La cestería ha sido uno de los oficios tradicionales con mayor raigambre en el archipiélago canario. Históricamente, ha habido en sus siete islas grandes manipuladores de fibras vegetales que han ido viendo como su número y trascendencia iba decreciendo progresivamente aunque sin perder, incluso hoy en día, las características que hicieron grande a esta artesanía en el pasado. Parte de la riqueza de la cestería canaria es debida a una climatología que provoca, especialmente en las islas occidentales, la diversidad vegetal apropiada para el desarrollo de la actividad.
Tres son los materiales principales con que los cesteros canarios manufacturan sus productos: caña, mimbre o pírgano (nervio central de la hoja de palmera). De la elección del material apropiado derivará la fortaleza del producto final que, a la postre, decidirá su función ornamental o práctica. Actualmente, existen artesanos en lugares como Las Palmas de Gran Canaria, Haria, Teguise o Icod de los Vinos.