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Qué no perderse en una visita al Museo Thyssen de Madrid

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En pleno centro de Madrid, en medio del paseo del Prado, se encuentra el Museo Thyssen-Bornemisza. Se trata de uno de los museos más importantes de la capital de España. Además, forma parte del famoso “Triángulo del Arte” madrileño junto al Museo del Prado y el Museo Reina Sofía.

La historia del Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid

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Exterior del Museo Thyssen-Bornemisza. | Shutterstock

Para hablar de la historia del Museo Thyssen-Bornemisza tenemos que remontarnos a los años 20 del siglo pasado. Fue entonces cuando el primer Barón Thyssen-Bornemisza, Heinrich Thyssen, decidió seguir los pasos coleccionistas de su progenitor, August Thyssen, y empezó a adquirir obras de arte.

Para el año 1947, el primer Barón contaba con 525 pinturas, entre las de adquisición propia y las que había heredado de su padre. Así, decidió exponerlas en diferentes partes del mundo para que toda la población pudiera verlas. Nueva Zelanda, Suiza o Japón fueron algunos de los países escogidos. Pero en los años 80 Heinrich Thyssen decidió buscar a estas obras un lugar permanente.

Recibió entonces ofertas de entidades de Alemania o Estados Unidos. Sin embargo, su balanza personal se inclinó hacia el país de origen de su mujer, Carmen Cervera. De esta forma, adquirieron el que fuera el Palacio de Villahermosa en la capital de España y lo adaptaron como museo. Tras su rehabilitación, en 1992 se inauguró el Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid.

Un año después la familia vendió todas las obras al Estado y en 2004 se sumaron a todas ellas las que eran propiedad de la baronesa. De este modo, desde entonces también puede verse la Colección Carmen Thyssen-Bornemisza.

Qué ver en un recorrido por el Museo Thyssen

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Interior del Museo Thyssen. | Shutterstock

Las 48 salas del Museo Thyssen-Bornemisza se encuentran repartidas en tres plantas diferentes y ubicadas alrededor de un patio central cubierto. Todas ellas se pueden visitar por libre, pero la mejor opción es seguir el recorrido recomendado.

De este modo se descubre la colección permanente, que presenta un orden cronológico y está formada por obras pintadas desde el siglo XIII hasta los años 80 del siglo XX. Pero también las exposiciones temporales, que van cambiando con el paso de los meses, y la colección Carmen Thyssen-Bornemisza.

En cuanto a la ubicación de las obras, en la segunda planta del museo se exponen las de los Maestros Antiguos (hasta el siglo XIX). Así, en ella se pueden admirar pinturas de los primitivos italianos, retratos del Renacimiento o muestras de pintura veneciana del siglo XVIII.

Por otro lado, en el primer piso se encuentran las obras de los Maestros Modernos. En él se exponen obras del impresionismo o el postimpresionismo, pero también de finales del siglo pasado. Monet, Van Gogh o Gauguin tienen su espacio allí.

La planta baja, por su parte, alberga 180 obras de la colección Carmen Thyssen. Un conjunto de pinturas que se va ampliando con el paso de los años y que necesitó de la construcción de dos edificios contiguos nuevos para poder mostrarla.

Las obras del Thyssen que no te puedes perder

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Obras expuestas en las paredes del Museo Thyssen. | Shutterstock

Al inicio de este artículo hemos mencionado que el Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid es uno de los más importantes de la capital de España. Algo que no es de extrañar, pues alberga alrededor de 1000 obras de arte, procedentes de diferentes épocas.

Así, en su interior se exponen pinturas del Renacimiento Italiano, del impresionismo y del postimpresionismo. También del Barroco holandés y del surrealismo. Si hablamos de artistas, entonces se debe hacer mención a Canaletto, Rubens, Van Gogh, Picasso, Manet, Francis Bacon, Miró, Monet o Dalí, entre muchos otros. Un sinfín de nombres reconocidos con estilos tan variados entre ellos que convierten al Museo Thyssen-Bornemisza en el museo perfecto para cualquier público.

Sin embargo, aunque todas las pinturas son dignas de admiración, hay algunas que destacan sobre el resto y están consideradas obras maestras. Hemos escogido cinco de visita obligatoria.

El Gran Canal desde San Vio (Canaletto)

El Gran Canal desde San Vio
El Gran Canal desde San Vio, obra de Canaletto. | Wikimedia

El Gran Canal desde San Vio es una pintura al óleo que Canaletto elaboró tras un viaje a Roma en el año 1723. Este pintor rococó italiano es, sin lugar a dudas, el mayor representante del llamado género de vistas urbanas de la Venecia del siglo XVIII. Por eso, un noble veneciano le encargó pintar cuatro obras para decorar su palacio. El cuadro que representa el Gran Canal de Venecia que se encuentra expuesto en el Museo Thyssen de Madrid es uno de ellos.

Les Vessenots en Auvers (Vincent Van Gogh)

Les Vessenots en Auvers
Les Vessenots en Auvers, obra de Vicent Van Gogh. | Wikimedia

También está considerado una obra maestra el óleo sobre lienzo de 55×56 centímetros Les Vessenots en Auvers (1890), de Vincent Van Gogh. Como en otras pinturas de la misma época, el artista pintó un horizonte elevado con varias casas rodeadas de campos. Pero lo que diferencia a Van Gogh de otros autores como George Michel es que, pese a pintar frente al motivo, él dejaba plasmados sus sentimientos y le daba una visión única y personal.

Casa Giratoria (Paul Klee)

Casa Giratoria
Revolving House, obra de Paul Klee. | Wikimedia

Paul Klee es otro de los pintores de los que hay obras maestras en el Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid. Como tal está considerada su obra a óleo y lápiz sobre estopilla de algodón adherida a papel titulada Casa Giratoria. Se trata de una pintura que data de 1921, de tonos terrosos, en la que se aprecian un conjunto de construcciones geométricas dispuestas alrededor de un inventado eje central. Todas ellas parecen girar en torno a ese eje, mostrando la visión de la ciudad por parte del artista.

El columpio (Jean-Honoré Fragonard)

El columpio
The Swing, obra de Jean-Honoré Fragonard. | Wikimedia

Jean-Honoré Fragonard pintó alrededor de 1750 este óleo sobre lienzo de 120×94,5 centímetros que lleva por nombre El Columpio. Es quizá la obra más importante del pintor francés y también una de las mejores representaciones del rococó. En cuanto a su composición, en el lienzo se aprecia a una chica que se balancea sobre un columpio situado en medio de un jardín repleto de vegetación. Junto a ella se sitúan dos hombres que no se ven el uno al otro y que teóricamente son su marido y su amante.

Cristo y la Samaritana (Duccio di Buoninsegna)

Christ and the Samaritan Woman
Christ and the Samaritan Woman, obra de Duccio di Buoninsegna. | Wikimedia

En el año 1310, Duccio di Buoninsegna pintó el Cristo y la Samaritana, un temple y oro sobre tabla expuesto en el Museo Thyssen de Madrid. Esta tabla de pequeñas dimensiones era parte de la predella de la Maestá, un altar que se le encargó al artista para instalarlo en el Duomo de Siena. En ella se representa una escena en la que Cristo está sentado en el pozo de Jacob mientras una samaritana con un cántaro en la cabeza se acerca hacia allí.