"Tannhäuser" de Wagner

La idea de componer una obra sobre Tannhäuser, un trovador de Franconia que sustituyó las canciones de amor por la lucha en las cruzadas, le rondó por la cabeza a Wagner allá por el año 1839, durante su desafortunada estancia en París, pero no fue hasta 1842, durante sus vacaciones de verano en Bohemia, al poco de volver de Francia, cuando empezó a trabajar en la ópera. Para 1843 ya había terminado el libreto y algunos esbozos de la partitura; dos años después, el 13 de abril de 1845, ya había completado la ópera; dejando la obertura para el final. Wagner escribió el libreto basándose en cuatro relatos previamente escritos: El fiel Eckart y Tannenhäuser de Ludwig Tieck es la principal fuente de la que bebió Wagner para concebir el libreto. Se trata de una recopilación de relatos que narran las historias de Tannenhäuser en el Monte de Venus, su peregrinaje a Roma y su rechazo por el Papa. El concurso de los cantantes del poeta E.T.A. Hoffmann, sobre un concurso de canto en el castillo de Wartburg. Las dos últimas obras en las que se inspiró fueron Elementargeister, que contiene un poema irónico sobre Tannhäuser, y Das Marmorbild, una obra de teatro de Friedrich de la Motte Fouqué.

El estreno tuvo lugar en el Dresden Hoftheater el 19 de octubre de 1845 y fue un absoluto fracaso. Joseph Tichatscheck, el cantante principal con una larga trayectoria a sus espaldas, no estaba a la altura de la exigencia vocal que requería un rol como el de Tannhäuser. En la segunda función, el teatro estaba completamente vacío. Más tarde, en 1860, Napoleón III le ofrecería la posibilidad de escenificar la ópera en París. Como era costumbre en Francia y para satisfacer el gusto del público francés, pidieron que Wagner incluyera un ballet durante el segundo acto. A Wagner no le pareció buena la idea, puesto que un ballet en el segundo acto interrumpiría la acción de la ópera. Pese a un primer rechazo, decidió incluirlo, pero no en el segundo acto, sino justo después de la obertura, algo que no sentó muy bien al público francés, puesto que también era costumbre llegar tarde a la ópera. Para colmo, la música para el ballet fue compuesta en un momento que coincidió con profundo cambio en el estilo de Wagner. Para esas fechas ya había compuesto Tristán e Isolda, partitura que había supuesto un punto de inflexión en su estilo, y la música compuesta para el ballet dejaba ver la imprenta de una nueva concepción de la música que no gustó a los franceses, que interrumpieron las representaciones con gritos y explosiones