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El Pabellón de las Artes, la parte perdida de la Alhambra

Pabellón de las Artes, El Pabellón de las Artes, la parte perdida de la Alhambra

Las salas que alberga el interior de la Alhambra llevan siglos vacías. Vacías, pero llenas de tal ostentación arquitectónica que abruma hasta al más barroco. Sin embargo, hubo un tiempo en el que aquellas estancias estuvieron repletas de muebles, de cortinas, de sedas y de algunos de los elementos decorativos más codiciados por las cortes europeas: la cerámica nazarí de reflejo dorado. Un ejemplo vivo de ello son los conocidos Vasos de la Alhambra, de los que tan solo quedan siete piezas completas y algunos fragmentos repartidos por museos de todo el mundo.

Hoy en día, para poder contemplar las exquisitas piezas de cerámica artística que vestían la Alhambra, hay que salir de la ciudad palatina y bajar la colina de la Sabika. “Uno no puede venir a Granada sin visitar la Alhambra y no puede irse de Granada sin pasar por el Pabellón de las Artes” nos explican los responsables de esta galería privada de arte contemporáneo. Y es que a tan sólo 15 minutos del centro de la capital del Reino nazarí, le espera al visitante una colección capaz de llenar un palacio de leyenda.

Pabellón de las Artes
Fachada exterior del Pabellón de las Artes de Granada. | Pabellón de las Artes de Granada

El rescate de una técnica milenaria

La Loza Dorada Nazarí fue embajadora del esplendor de la cultura musulmana durante su máximo florecimiento, que tuvo lugar durante el reino del Al-Ándalus. Esta técnica procede de la tradición oriental dorada y azul, que fue introducida en la península por los alfareros persas y se desarrolló en Granada y Málaga durante los siglos XIV y XV. Es por ello que encarnó durante siglos el esplendor estético y la perfección técnica, cuyo máximo paradigma son los Vasos de la Alhambra, joyas del arte andaluz de todos los tiempos.

Siete siglos después, el artista Miguel Ruiz Jiménez, al que le avalan más de 50 años de experiencia e investigación, se ha propuesto la ingente tarea de recuperar esta técnica milenaria de la que hoy quedan escasos testigos. Para ello, ha llevado a cabo la realización de una colección de 170 piezas, que incluyen las réplicas exactas de seis de los Vasos de la Alhambra. Los originales aún sobreviven al tiempo distribuidos en museos como el Museo Nacional de Estocolmo, el Museo Arqueológico Nacional de España en Madrid o, claro está, el Museo de la Alhambra. Además, Ruiz Jiménez ha creado otros tres de estos vasos desde cero.

Loza Dorada
El artista trabajando en una de las obras de la Loza Dorada. | Pabellón de las Artes

Hablamos de obras de un estimable valor, reconocidas histórica, artística y técnicamente por organizaciones internacionales como la UNESCO. Tal es su repercusión que este artista llegó a representar a Granada con su réplica del Vaso de las Gacelas en la Exposición Universal de Sevilla de 1992. Dicha obra también viajó a Japón como una de las creaciones más representativas del “arte andaluz de todos los tiempos”, entre obras de autores más célebres como Julio Romero de Torres o Diego Velázquez.

Pero la colección de La Loza Dorada es sólo una parte del ambicioso proyecto de este artista, quien ha erigido un edificio acorde al esplendor de sus cerámicas: el Pabellón de las Artes de Granada. Un proyecto que empezó a fraguarse en su mente cuando apenas tenía seis años.

El Pabellón de las Artes: un sueño en construcción

Corrían los años 50 cuando aquel chiquillo miraba hacia un enorme cerro de 27.000 metros cuadrados e imaginaba construir allí su sueño. Tuvieron que pasar tres décadas para que el artista pudiera poner la primera de las piedras de esta quimera que bautizó como Pabellón de las Artes. En palabras del artista, “es un sueño, un espacio mágico e inigualable”.

Puerta de entrada
Puerta de entrada del pabellón. | Pabellón de las Artes

A día de hoy esta galería de arte contemporáneo que aspira a ser un referente cultural en Andalucía, sigue ampliándose. De hecho, las obras de arte y las joyas arquitectónicas son un continuo desde la misma entrada a este complejo de iniciativa y ejecución totalmente privadas.

Así, la bienvenida nos la da una monumental puerta inspirada en los grandes órganos de tubos. Se trata de una verja escultórica constituida por “casi 800 conos, 150 tubos labiados, más de 100 trompetas, 2.200 casquillos y 17.000 puntos de soldadura”, entre otros muchos materiales que suman un peso que casi alcanza las 20 toneladas.

Aunque si se habla majestuosidad, la escultura que espera en la sala de la cúpula se lleva la palma. Allí descansa un ser onírico de 10 metros de altura por 12 de ancho bautizado como El Hombre Arco. Se trata de otra de las grandes obras de Miguel Ruiz Jiménez. El blanco de esta figura, que aún se halla en construcción, contrasta con los colores ocres de la bóveda que lo coronan. Una suerte de cielo que ampara la escultura y lo dota de una sensación de grandiosidad.

Y es que, aunque aún queda por desarrollar el 80% del proyecto global, lo que ya hay construido no dejará indiferente al visitante. En el futuro, el complejo arquitectónico albergará, además, un auditorio, un laboratorio acústico, una sala de conferencias, más salas de exposiciones y aulas para impartir cursos de diversas disciplinas artísticas.

Escultura de El Hombre Arco
Escultura de El Hombre Arco en la sala de la cúpula. | Pabellón de las Artes

Más que visitas guiadas, experiencias

Aunque el recinto del Pabellón de las Artes es un espectáculo para los sentidos en sí mismo, el interés principal de su visita está claro: disfrutar de la colección La Loza Dorada. Se nos invita aquí a descubrir cómo eran las piezas que decoraban las estancias de la Alhambra en otros tiempos. Los grandes patios y salones de este y otros palacios de la época, se rescatan del recuerdo y permiten imaginar cómo estas grandes obras convivían con sus habitantes y llenaban los lugares de detalles únicos.

Además, y como una importante novedad sin precedentes en la oferta cultural actual, se puede contemplar cómo se hacían estas piezas a través de diferentes herramientas audiovisuales.

La visita al Pabellón de las Artes es un viaje en el tiempo a través de anécdotas, leyendas, estancias y objetos que representan el esplendor de otra época. Asimismo, el recorrido aguarda alguna que otra sorpresa, de esas que hacen que el vello de la piel se erice y se haga difícil olvidar la experiencia. La guinda perfecta para una visita que sumerge al visitante en una original y emocionante perspectiva de la Alhambra, única en el mundo.

“Ojalá sus áureas dimensiones y las aristas que limitan sus orgánicas formas, despierten en su sensibilidad, algún sentimiento nuevo.” (M. R. J.)

Artículo creado en colaboración con el Pabellón de las Artes de Granada