El patrimonio español, una joya digna de protección
Los bienes de nuestro patrimonio ocupan el primer puesto de los rankings de sitios que visitar en España. No es de extrañar; el valor histórico, artístico y cultural que poseían para determinadas comunidades ha trascendido fronteras y perdura en el tiempo. Y atrae a millones de visitantes cada año.
El patrimonio español es vital para el turismo, una actividad envuelta en un ferviente debate sobre su modelo actual, una conversación inevitable en un país que recibió a más de 85 millones de turistas el año pasado. Así surge la siguiente cuestión: ¿cómo podemos proteger nuestro patrimonio y preservar la base de nuestra economía?
El patrimonio histórico español
Desde la cultura talayótica mallorquina hasta los diferentes Alhambra de Granada y la Sagrada Familia, nuestro patrimonio cultural es increíblemente rico. España cuenta con 50 bienes declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y es el quinto con más bienes de este tipo.
Pero eso no es todo. Existen pequeñas maravillas que tal vez no gozan de la misma fama que los anteriores ejemplos, pero poseen un valor incalculable. Edificios eclesiásticos, residenciales o recreativos que forman parte de la cultura local y que necesitan tanta (o más) protección que los anteriores.
Las medidas de protección del patrimonio cultural
Los bienes declarados Patrimonio de la Humanidad son los más famosos. Protagonizan folletos turísticos y, por suerte, están protegidos por la Unesco. Aunque este mantenimiento y rehabilitación son imprescindibles para asegurar el bienestar de nuestro patrimonio, podemos hacer mucho más.
El proyecto HBIMSIG-Turismo de la Universidad Politècnica de València (UPV) expone la urgente necesidad de aplicar medidas preventivas para conservar el patrimonio. Propone un protocolo de planificación turística que encuentra el equilibrio entre las labores de conservación, las visitas lúdicas y la sostenibilidad social de los barrios históricos.
La plataforma HBIM-SIG ayuda a determinar la capacidad de carga turística de los edificios patrimoniales y los centros históricos, una información imprescindible para crear medidas sociales efectivas que nos permitan explorar nuestra historia y conservarla en un estado óptimo para las generaciones venideras.
Puede que la clave se encuentre en estas medidas sociales, pero decirlo es más fácil que hacerlo. Es necesario que las autoridades competentes actúen y establezcan normativas destinadas no solo a la conservación del patrimonio, sino a la protección de todas las actividades recreativas que rodean a estos lugares que han sobrevivido a cientos de sucesos históricos, tendencias artísticas y avances sociales y tecnológicos.