Pese a que su desarrollo real sea mucho más temprano, la joyería y orfebrería como oficio tradicional en Castilla la Mancha hunde sus raíces en la Edad Media con la aparición de los primeros gremios profesionales. Desde entonces y hasta ahora, este oficio ha ido perfeccionándose con el paso de los siglos localizándose siempre en puestos preeminentes entre las diferentes artesanías locales. Su evolución estilística ha ido siempre paralela al gusto de cada época y ésto queda reflejado en la gran calidad de las piezas que se fabrican, así como en la variada amalgama de influencias que éstas presentan.
Actualmente, se trata de un oficio tradicional de gran prestigio que trabaja mayoritariamente sobre metales nobles y seminobles, como la plata, que son posteriormente engarzados con piedras preciosas u otra clase de elementos más humildes. Los artesanos de esta especialidad se reparten en sus talleres de joyería en Castilla La Mancha por todo el territorio comunitario estando presentes en ciudades como Talavera de la Reina, Albacete, Cuenca o Guadalajara.