esfuerzo extra por ir a conocerla de cerca. La declaración como Patrimonio de la Humanidad de su centro histórico es toda una garantía de que no va a defraudar, y su carácter acogedor se encargará del resto.

El viejo centro de Cáceres es en octubre una experiencia especialmente sugerente: un entramado de calles tranquilas, llenas de palacios de gloria lejana e iglesias con mucho carácter. Comer en Cáceres es también un broche de oro, con manjares como las migas extremeñas, la torta del Casar o postres típicos como los sapillos.

Si disponemos de tiempo durante el puente de octubre, hacer una excursión a Guadalupe o a la bella comarca de La Vera convertirá una simple escapada en un viaje con todas las letras. Ese es el poder del patrimonio espiritual que alberga Extremadura y de los paisajes privilegiados que esconden algunas de sus mancomunidades.

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