Fiesta de la Trashumancia en Madrid, cuando las ovejas invaden la capital

Cada año desde 1994, uno de los últimos domingos de octubre tiene lugar la Fiesta de la Trashumancia en Madrid. Una ocasión en que las calles de la capital de España se llenan de ovejas, y alguna cabra, recordando los tiempos en que estas se dirigían a los valles y dehesas cálidos para pasar los meses de frío. Hoy en día vienen de las montañas de los Picos de Europa camino del sur. Actualmente solo entre 1.000 y 2.000 cabezas componen los rebaños que atraviesan la ciudad.

La Asociación Trashumancia y Naturaleza fue la encargada de crear esta festividad a principios de los noventa, junto al Ayuntamiento madrileño y otras agrupaciones. Por entonces, la situación de este tipo de pastoreo era límite. Las vías pecuarias habían pasado a un segundo plano desde 1936. Por ello, en un inicio la Fiesta de la Trashumancia en Madrid tenía un carácter reivindicativo. El efecto fue inmediato y en 1995 se aprobó una Ley para proteger y asegurar la continuidad de las vías pecuarias. Sin embargo, la celebración continuó teniendo lugar.

Fiesta de la Trashumancia en Madrid

En la actualidad el ganado hace noche en la Casa de Campo. Los animales van pastoreados a la Plaza Mayor y desde ahí a Sol. Posteriormente descienden por la calle Alcalá a la Plaza de Cibeles, donde son recibidas por las autoridades locales. Según el acuerdo alcanzado en 1418 entre la villa y el Honrado Concejo de la Mesta, se debe pagar 50 maravedíes por cada 1.000 ovejas y cabras que pasen por sus calles. Tras ello los actos siguen de vuelta a la Casa de Campo, donde se realiza una comida comunal.

Fiesta de la Trashumancia en Madrid

Antes de su entrada triunfal en Madrid, los rebaños de la Fiesta de la Trashumancia en Madrid realizan actividades en muchos de los municipios que recorren. Estos suelen consistir en charlas en los colegios locales. De este modo contribuyen a dar a conocer esta milenaria labor pastoril.

Una tradición ganadera histórica

La trashumancia ha sido una constante en la Península Ibérica desde la época de los Tartessos y celtas. Los modelos de estos últimos tendían a los rebaños colectivos y chocaron con los que trajeron los romanos. De esta forma los conflictos por estos motivos fueron muy habituales. La llegada de los bárbaros hizo regresar el trasiego de ganado.

En época musulmana se dio una diferenciación entre el ganado de árabes y cristianos. Los primeros dieron primacía a las cabras y los segundos a las ovejas. Tanto la carne como la lana ovinas eran un gran negocio y no tardaron en surgir asociaciones para defender los derechos ganaderos. Aragón fue pionera al respecto con ejemplos como la Casa de Ganaderos de Zaragoza.

Actos festivos durante Fiesta de la Trashumancia en Madrid

Asimismo, durante el final de la Alta Edad Media la existencia de zonas fronterizas deshabitadas hizo imposible que estas se cultivaran. Esto dejaba un gran espacio que los pastores de León y Castilla aprovecharon. Como en el verano se llevaban a cabo las campañas militares, se refugiaban en los agosteros, zonas de pasto de las montañas del norte donde pasar el estío. Mientras tanto, en invierno descendían a la tierra de nadie, a los invernaderos.

Tales trayectos supusieron un gran conflicto cuando los monarcas de Castilla lograron desplazar la frontera. Las villas prosperaron y la agricultura con ellas. El paso de los rebaños suponía que los cultivos acabaran siendo en muchas ocasiones pasto. Asimismo, las localidades comenzaron a cobrar impuestos de paso para compensar los desperfectos que causaba el ganado, así como el alquiler de dehesas en donde este pasaba la estación.

La Mesta, inspiración de la Fiesta de la Trashumancia en Madrid

Alfonso X el Sabio amplió todavía más las posesiones castellanoleonesas. A esto hay que añadir el auge de las ovejas merinas. Dicha raza fue la clave para que la ganadería se impusiera a la agricultura. El comercio de la lana que producían, que mejoraba su calidad con la trashumancia al vivir el animal en una suerte de continua primavera, generaba ingentes ingresos al reino. Para promocionarlo y proteger el monopolio sobre la oveja merina Alfonso X creó el Honrado Concejo de la Mesta.

Ovejas merinas en Extremadura

Esta sociedad gremial obtuvo un enorme poder que los Reyes Católicos rubricaron. Poseían una gran independencia jurídica en todo lo relativo a la trashumancia. Diversos privilegios aseguraban que las condiciones del trasiego de vacas, cerdos, ovejas o cabras fueran estables. Los alquileres de agosteros e invernaderos tenían precios fijos. Asimismo, una inmensa red de vías pecuarias, de más de 120.000 kilómetros, fue creada. Las famosas cañadas reales servían como auténticas autovías de ganado, con anchuras de varios centros de metros en algunos tramos. Son especialmente conocidas las Leonesas, la Soriana o la Vizana, relacionada con al Vía de la Plata. Quedaban complementadas por otras cañadas y caminos menores como cordeles, veredas y coladas.

No obstante, la llegada de los Borbones supuso un golpe para la Mesta. Felipe V y Carlos III dieron pie a la exportación de las merinas. Hasta entonces era algo penado con la muerte. El precio bajo y finalmente la ganadería perdió su lugar preponderante. Las Cortes de Cádiz propusieron acabar con la organización y esto acabó ocurriendo en 1836. Los pastores siguieron llevando a cabo sus viajes hasta la Guerra Civil. Entonces estos pararon y llevaron a la situación de crisis que generó la Fiesta de la Trashumancia en Madrid.