Maravillas de Cáceres que hay que ver al menos una vez en la vida

Cáceres pertenece al selecto club de ciudades Patrimonio de la Humanidad. Es un reconocimiento más que merecido que corrobora su casco antiguo, con joyas como la Plaza Mayor, la concatedral y palacios como el de Carvajal o el de los Golfines de Abajo. Pero la provincia no desmerece a su capital porque reúne historia, pueblos idílicos, espacios naturales de enorme valor y algún que otro rincón singular. Iniciamos el viaje para descubrir algunas de las mejores maravillas de Cáceres.

Maravillas de Cáceres: pueblos con encanto

Granadilla, un pintoresco pueblo abandonado

Vista aérea de Granadilla
Vista aérea de Granadilla. | Shutterstock

Granadilla es un superviviente. El pueblo estaba condenado a desaparecer bajo las aguas del Embalse de Gabriel y Galán. Sus casas se desalojaron a mediados de los años 60 del pasado siglo y el silencio ocupó el lugar de las charlas al fresco y los juegos infantiles en la calle. Pero los cálculos fallaron y las aguas del pantano nunca lo alcanzaron.

A pesar de ello, el destino de Granadilla no era ser un pueblo abandonado más. Un programa de recuperación ha permitido desafiar al paso del tiempo y al olvido para que recupere parte de su viejo esplendor. El viejo castillo, la muralla que lo abraza y unas calles que parecen congeladas en el tiempo recuerdan la larga y singular historia de esta villa feudal.

La arquitectura tradicional de Robledillo de Gata

Robledillo de Gata
Robledillo de Gata. | Shutterstock

La Sierra de Gata, además de una enorme belleza, esconde un rosario de pueblos tan pintorescos como encantadores. Robledillo de Gata conserva la esencia serrana más auténtica. Su pequeño casco urbano, que se adapta escalonado a la pendiente del terreno, es un laberinto de calles estrechas y sinuosas por las que apenas pasa la luz.

Perderse por esas callejuelas lleva a descubrir una arquitectura tradicional de piedra, adobe y entramados de madera. Pero lo más sorprendente es contemplar casas enfrentadas que casi se rozan en las alturas o se unen a través de pasadizos volados. Queda algo más, porque el paseo por Robledillo de Gata está aderezado por el sonido del río Árrago, que aquí discurre entre pequeñas cascadas y pozas de aguas cristalinas.

Guadalupe: Patrimonio de la Humanidad

Real Monasterio de Santa María de Guadalupe
Real Monasterio de Santa María de Guadalupe. | Shutterstock

Una de las joyas más preciadas de Cáceres es también Patrimonio de la Humanidad: el Real Monasterio de Santa María de Guadalupe. Se trata de un magnífico edificio que tras su bellísima fachada mudéjar esconde maravillas como sus dos claustros o el camarín de la Virgen. Pero el monasterio puede presumir de mucho más, ya que ha sido testigo de destacados acontecimientos de la historia de España.

Guadalupe no es solo su monasterio. Es también uno de los pueblos más bonitos de la provincia. Su casco histórico es Bien de Interés Cultural y alberga rincones llenos de encanto, como los soportales de madera de algunas de sus calles, su judería y varias plazuelas con sus correspondientes fuentes. Muy cerca, además, se encuentra otra de las maravillas de Cáceres, en este caso natural: el Geoparque Villuercas-Ibores-Jara.

Trujillo, ciudad monumental

Plaza Mayor de Trujillo
Plaza Mayor de Trujillo. | Shutterstock

Trujillo se atreve a hacer sombra a Cáceres capital con un casco urbano en el que cada rincón recuerda viejas épocas de gloria. Su Plaza Mayor es una de las más bonitas y reconocibles de España, con ese gran monumento ecuestre de Francisco Pizarro. Pero es solo el aperitivo de una ciudad que conserva una magnífica colección de casas fuertes, palacios y templos.

Ese conjunto se alza a la sombra de un poderoso castillo. Es un edificio milenario en el que destacan sus 17 torres cuadradas y que conserva elementos de la vieja alcazaba árabe que fue su origen. Ofrece, además, unas vistas magníficas, puesto que en los días claros desde él se contemplan la Sierra de las Villuercas y la de Gredos.

Galisteo y su singular muralla

Galisteo
Galisteo. | Shutterstock

Una de las maravillas de Cáceres menos conocidas es la muralla de Galisteo. Se trata de una construcción sobria y robusta de la época almohade, diferente a otras porque se levantó con cantos rodados del río Jerte. Esos muros alcanzan 11 metros de altura y 3 de espesor, y miran hacia la histórica Vía de la Plata.

Esa muralla que rodea el casco antiguo es la joya de la corona de Galisteo, pero no lo único que se debe visitar en ella. Queda contemplar el ábside mudéjar de la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, el puente medieval sobre el Jerte o la Torre de la Picota, una imponente torre del homenaje que perteneció a una fortaleza ya desaparecida.

Maravillas naturales de Cáceres

El Valle del Jerte y sus tesoros

Cerezos en flor en el Valle del Jerte
Cerezos en flor en el Valle del Jerte. | Shutterstock

Hay pocos espectáculos naturales más sublimes que el de todo un valle teñido de blanco cuando asoma la primavera. En el Valle del Jerte la floración de los cerezos da vida a una postal embriagadora. Más de un millón y medio de árboles visten de blanco desde lo más profundo del valle a las laderas de las montañas que lo protegen.

La floración es un espectáculo tan bello como efímero, pero este valle tiene otros muchos atractivos. Esconde otra de las maravillas de Cáceres, la Garganta de los Infiernos, una reserva natural donde el agua en forma de cascadas y de pozas es protagonista. Uno de sus rincones más singulares son Los Pilones, una especie de parque acuático natural donde se suceden pozas pétreas conectadas por pequeños saltos de agua.

Las Hurdes: paisajes solitarios y miradores de infarto

Meandro del Melero
Meandro del Melero. | Shutterstock

Aquella «tierra sin pan» que retrató Luis Buñuel hace casi un siglo esconde algunos de los paisajes más sobrecogedores de Cáceres. Aislada y prácticamente olvidada hasta no hace mucho, la comarca de Las Hurdes muestra una belleza misteriosa. En ella, valles profundos y estrechos, saltos de agua y pueblos fantasma se suceden casi sin descanso.

Hay diferentes miradores para sumergirse en este singular espacio. El de las Carrascas ofrece unas vistas que resumen a la perfección la esencia de Las Hurdes. Mientras, el de La Antigua es un balcón privilegiado para contemplar un capricho de la naturaleza: el Meandro del Melero, un giro casi imposible de ese río Alagón que hace de frontera natural entre Cáceres y Salamanca.

La belleza salvaje del Parque Nacional de Monfragüe

Parque Nacional de Monfragüe
Parque Nacional de Monfragüe. | Shutterstock

El Parque Nacional de Monfragüe está en el corazón mismo de provincia de Cáceres. El suyo es un encanto indómito que tiene como eje vertebrador el río Tajo y como grandes atractivos su bosque mediterráneo, las dehesas y los escarpes que son hogar de colonas de buitres y águilas imperiales.

Uno de los mejores rincones para observar el vuelo de estas aves es el Mirador del Salto del Gitano. Pero no hay que quedarse en él. La variedad paisajística del parque y su inagotable riqueza natural obligan a recorrerlo con calma no solo de día, también de noche, puesto que tiene el reconocimiento como Destino Starlight.

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