El pequeño paraíso conocido como el ‘Punta Cana español’

Si hay algo de lo que puede presumir España es de una asombrosa variedad de paisajes y rincones fascinantes. No hace falta viajar miles de kilómetros para soñar en palacios dignos de Las mil y una noches, adentrarse en paisajes con parecidos razonables a los del Salvaje Oeste o incluso relajarse en playas de aires caribeños. Viajamos a una de estas últimas, al ‘Punta Cana español’, un pequeño edén que enamora a primera vista.

El ‘Punta Cana español’, el secreto de una isla

El ‘Punta Cana español’. | Shutterstock

Las similitudes de esos dos paraísos a los que separa todo un océano son más que evidentes. Su imagen es la de playas idílicas de arenas blancas, aguas tan tranquilas como cristalinas y palmeras que le dan un toque exótico. Hay más elementos comunes: ambas se encuentran en una isla, están protegidas por arrecifes y en ellas se pueden ver tiburones.

El primero de esos rincones paradisiacos, el auténtico, está en la isla de La Española, exactamente en República Dominicana. El ‘Punta Cana español’ lo tenemos bastante más cerca, en Tenerife, una de las Islas Afortunadas.

Historia del ‘Punta Cana español’

Playa de Las Teresitas. | Shutterstock

Ese ‘Punta Cana español’ es la playa de Las Teresitas. Está al nordeste de la isla, muy cerca del corazón de Santa Cruz de Tenerife y a los pies del pequeño pero encantador pueblo de San Andrés. No es un paraíso natural y ahí está una de las grandes diferencias con esa especie de hermano mayor con el que se le compara.

Hace cincuenta años, el paisaje era muy distinto; piedras y cantos volcánicos cubrían una playa donde las fuertes corrientes del Atlántico eran un peligro para los bañistas. Aunque la idea de crear en este lugar una playa completamente diferente no era nueva, no se materializó hasta los años 70. Fue entones cuando se trajeron miles de toneladas de arena del Sahara y del negro se pasó al dorado.

Para evitar que esa nueva arena desapareciera a causa de las corrientes y el fuerte oleaje, hubo que construir algo similar a un arrecife artificial, en realidad dos espigones y una escollera que hacen de rompeolas. Ese es el motivo de que las aguas que bañan la playa de Las Teresitas sean casi tan calmadas como las de un lago.

Con su kilómetro y medio de longitud, su belleza y los servicios con los que cuenta, este ‘Punta Cana español’ se ha convertido así en uno de los rincones más encantadores de Tenerife. De hecho, se trata de una de las mejores playas canarias para desconectar y disfrutar de una relajada jornada de sol y playa.

Curiosidades de la playa de Las Teresitas

Las aguas turquesas de Las Teresitas. | Shutterstock

Hasta que se decidió dar forma a este pequeño edén, la costa de San Andrés tenía en realidad tres playas: Los Moros, Tras la Arena y Las Teresas. Construir una playa paradisiaca en un rincón casi salvaje de la costa de Tenerife no resultó sencillo.

Fue necesario llevar hasta ella nada menos que cinco millones de sacos de arena y construir barreras para que el mar no se la llevara. No se consiguió del todo, puesto que 25 años después hubo que reponer 2800 toneladas de esa arena rubia en la que hoy crecen palmeras que contribuyen a darle ese toque caribeño.

Las Teresitas y su mar de arena dorada. | Shutterstock

La playa se inauguró el 15 de junio de 1973 y, curiosamente, despertó algunos recelos. No fue por la amenaza de la especulación urbanística de aquel momento, que también existió. Fue por una leyenda sin mucho fundamento que se hizo popular y que aseguraba que con la arena del Sáhara habían llegado escorpiones, hormigas rojas y otros visitantes indeseados.

Para hablar de visitantes singulares, hay que referirse a unos que sí son habituales en la playa de Las Teresitas: los tiburones ángel o angelotes. Estos escualos la han elegido como lugar de cría y no es extraño toparse con algún pequeño ejemplar oculto bajo la arena del fondo.

Importante: no hay nada que temer. Las Teresitas es una playa totalmente segura en este sentido porque, como su nombre da a entender, son tiburones inofensivos. No solo eso, sino que esta es una de las especies más amenazadas del planeta, de modo que lo más sensato es evitar causarles daño alguno.

El encanto del pueblo de San Andrés

Vista panorámica de San Andrés. | Shutterstock

San Andrés mira hacia la playa de Las Teresitas. Es un antiguo pueblo de pescadores que destaca en el paisaje con sus casas de colores y donde es posible degustar lo mejor de la gastronomía canaria para reponer fuerzas después de una jornada playera.

A pesar de su modestia, San Andrés esconde otros muchos encantos y curiosidades, como que se trata de uno de los núcleos de población más antiguos de las Canarias. Y si de historia hablamos, su vieja torre defensiva tuvo un papel decisivo a la hora de frustrar el ataque a la isla del almirante Nelson en 1797. Este no solo perdió la batalla, sino que también perdió un brazo a causa de un cañonazo.

San Andrés es también una de las puertas de entrada para descubrir la sobrecogedora belleza del Parque Rural de Anaga, uno de los lugares más fascinantes de la isla de Tenerife. En él son profundos barrancos, roques y bosques de laurisilva los protagonistas de paisajes que se graban para siempre en la memoria.

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