9 curiosidades de la monarquía española que quizás no conozcas

Tradicionalmente, se considera que la monarquía española nace con la unión dinástica y territorial de Isabel de Castilla y Fernando de Aragón, que incorporó después Granada y Navarra. Por supuesto, antes de ellos hubo varios reinos en lo que acabaría siendo España, y desde entonces no han faltado sucesos sorprendentes. Hasta el presente, son numerosas las anécdotas que han protagonizado los miembros de la monarquía en la historia de España y muchas de ellas casi han caído en el olvido.

Historias poco conocidas de la monarquía española

La boda secreta de los Reyes Católicos

Estatua de los Reyes Católicos en el Alcázar de los Reyes Cristianos de Córdoba. | Shutterstock

Poca gente sabe que la boda entre Isabel y Fernando fue algo clandestino, desaprobado por el Papa. El motivo era la consanguinidad entre los cónyuges, que eran primos lejanos.

Eso hizo que el casamiento se realizase en un palacio particular, el de los Vivero, con Fernando disfrazado y un Papa que, al descubrir la maniobra, acabó excomulgando a ambos. Disfrutaron de su luna de miel en el Castillo de Fuensaldaña, considerado maldito, y solo un tiempo después consiguieron que el Vaticano los rehabilitara.

Juana de Castilla, “loca” de celos

Escultura de Juana de Castilla. | Shutterstock

Juana I de Castilla sigue siendo mucho más conocida como Juana la Loca, una figura controvertida y más bien trágica. Los celos que sentía hacia las mujeres que rodeaban a su pareja, Felipe el Hermoso, contribuyeron mucho a su trastorno obsesivo, que llegó a extremos descabellados.

Se dice, por ejemplo, que parió a su hijo Carlos en el retrete, al no quererse perder un fasto al que asistía Felipe, con tal de poder controlarlo. La obsesión perduró más allá de la muerte de Felipe, con Juana vigilando sin descanso la tumba de su difunto esposo.

El hechizo de Carlos II

Retrato de Carlos II. | Shutterstock

Carlos II, el que acabaría siendo el último Habsburgo de la monarquía española, fue singular todo él. Logrando llegar a duras penas hasta la edad adulta a causa de su precaria salud, la misión de engendrar un heredero fue demasiado para él.

El motivo se creyó en encontrar en posesiones demoníacas, brujerías y, en último término, un hechizo que el rey padecía. Contra tal hechizo se utilizaron todos los remedios habidos y por haber, desde conjuros mágicos y exorcismos palaciegos hasta tomar aceite bendito en ayunas. Nada impidió que “el Hechizado” muriera en 1700 sin descendencia.

Felipe V, rey de las ranas

Retrato de Felipe V. | Shutterstock

El primero de los Borbones no fue ajeno a los problemas de salud mental. Concretamente, parece que los vapores (así se les llamaba en la época) que le aquejaban eran episodios maniaco-depresivos, una “melancolía” que a menudo se convertía en esperpéntica.

Las alucinaciones que a veces le asaltaban le hacían creer cosas como que era una rana, de modo que en ocasiones se le veía croando y dando brincos por las dependencias de palacio. También hubo una vez, en 1717, que creyó que el propio sol lo acosaba, y ya se veía en trance de morir.

El reinado más corto de la historia de España

Retrato de Luis I realizado por Jean Ranc. | Wikimedia (Dominio público)

Luis I, hijo de Felipe V, recibió el ajustado apodo de «el Rey Breve». Y es que su reinado duró tan solo 229 días en el año 1724. Casado con tan solo 15 años, tuvo que sobrellevar los trastornos de personalidad de su esposa, Luisa Isabel de Orleans, aún más joven que él.

Ambos enfermaron de viruela, y el monarca falleció cuando solo contaba 17. Su padre, que ya había abdicado y no estaba en condiciones de volver a reinar, tuvo que tomar las riendas de la corona otra vez.

La creación de la lotería

Estatua de Carlos III en la Puerta del Sol de Madrid. | Shutterstock

Carlos III ha pasado a la historia como el rey ilustrado por excelencia. Entre sus aportaciones, sin embargo, hay una menos conocida. Bajo su reinado se creó, en 1763, la llamada Renta de la Lotería, siguiendo el ejemplo de otros reinos que celebraban estos sorteos desde años antes.

Precisamente por haber sido rey de Nápoles y Sicilia, Carlos III la conocía y mandó llamar al director de la lotería napolitana. Poco después, en 1771, se incorporaron los niños del Colegio de San Ildefonso, conocidos por todos aún hoy.

El equipaje extraviado de José Bonaparte

José Bonaparte, retratado por Robert Lefevre. | Wikimedia (dominio público)

José I, el hermano a quien Napoleón colocó en la monarquía española, recibió el malicioso apelativo de Pepe Botella por haber favorecido la venta de alcohol. Pero fue también protagonista de un episodio de lo más vistoso en 1813, cuando vio que debía abandonar España.

En plena Guerra de Independencia, Bonaparte dejaba Madrid, y lo hacía con un equipaje tan descomunal que no pudo llegar entero a Francia. En Álava quedaron un sinfín pertenencias del rey, que incluían un orinal de plata, cartas de amor y, lo más destacable, 200 pinturas sustraídas de las colecciones españolas.

El rey que pudo ser Nobel de la Paz

Alfonso XIII en el vuelo inaugural de Iberia. | Iberia, Wikimedia

Otro episodio poco conocido es la candidatura al premio Nobel de la Paz de uno de nuestros monarcas. Y no una, sino dos veces.

Alfonso XIII fundó en 1915, durante la Primera Guerra Mundial, la Oficina Pro Cautivos, con el fin de localizar a civiles y soldados apresados o desaparecidos. La financiación corrió a cargo de la corona. Muchos países (excepto España) reconocieron esta labor, y ese clima favorable hizo que el rey fuera candidato al Nobel en 1917, y de nuevo en 1933, cuando ya se había tenido que ir de España.

Los títulos del rey: del Toisón de Oro al Mar Océano

La familia real española. | Shutterstock

La nutrida historia de la monarquía española ha dejado al rey una lista de títulos tan larga como curiosa. Así, Felipe VI sigue siendo hoy Rey de Castilla, León, Aragón, Toledo y una lista de territorios que incluyen las Indias y la Tierra Firme del Mar Océano.

Es también archiduque de Austria, duque de Borgoña, de Atenas, conde de Habsburgo, de Flandes, de Barcelona, señor de Vizcaya y Molina, y muchos otros títulos históricos que sería largo enumerar. Asimismo, es gran maestre de órdenes como la del Toisón de Oro, la de Carlos III y otras. Hasta podría ostentar, si quisiera, el título imperial de Bizancio, puesto que fue vendido a los Reyes Católicos en 1502.

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