Maravillas de Palencia que hay que ver al menos una vez en la vida

A la catedral de Palencia la llaman la Bella Desconocida y, en realidad, ese apodo podría aplicarse a toda la provincia. Más allá de ese románico maravilloso que adorna muchas de sus localidades, esta es una tierra de rincones sorprendentes donde historia y tradición se dan la mano. Todo ello, con el telón de fondo de un entorno fascinante. Iniciamos así el viaje por algunas de las maravillas de Palencia.

Maravillas de Palencia: joyas del patrimonio histórico y cultural

Esencia del románico palentino en San Martín de Tours

Iglesia de San Martín de Tours. | Shutterstock

La mayor concentración de arte románico de Europa está en Palencia. Su icono es la iglesia de San Martín de Tours de Frómista, inconfundible por su gran cimborrio poligonal y las dos torres cilíndricas de la fachada principal. Pero hay otros detalles que la hacen única, como las 300 pequeñas figuras, a cada cual más curiosa, que decoran los aleros.

La elegante belleza de este templo no hace desmerecer a la de otras muestras soberbias del románico palentino. Sirvan como ejemplo el friso de la portada de la iglesia de San Juan Bautista de Moarves de Ojeda, la colegiata de San Salvador de Cantamuda o el monasterio de Santa María La Real en Aguilar de Campoo.

La iglesia más antigua de España, San Juan de Baños

Iglesia de San Juan de Baños. | Shutterstock

Su apariencia modesta esconde más de trece siglos de historia. Pero San Juan de Baños, en la localidad de Baños de Cerrato, no es solo la iglesia más antigua de España, es también una de las escasas edificaciones de la época visigoda que se conservan. Se construyó en el año 661 por orden del entonces rey Recesvinto, agradecido por las aguas milagrosas de un manantial de la zona que aliviaron sus problemas renales.

Parada indispensable en el Camino Francés, a lo largo de su historia el templo ha sufrido modificaciones, pero aún se aprecian los recios sillares de su estructura, diez arcos de herradura originales y algunos capiteles reutilizados de construcciones romanas anteriores. Por cierto, de aquel manantial sanador aún brota agua.

San Pedro Cultural, un pequeño universo

Interior de San Pedro Cultural. | Shutterstock

En San Pedro Cultural casi se roza el cielo, literalmente. No hace muchos años, después de que se derrumbara el tejado de la iglesia, era el cielo de Becerril de Campos el que hacía las veces de cúpula. Tras un arduo trabajo de rehabilitación, lo que se admira al levantar la vista es una hipnotizante representación del firmamento.

Entrar es este pequeño pero fascinante centro astronómico permite aventurarse en un entretenido viaje a las estrellas a través de su singular cúpula celeste y de instrumentos científicos, de una línea meridiana en funcionamiento, un meteorito y un péndulo de Foucault, entre otros muchos objetos. Y todo ello en un templo que hunde sus orígenes en el siglo XII.

El Canal de Castilla, una impresionante obra de ingeniería hidráulica

Canal de Castilla. | Shutterstock

La construcción del Canal de Castilla fue un proyecto casi faraónico que nunca se acabó. De los cuatro ramales que debían servir de red de transporte fluvial para llevar el grano de los campos de Castilla a los puertos del Cantábrico solo se construyeron tres. Uno de ellos, el más espectacular, discurre enteramente por Palencia.

En el Ramal del Norte las sorpresas se suceden a lo largo de sus 75 kilómetros de recorrido, los de mayor desnivel y con mayor número de esclusas, 24 en total. Son sorpresas como la dársena de Alar del Rey, kilómetro 0 del ramal, o como la espectacular triple esclusa de Calahorra de Ribas. Recorrer esta fabulosa obra de ingeniería es una experiencia inolvidable que se puede hacer a pie o en bici por la orilla, pero también navegando en alguno de sus tramos.

El lujo de la villa romana de La Olmeda

Excavaciones arqueológicas en La Olmeda. | Shutterstock

Una de las maravillas de Palencia más exquisitas se encuentra en Saldaña. El suelo de esta monumental y opulenta villa agrícola romana es un derroche de arte, de paciencia y de fantasía. De sus 35 habitaciones, 26 están decoradas con fabulosos mosaicos. Es el del salón principal el más admirable, con elaboradas escenas mitológicas y de caza.

Tal es su valor, que el descubrimiento de esta villa y de sus mosaicos se considera uno de los más destacados de la arqueología de las últimas décadas. El yacimiento, protegido y musealizado, propone un auténtico viaje en el tiempo para sumergirse en la vida rural de la antigua Hispania.

Maravillas naturales de Palencia

Las Tuerces, un capricho de la naturaleza

Las Tuerces. | Shutterstock

Palencia tiene su propia ‘Cuidad Encantada’ muy cerca de Aguilar de Campoo. Es un laberinto de setas pétreas, de formaciones rocosas de formas surrealistas que dominan el paisaje desde una gran meseta elevada. Aquí la naturaleza se ha servido del tiempo y de la erosión para moldear un paisaje hechizante que invita a adentrarse en él para sentirse como la Alicia de la novela de Lewis Carroll.

No muy lejos del Paisaje Protegido de Las Tuerces se encuentra otra pequeña maravilla palentina: el cañón de La Horadada. Es una profunda herida en el terreno excavada por el río Pisuerga. En sus imponentes paredes verticales se esconden una veintena de cuevas que hace miles de años estuvieron habitadas. Ahora los únicos dueños y señores del lugar son los buitres.

La Tejeda de Tosande, un bosque de fantasía

La Tejeda de Tosande. | Shutterstock

La Tejeda de Tosande es un rincón casi fantasmagórico. Sus habitantes se elevan desde el suelo con sus raíces y troncos retorcidos de forma a veces casi imposible. Son 800 tejos, algunos de ellos gigantes milenarios, los que dan vida a uno de esos bosques encantados en los que hay que adentrarse sin prisas y sin miedo.

Este rincón de cuento se esconde en la Montaña Palentina, pero no es el único que hace de este parque natural una de las maravillas de Palencia. Las crestas del pico Curavacas y una sucesión de abruptos valles, escarpes y lagos glaciares son parte de su esencia. La otra son algunos de sus pobladores: osos pardos, urogallos o buitres leonados, entre otras especies protegidas.

Otras maravillas de Palencia: pueblos con encanto

Ampudia, una joya en Tierra de Campos

Ampudia. | Shutterstock

La poderosa torre campanario de la colegiata de San Miguel es como un faro que indica el lugar donde nos espera uno de los pueblos más bonitos de Palencia. Por sus 63 metros de altura y su parecido con cierta torre sevillana, hay quien la ha bautizado como la ‘Giralda de Campos’. A sus pies, un pueblo de aires castellanos y dos calles porticadas que parecen no tener fin.

A espaldas de Ampudia y desde lo alto de un cerro, un soberbio castillo controla todo el entorno. Es una edificación de aires góticos que ha vivido momentos de gloria y de abandono, pero que vuelve a mostrar todo su orgullo tras una profunda rehabilitación. Aunque es de propiedad privada, se puede visitar una parte, la que alberga la colección Eugenio Fontaneda.

El mundo subterráneo de Baltanás

Bodegas de Baltanás. | Carmen García Fdez, Wikimedia

Es lo más parecido a una aldea hobbit, si no fuera porque no es un escenario de fantasía y lo que esconden sus entrañas no son viviendas, sino bodegas. Aunque a simple vista parezca imposible, en un pequeño cerro de Baltanás se esconde un laberinto de más de 300 cavas. La forma de conseguir tal proeza fue distribuirlas en seis niveles superpuestos. Solo unas curiosas chimeneas dan la pista de la existencia de ese inframundo con aroma a buenos caldos.

No muy lejos está Torquemada, con más de 500 las bodegas censadas, pero repartidas en cinco barrios y con una distribución muy diferente. Se excavaron en terreno llano, por eso no se superponen, sino que sus accesos se alinean en buena vecindad como en cualquier otra calle de la localidad, lo que no impide que este sea un conjunto etnográfico tan interesante como asombroso.

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