Kike Arnaiz, el nómada que quería ser músico y se convirtió en fotógrafo

Kike Arnaiz, nacido en Aranda del Duero, es de esas personas que pueden llamarse a sí mismas “nómadas”. Porque su vida ya no transcurre, como la de la mayoría de las personas, en un lugar concreto. Su vida es, más bien, un viaje continuo: a Asia, a África, a Europa, a Oceanía o a América. Una vida que transcurre entre todos los continentes.

Su pasión por viajar viene de lejos, de cuando era pequeño, de cuando quería dedicarse a la música e irse de gira por todo el mundo. Un sueño que ha conseguido realizar, aunque de una forma muy distinta: gracias a la fotografía y a su canal de Youtube. A pesar de todo este movimiento, Arnaiz, a veces, acude a su tierra de la infancia para descansar. Desde allí, justo después de venir del Ártico, es desde donde contesta todas estas preguntas.

¿Cómo se convierte un sedentario en nómada?

Tienes dos pasiones: la fotografía y los viajes. He leído que fue al hacer portadas de álbumes de música como encontraste tu pasión por la fotografía. Pero ¿de dónde viene la pasión por viajar?

La pasión por viajar creo que la he tenido desde pequeñito y está super relacionada con la música. Mi sueño era poder viajar por el mundo dando conciertos. Mi primer concierto en el extranjero (nos invitaron a viajar a Francia), para mí era como “guau, cumpliendo un sueño”. Yo me veía así en mi vida: con una furgoneta, yendo todos los fines de semana de un sitio a otro a tocar… Cuando descubrí que con la fotografía podía hacer eso a una escala incluso mayor, me enamoré aún más de la profesión.

¿Recuerdas si hubo un viaje, un libro o un acontecimiento que fuera un punto de inflexión para ti a este respecto, que te animara a viajar?

Tengo la suerte de que, desde pequeño, mis padres me han llevado siempre de viaje. Más o menos uno o dos grandes al año y, luego, escapadas de fin de semana. Entonces lo tengo desde pequeño incrustado en el cuerpo. Pero aparte de esto, sí que hubo un clic, que fue cuando, con 16 años o así, me fui con un amigo a recorrer toda Europa. Hicimos un Interrail. Dormíamos en el tren, en la calle… Con mis padres iba más a hoteles, pero, con mi amigo, era más un viaje de exploración, de perdernos… Ahí descubrí lo emocionante que puede llegar a ser un viaje.

El significado de viajar para Kike Arnaiz

kike arnaiz

¿Qué significa para ti viajar?

Para mí viajar es una forma de aprender continuamente. Cuando sales de la rutina tienes que estar siempre con los ojos abiertos, adaptándote a nuevos desafíos, nuevas culturas, nuevas costumbres… Para mí es una forma de mantenerme creativo, activo, vivo… Una forma de formarme, de aprender y de tener siempre algo nuevo que hacer o que ver.

Lo que pasa es que, al viajar tanto, me imagino que la experiencia terminará convirtiéndose en rutina. ¿Cómo consigues mantener la emoción?

Tengo la suerte de que no tengo un jefe que me diga “tienes que estar aquí en este momento”, sino que soy yo quien decide. Entonces, salvo trabajos puntuales que me dicen “oye, tienes que fotografiar esto en tal país”, siempre tengo la libertad de decir “vale, estoy cansado de viajar, así que descanso”. ¿Que quiero visitar a mi familia? Pues cojo unos días y me voy para España. Incluso puedo elegir el destino, decir “oye, estoy cansado de Europa, me apetece Asia”. Eso me da la flexibilidad de no cansarme o no sentirlo tan rutinario.

¿Qué diferencias encuentras entre viajar por placer y por trabajo?

Me cuesta mucho diferenciar una cosa de otra porque son un poco lo mismo. Como tengo la posibilidad de elegir cómo y cuándo lo hago y a dónde voy, pues sí que suelo trabajar mientras viajo. Pero a la vez estoy en un destino que me gusta estar.

Sí que he llegado al punto de quemarme por estar en destinos que no me gustaban y dije “hasta aquí, no tengo por qué estar haciendo esto”, pero tampoco he dicho “me voy de vacaciones y no voy a  hacer nada”, porque de repente estoy en un sitio chulísimo, se da la ocasión de que hay una foto bonita y, entonces, la voy a hacer. Porque las fotografías y los vídeos son también mi pasión. No es solo mi trabajo, sino que es algo que disfruto.

Normalmente cuando cojo vacaciones o dejo de generar contenido es cuando vuelvo a España, cuando vuelvo para estar en casa de mis padres, a estar en una casa y no hacer nada. Coger un Airbnb bonito, dedicar el tiempo a la pintura, a ver películas o lo que sea... La mayoría de la gente tiene relacionado el concepto de vacaciones con viajar, pero yo la parte de vacaciones la siento más cuando puedo descansar.

Me imagino que, al viajar tanto, muchos de tus viajes serán en solitario. ¿Qué ventajas tiene viajar solo? ¿Lo recomendarías?

Cada vez menos. Tengo pareja desde hace cuatro años y ya viajamos mucho juntos, pero yo cuando me lancé a la aventura dije “no voy a esperar a que nadie venga conmigo”. Porque antes era como: “¿Quién se viene?”. “Nadie”. “¿Quién se viene?”. “Nadie”. Y pensé “no voy a esperar, voy yo solo”. Esa es la principal ventaja, que no dependes de tener que esperar a alguien, de tener que cerrar unas fechas concretas, de compartir decisiones (presupuestos, alojamientos, comidas)... Encontrar una persona que viaje contigo a largo plazo y que encajes en todo es complicado, pero tú solo siempre tienes la libertad de elegir cómo, cuándo y dónde quieres estar.

También te da oportunidades de conocer mucho más cultura local, gente nueva… porque si vas con un grupo de amigos, por ejemplo, es fácil que solo hagáis piña entre vosotros. Si vas solo, vas a hostels, te apuntas a actividades, etc. Es muy fácil que acabes conociendo a mucha más gente y tengas una experiencia más auténtica y local.

“De todos los países por los que he viajado, España es al que más vuelvo”

lagos de somiedo

Una vez has sabido manejarte con la cámara y una vez descubriste esa pasión, ¿has encontrado algo nuevo en algún lugar que ya conocieras? Por ejemplo, en un lugar que conocieras desde pequeño, como Aranda.

La cámara sí que es muchas veces una herramienta para conocer más allá.  Por ejemplo, en Aranda del Duero nunca me había puesto a mirar qué aves o qué mamíferos había en el campo. Lo mismo con los paisajes. Hay veces que no te pones a explorar los lugares que tienes alrededor hasta que no tienes una cámara y dices “venga, voy a intentar pillar un atardecer en un río”, y te das cuenta de que hay lugares preciosos cerca de ti. Yo creo que es una excelente herramienta para conocer cosas y gente.

¿Algún ejemplo de un atardecer que hayas encontrado y te haya gustado?

He tenido muchos, muy especiales, y siempre me encuentro a mí mismo diciendo: “Buah, este es el más bonito que he visto nunca”. Luego pienso que eso ya lo he dicho antes 15 veces de otros sitios. Tengo muy buenos recuerdos, que se me ocurran ahora mismo, de un salar en Etiopía. También de uno en Wadi Rum, en Jordania, que es un desierto donde se han grabado pelis de Star Wars.

¿Alguno en España?

Recuerdo con mucho cariño uno en Somiedo, en Asturias, en uno de mis primeros viajes. Porque antes de viajar por el mundo, viajé por España. Estábamos en la zona de los lagos y subieron las nubes. El atardecer estaba por encima de ellas y las tiñó de colores. Fue precioso.

¿Qué echas de menos de España, de Aranda del Duero o de Madrid, cuando te vas fuera? Por ejemplo, una respuesta muy recurrente son las persianas.

Las persianas no las echo de menos en absoluto. De hecho, me he dado cuenta de que no me gustan y de que antes, cuando empecé a viajar, decía: “No entiendo como otros países no tienen persianas”. Y ahora digo: “No quiero persianas en mi vida, me encanta levantarme con luz natural”. Me parece terrible que esté durmiendo y se me hagan las 10 de la mañana porque la habitación esté completamente negra.

Una de las cosas que más echo de menos cuando salgo es la comida. Aquí comemos mucha variedad de productos y platos que no se encuentran en otros sitios. En otros países la dieta se basa en tres platos y en España tenemos una variedad infinita.

¿Algún plato en concreto que eches de menos?

Siempre menciono las lentejas y cuando llego a casa de mis padres sí o sí el día que aterrizo hay lentejas. Eso está asegurado.

Has viajado mucho por el mundo, pero ¿por España?

España, dentro de ser un país relativamente mediano, tiene cosas infinitas por conocer y muy variadas. Tenemos desde desiertos y playas hasta montañas y bosques increíbles, además de mucha fauna interesante. De hecho, de todos los países por los que he viajado, España es probablemente el que más conozco, al que más vuelvo, al que más he viajado de pequeño… Pero aún siento que me falta mucho por conocer.

¿Qué zonas conoces?  ¿Cuáles te faltan por conocer?

He viajado especialmente por el norte y por las zonas de montaña. No conozco tanto Extremadura o Andalucía. Creo que sí que he estado por todas las comunidades autónomas y provincias, pero aún así te das cuenta de que dices “venga, me voy a conocer Segovia”, y en Segovia ya puedes estar 10 meses que siempre te van a faltar lugares, y eso que es un sitio relativamente pequeño. Ya no te cuento si vas a Pirineos.

¿Lugar favorito de España?

Los Picos de Europa en Cantabria.

¿Y rincón muy muy concreto?

Como rincón se me ocurren varios, como el hayedo de Montejo o la selva de Irati, otro hayedo, por quedarme con alguno.

Entiendo que elijas el otoño porque en sitios así es una barbaridad…

Eso es algo que tenemos en España que en muchos otros lugares no se vive con tanta intensidad: los cambios de estación. En otros sitios es temporada seca o temporada de lluvias. Y ya está. Eso es algo de lo que me di cuenta viajando. Yo pensaba que en todos los sitios había primavera, verano, invierno y otoño, pero solo lo tenemos en ciertos países. Y es muy bonito tener las cuatro estaciones: disfrutar un tiempo del frío, disfrutar del calor, disfrutar del otoño, de las hojas, de la diferente fauna que hay en cada momento…