El escudo de Santa Cruz de Tenerife y los almirantes ingleses

El escudo de la provincia y la La Palma, para ir luego a Tenerife, desde donde partieron hacia Cádiz. Pero cuando navegaban cerca de la isla de Gran Canaria fueron alcanzados por una embarcación que les avisó de que una flota con 23 barcos de guerra ingleses les acechaba en las costa de Andalucía.La flota regresó a Tenerife. A lo largo de dos meses desembarcaron a tierra el tesoro que transportaban. Santa Cruz era una pequeña población de 1.125 habitantes, dotada de un castillo y un fuerte.

Trataron de desembarcar para tomar la ciudad pero recibieron un mortífero fuego de la artillería que les causó muchas bajas y les obligó a retirarse durante la noche. Al día siguiente Jennings envió un mensaje a los españoles explicando que se había tratado de “un error” el ataque, explicando que los partidarios de Felipe habían sido derrotados en la Península y conminando a la guarnición a que se pasase al bando del aspirante al trono el Archiduque de Austria. De lo contrario, tomarían la ciudad por la fuerza. Al ultimátum contestó el corregidor de la ciudad escribiendo: “si Felipe, nuestro rey, lo hubiera perdido todo en la Península, estas islas le seguirían siendo fieles”. Ante semejante respuesta, y sin ganas de repetir el asalto, los ingleses optaron por retirarse.A las ocho de la mañana, el 30 de abril de 1657 doce fragatas de la armada inglesa mandada por el almirante Robert Blake entraron en el puerto atacando a los dos galeones y tratando de abordar a los navíos de transporte. Los demás barcos británicos se enfrentaron con la artillería del castillo de San Cristobal. Dado que los galeones estaban amarrados y fondeados no pudiendo maniobrar, combatiendo hasta que sus propios tripulantes los incendiaron (con el fin de que no fueran capturados). Tras siete horas de combates todos los barcos españoles resultaron incendiados; los ingleses se retiraron remolcando a su fragata capitana, que había resultado desarbolada.

Robert Blake
John Jennings
Los atacantes tuvieron 50 muertos y perdieron al almirante Blake que murió al poco de desembarcar en Inglaterra; los españoles perdieron 300 muertos y todos los barcos fondeados. El tesoro se salvó íntegramente, siendo transportado meses después a la Península. Ambas partes se atribuyeron la victoria. Durante la Guerra de Sucesión, el 3 de noviembre de 1706 se presentó ante Santa Cruz de Tenerife una flota formada por doce navíos de línea y otras embarcaciones de apoyo al mando del contraalmirante John Jennings.En la noche del 21 de julio de 1797 la flota inglesa del contraalmirante Horacio Nelson se acercó sigilosamente a Tenerife; estaba compuesta por cuatro navíos de línea, cuatro fragatas, una nave de apoyo y mil soldados. Al amanecer del día 22 fueron avistados por una campesina que se dirigía a la ciudad a vender sus productos; esta le dio un grito de aviso a los soldados de la Torre de San Andrés, que fueron quienes transmitieron la noticia a las autoridades. El teniente general Gutiérrez de Otero había reunido en Santa Cruz de Tenerife unos 1.700 hombres entre campesinos, milicianos, soldados y marineros de un buque francés.
Horacio Nelson
Torre de San Andrés
Después de desembarcar los ingleses en la playa de Valleseco, fracasaron en su asalto al castillo de Paso Alto, debiendo de reembarcar en la noche del 23 al 24 de julio. La noche del día siguiente, aprovechando la oscuridad, unos 1.300 hombres embarcados en 40 lanchas de desembarco y una goleta se dirigieron directamente al muelle del puerto de Santa Cruz de Tenerife; pero fueron descubiertos, comenzando el combate. El buque La Fox fue hundido por la artillería española. Muchas de las lanchas se estrellaron contra las rocas, ahogándose decenas de soldados. Unos 700 infantes de marina consiguieron desembarcar en las playas de La Caleta y Las Carnicerías; después de denodados combates unos pocos consiguieron abrirse paso hasta el muelle.
Astorga_FB
El propio comandante de la expedición Horacio Nelson fue herido por un disparo del cañón “tigre” debiendo ser reembarcado para que le amputaran el brazo derecho. Los ingleses que desembarcaron se abrieron paso hasta el Convento de Santo Domingo, donde se hicieron fuertes. Los intentos de nuevos desembarcos de tropas fracasaron y el comandante de la infantería británica solicitó condiciones para su rendición.A resultas de las negociaciones los ingleses se comprometieron a no incendiar la ciudad ni volver a atacar las islas Canarias, a llevar a España una carta con la noticia de su derrota (pues las islas estaba incomunicadas con la Península por el bloqueo británico), a entregar sus pertrechos militares (con los que reforzar la precaria defensa local) así como las banderas de dos de sus barcos. A cambio consiguieron el reembarque de sus soldados y que se atendieran a sus heridos más graves. La caballerosidad de Gutiérrez fue correspondida con una carta de Nelson y el envío de un queso; ambas partes cumplieron lo pactado. Embarcaciones españolas incluso ayudaron a algunos maltrechos barcos británicos —carentes de velas pequeñas para maniobrar— hasta salir a la mar abierta.En un espacio subterráneo a la Plaza de España hay un Centro de Interpretación del Castillo de San Cristobal en el que se conservan partes de las murallas y objetos de las batallas.
Cada 24 de julio se celebran en Santa Cruz de Tenerife paradas militares y de milicianos con uniformes de época, desde la Plaza Weyler a la Plaza de la Candelaria. Al día siguiente se hace una recreación del desembarco, los combates y la rendición de las tropas de Nelson a las tropas del Castillo de San Juan Bautista.

Texto de Ignacio Suarez-Zuloaga e ilustración de Ximena Maier