Regreso a la Movida Madrileña: una ruta por sus bares

No está clara la hora en la que la noche envuelve Malasaña. Desde la tarde hasta que el sol se esconde, las cervezas y las tapas se mezclan en una frontera difusa entre una salida tranquila y el desfase más absoluto. Pero lo cierto es que desde algún indefinido momento vespertino hasta el amanecer, Malasaña vibra en bares, plazas, calles y pubs. Y hay algunos locales que aún se mueven con el eco de lo que fueron. Bares y discotecas que nacieron en los años 80 en un momento en el que Madrid experimentaba una revolución contracultural: la Movida Madrileña.

Un poco de historia

Si hubiera que poner una fecha de inicio a la Nueva Ola madrileña, como en un principio se llamó a esta novedosa corriente artística y social, sería el 9 de febrero de 1980. Aquel día tuvo lugar un importante concierto en memoria de Canito que ha pasado a la historia como el pistoletazo de salida de la Movida. Canito era el batería de Tos o, como se llamarían más tarde, Los Secretos. Este músico murió en la Nochevieja de 1979 en un accidente de tráfico y sus compañeros de profesión quisieron homenajearle en el salón de actos de la Escuela de Caminos. Artistas como Antonio Vega, Enrique Urquijo o Alaska tocaron en aquel inolvidable evento que fue transmitido por Onda 2.

El lugar donde termina la ruta de la Movida Madrileña: El Rastro

Si bien no se trata de un bar ni de una discoteca, el Rastro de Madrid es uno de los lugares en los que la noche madrileña de los 80 terminaba. Al menos, eso ha asegurado uno de los grandes iconos de la época, Pedro Almodóvar, en la Guía de Madrid de La Movida, de Jesús Ordovás y Patricia Godes. “Era importante acudir cada domingo al Rastro para demostrar a los amigos que habías sobrevivido a la noche del sábado”, aseguraba el cineasta.

En cualquier caso, tras finalizar esta calles de Malasaña, donde tras las puertas de El Pentagrama, Madrid me Mata, El 2D, la Vía Láctea o el Tupperware la música de los 80 hace bailar a los jóvenes y adultos del siglo XXI.