Los pueblos más bonitos de Ibiza
Ibiza es una de las islas más visitadas no solo del litoral balear, sino de toda España. Este lugar se ha ganado su fama por ser un oasis paradisíaco en mitad del Mediterráneo. Lleno de playas de ensueño con aguas cristalinas, calas perdidas en mitad de la nada y los encantadores pueblecitos de casas blancas que han creado el famoso concepto de “ibicenco”. Al margen de los sitios turísticos más populares, este artículo repasa esos pueblos considerados los más bonitos de Ibiza.
Ibiza fascinante: sus pueblos más bonitos
Santa Gertrudis de Fruitera
Para todos los amantes del turismo rural de interior que quieran conocer un paisaje único en la isla, Santa Gertrudis de Fruitera será un oasis. Este pueblecito está localizado prácticamente en mitad de Ibiza y describe a la perfección el estilo y ambiente que hay en toda la isla. A pesar de no tener playas, atrae cada año a muchos turistas europeos, ya que es una de las zonas donde más sol da. Además, cuenta con mucha oferta de restaurante. Sin duda un lugar ideal para pasar un día agradable, probar el producto local y conocer el ambiente bohemio de la isla.
Es Cubells
Es Cubells es uno de los pueblos que no podían faltar en esta lista ya que, a pesar de ser un diminuto pueblo, es uno de los puntos neurálgicos de Ibiza debido a su localización. Se encuentra en el sur y a pesar de estar en lo alto de un gran acantilado, tiene acceso a alguna de las calas más emblemáticas de todo el litoral. Además, tiene muy bien conservado su patrimonio y cuenta con la bonita iglesia de Nuestra Señora del Carmen, una iglesia teñida completamente de blanco.
Sant Carles de Peralta
Ubicada al noreste de Ibiza, Sant Carles de Peralta es un entrañable pueblo que, a pesar de su encanto actual, tiene una gran relevancia histórica. Se le considera el pueblo que sirvió de cuna a todo el movimiento hippie que aconteció la isla hace ya años. Este lugar tuvo un claro pasado campesino y fueron precisamente esas casas a las que llegaron los artistas de todas partes del mundo. Hoy en día es un pueblo ibicenco al más puro estilo, con puestos de artesanía por doquier y lugares históricos como Museo Trull de Can ‘Andreu y la iglesia de Sant Carles.
Sant Jordi de ses Salines
Justo en el límite con la ciudad de Eivissa y muy cerca del aeropuerto, se ubica el pueblo de Sant Jordi de ses Salinas. A pocos minutos del núcleo urbano de este municipio se encuentra la mayor salinera de la isla, el parque natural de ses Salines, las cuales atraen cada año a cientos de flamencos y ofrecen numerosas rutas de senderismo. Además, el pueblo tiene acceso a la cotizada playa d’en Bossa. Dentro de sus atractivos arquitectónicos, destaca la iglesia de Sant Jordi.
Sant Miquel de Balansat
El pueblo de Sant Miquel de Balansat está ubicado en el interior norte de la isla y su mayor atractivo se encuentra en su patrimonio histórico, con construcciones dignas de ver dentro de Ibiza. Una de las más importantes es su iglesia fortificada, del siglo XV, así como el templo que preside todo el pueblo, el conocido como Puig de Missa. Además tiene una gran oferta artesanal con muchos locales de cerámica, telares y orfebrería.
Valverde
Todo aquel que busque la tranquilidad y escapar del bullicio debe fijarse el pueblo de Valverde. Compuesto por unas pocas casas, este pueblo está situado al este de la isla y es un punto estratégico no solo para poder hacer rutas de senderismo por la isla, sino también para acceder a algunas de las calas más importantes de Ibiza, como Cala Blanca. Un destino imprescindible si se busca estar en contacto con la naturaleza.
Sant Joan de Labritja
Aunque parezca mentira, este era uno de los pueblos más habitados de la isla siglos atrás. Sin embargo, hoy por hoy se ha quedado como un remanso de paz para todos aquellos que busquen paz y desconectar. La organización de este pueblo destaca sobre el resto de la isla de Ibiza ya que se sale de la norma de casas blanca y su avenida principal está compuesta por casas continuadas y conservadas de la época antigua. Uno de sus puntos fuertes es la iglesia de Sant Joan.
Sant Vicent de sa Cala
Para todos los que vengan a Ibiza a buscar playas pero quieran escapar de las aglomeraciones, el pueblo de Sant Vicent de sa Cala es un paraíso. Este pintoresco y pequeño pueblo costero está articulado alrededor de una de las calas más emblemáticas de la isla, la cala de Sant Vicent, una gran playa de arenas blancas y agua tranquilas envuelta por un entorno natural lleno de acantilados. Con una gran oferta hotelera y un producto local de primera, es el destino ideal para ir a disfrutar el buen tiempo de Baleares.
Sant Mateu d'Albarca
Ibiza no es solo sol y playa, y hay muchos pueblos que dan prueba de ello saliéndose de las rutas convencionales y ofreciendo a sus visitantes una experiencia diferente. Es el caso de Sant Mateu d'Albarca, un pueblo de interior que tiene una gran tradición de viñedos. Tanto es así que todos los diciembres hacen la fiesta del Vino. Venir a este pueblo es querer disfrutar de la gastronomía y tradición de la isla en un entorno rural y conectado con la naturaleza.
Sant Agustí des Vedrà
Este pueblecito de Ibiza tiene un encanto especial ya que conserva su casco antiguo a la perfección, ofreciendo un paisaje sacado un escenario de película. No en vano, ha sido nombrado Patrimonio Balear. Sus calles y sus edificios están muy bien cuidados y destaca su iglesia y todo el conjunto histórico de su núcleo urbano. Un lugar ideal para conocer el encanto ibicenco sin tanta afluencia de turistas.
Sant Francesc de s'Estany
No se podía terminar esta lista sin hacer una mención especial a uno de los pueblos más diminutos de toda Ibiza, Sant Francesc de s'Estany. Normalmente, todos los pueblos de la isla están formados en torno a una iglesia, pero en el caso de este pueblo, la iglesia está completamente sola, ya que fue construida para los trabajadores de las salinas. Sin embargo, con el tiempo se fueron asentado algunas casas a su alrededor. Después de ser nombrado Parque Natural, ha quedado como un pueblo encantador por el que merece la pena detenerse.
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