La gastronomía de Ciudad Real: condimentos de historia y modernidad

Entre aspas de molinos que rotan lentamente bajo el sol y atalayas enredadas en belleza silvestre, Ciudad Real se alza como una metrópoli de infinitas posibilidades. Una ciudad donde se respira el pasado y, simultáneamente, se perciben en el aire las promesas de un porvenir que no olvida sus raíces, pero rebosa nuevas ideas, vanguardia y progreso. 

Una transformación que se gesta entre cráteres, en el mismo corazón de una tierra de volcanes: Campo de Calatrava, reconocido como Geoparque Mundial de la Unesco. Esta zona cuenta con el yacimiento minero de mercurio más grande del mundo, ubicado en Almadén. Por su parte, el centro sur de Ciudad Real capital se levanta sobre cuatro maares o cráteres hidromagmáticos.

La riqueza paisajística de Ciudad Real queda reflejada en una gastronomía de acento manchego que se empieza a degustar en las tapas que cautivan la mirada desde las barras de los bares. Es un primer mordisco a una magdalena de Proust que evoca historia, tradición e ingredientes de primera calidad cuidadosamente cosechados y recolectados. 

Ingredientes como los exquisitos aceites con denominación de origen, por ejemplo Montes de Toledo, Campo de Calatrava o Campo de Montiel, cuyos verdes olivos decoran los paisajes de la provincia de Ciudad Real. Sus frutos, principalmente las variedades de aceituna Cornicabra y Picual, impregnan los platos que se elaboran en las cocinas ciudadrealeñas y se sirven en sus hogares y excelentes restaurantes.

En Ciudad Real, muchas de esas fuentes contienen productos cinegéticos; es decir, de caza. Carnes de ciervo, jabalí, codorniz y conejo protagonizan algunos de los sabores más buscados en la urbe por las personas aficionadas a este sector. 

Queso manchego
Queso manchego. | Shutterstock

No obstante, es impensable realizar un menú de degustación de Ciudad Real sin dejarse seducir por los intensos carices de sus quesos, especialmente si se trata de la D.O.P. Queso Manchego. Este manjar ligeramente picante marida a la perfección con los magníficos vinos de los que se puede disfrutar en Ciudad Real, que a su vez constituyen un acompañante insuperable para sus platos tradicionales.

Para probarlos, es posible imitar al hidalgo más famoso de La Mancha, Don Quijote, en cuya casa era costumbre comer «duelos y quebrantos los sábados», como reza la gran obra de Cervantes. Este plato de nombre caballeresco se compone de huevo, chorizo y tocino de cerdo, un revuelto sencillo que se sirve caliente y se disfruta tanto o más que en tiempos pasados.

Hundir la cuchara en esas recetas cálidas, caseras, elaboradas con ingredientes locales, es la mejor manera de experimentar la gastronomía manchega en todo su esplendor, y en Ciudad Real no podía ser diferente. En ocasiones, la procedencia de estos platos salta a la vista en el mismo nombre, como sucede en el caso de las migas manchegas, el pisto manchego o las gachas manchegas. Por otro lado, en las cartas de Ciudad Real también hay que fijarse en elementos como el tiznao, preparado con bacalao en salazón y verduras; y en la caldereta de cordero, con una pincelada de vino blanco.

Plato de migas manchegas
Plato de migas manchegas. | Shutterstock

En este viaje en el tiempo dedicado a las papilas gustativas, es esencial detenerse en las fiestas de Ciudad Real. Por ejemplo, cultura y gastronomía se enlazan en las Jornadas Históricas, una ocasión ideal para deleitarse con música antigua, visitas teatralizadas y catas históricas, como las Jornadas de Cocina Alfonsí, donde se puede retroceder a la época de Alfonso X a través del paladar.

No obstante, si hay una celebración que define a Ciudad Real, debe ser la Pandorga, declarada Fiesta de Interés Turístico Regional. Se trata de una oda a la agricultura y las cosechas, un acto de agradecimiento al eterno regalo de la tierra y la naturaleza que se materializa en las ofrendas realizadas a la Virgen del Prado, patrona de la ciudad.

Asimismo, los alimentos que se aprecian con motivo de la Pandorga afloran durante estas fechas en forma de platos típicos manchegos. También se disfruta de la “zurra” o la “limoná”, una bebida refrescante a base de vino blanco, azúcar, limón y hielo que protagoniza el famoso Concurso de Limoná.

Trajes regionales, flores y desfiles inundan de colores las calles de Ciudad Real, que luce más bella y más conectada con sus raíces que nunca. En este deslumbrante espectáculo de imágenes y música, destaca la figura del Pandorgo, el anfitrión de la fiesta. La esencia cervantina, tan presente en Ciudad Real, se cristaliza en la persona proclamada como la Dulcinea.

Estatua dedicada a la Pandorga en Ciudad Real
Estatua dedicada a la Pandorga en Ciudad Real. | Shutterstock

Incluso cuando se da por concluida la fantástica Pandorga, el verano no pierde su espíritu festivo, ya que agosto es el mes de las Fiestas Patronales de Ciudad Real. La estrella principal es la misma, la Virgen del Prado, y se le rinde homenaje de formas diferentes. Se suceden las procesiones y los desfiles, así como eventos más lúdicos como el Baile del Vermú o los conciertos de música en vivo que amenizan las jornadas. 

Dejarse llevar por las melodías y los sabores de dichos festejos, y del resto de eventos culturales y gastronómicos que tienen lugar en este lugar manchego de cuyo nombre no hay forma de no acordarse, es simplemente un regalo para los sentidos que parece no tener fin. 

Catedral de Santa María del Prado, Ciudad Real
Catedral de Santa María del Prado, Ciudad Real. | Shutterstock

Porque en Ciudad Real existe un valioso arraigo al pasado, a la tradición y a la herencia histórica, a las costumbres y a los alimentos que enriquecen tanto su personalidad. Una esencia propia y auténtica hasta la médula que, sin embargo, no le cierra las puertas al hecho de entablar una conversación con el futuro.

Por ese mismo motivo, es sorprendente y digno de admirar que una ciudad con tanta historia también sea un importante punto de encuentro en el que se celebran congresos y eventos de toda clase. Ya sea por su cercanía a Madrid, su conveniente comunicación con otras ciudades españolas o por su interesante oferta de hostelería y espacios dedicados a este tipo de actividades, Ciudad Real se ha convertido en un destino especialmente atractivo para organizar reuniones.

El mencionado contraste entre el antiguo patrimonio Ciudad Real y su mirada a la modernidad puede percibirse en la Institución Ferial de la Diputación de Ciudad Real (IFEDI). Sus amplias salas y líneas infinitas, diáfanas, componen el lienzo perfecto para abrir fronteras y entablar conversaciones que miran al futuro, a proyectos nuevos y estimulantes. Un horizonte inmejorable para ponerle el punto final a este relato sobre una ciudad que tiene muy presente su pasado, pero también su porvenir.

Artículo escrito en colaboración con Saborea España.