Consejo Regulador de la DO “Cariñena”
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Imágenes cedidas por © CRDO Cariñena
La denominación de vino Cariñena es la más antigua de Aragón y una de las históricas de nuestro país (1932). Las viñas han sido objeto de transformaciones mediante la introducción de variedades no autóctonas para la mejora de los vinos.
Encontramos diferentes tipos de vino bajo esta denominación. Destacaremos sus principales características sensoriales, las variedades utilizadas para su elaboración y algunas recomendaciones para su consumo.
En su elaboración se pueden utilizar una o varias variedades, entre las que encontramos Chardonnay, Garnacha Blanca, Macabeo, Moscatel de Alejandría y Perellada. También podemos encontrar vinos blancos de maceración carbónica.
Éstos se han elaborado encubando las uvas enteras sin romper, mientras tiene lugar la fermentación en el interior de la uva. Obteniendo vinos de color amarillo, afrutado intenso y suaves en boca.
Los tintos jóvenes resulta adecuado su consumo entre 14º y 16ºC. Son buenos acompañantes de legumbres, asados y embutidos. Las bodegas de la denominación Cariñena, logran óptimos resultados con crianzas moderadas en barricas de roble.
Participan las variedades autóctonas Garnacha y Cariñena, acompañadas de otras que aportan a los vinos estabilidad en el color, acidez y capacidad de envejecimiento. Además, consiguen una buena armonización.
Entre las variedades tintas cultivadas destaca la Cariñena, Cabernet Sauvignon, Garnacha tinta, Juan Ibáñez, Merlot, Monastrell, Syrah, Tempranillo y Vidadillo. Al igual que el vino blanco, se producen vinos tintos de maceración carbónica. Resultando vinos de color rojo cereza, de aromas frutales y sabor intenso.
Del cariñena hablaron en sus crónicas numerosos viajeros españoles y extranjeros que se aventuraron por la península. Enrique Cock cuenta cómo en 1585 Felipe II fue recibido en Cariñena con dos fuentes de vino, “una de blanco y otra de tinto, de las cuales cada uno bebía si tenía ganas”.
Ubicada en pleno Valle del Ebro, constituida por 14 términos municipales, en la provincia de Zaragoza. Existen distintos tipos de terreno y altitudes. Pero si hay algo que destaca en todos ellos son las piedras o “cascajos” como los llaman los vitivinicultores de la zona. En este tipo de suelos, casi en condiciones extremas, crecen diversas variedades de viñas.
El suelo, el clima y la orografía se combinan de diferentes maneras para dotar al territorio de una gran aptitud para la actividad vitivinícola. El clima de la zona se define templado medio con notable tendencia a continentalizarse, con inviernos fríos y los veranos muy calurosos.
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