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La Mona Lisa del Prado, la réplica más antigua de la Gioconda

La Mona Lisa

Podría decirse que es la obra más famosa del mundo. Se halla expuesta en el museo del Louvre, en París y es visitada por millones de personas al año. La técnica que empleó su creador, el célebre Leonardo da Vinci, junto con los misterios que la rodean, hacen de La Gioconda, también conocida como Mona Lisa, un cuadro único y de extraordinario valor. Pues bien, esta pintura tiene una hermana, una réplica cuyas últimas investigaciones la han convertido en un interesante ejemplar. Se trata de la Mona Lisa del Prado, la reproducción más antigua de la obra culmen de Da Vinci, una que se hizo de forma paralela a la original y que está custodiada nada menos que por las paredes del museo del Prado de Madrid.

La Mona Lisa del Prado
La Mona Lisa del Prado. | Wikimedia

El resurgir de una estrella

Durante muchos años la Gioconda del Prado estuvo subestimada. Se la consideraba una pieza de escasa importancia, apenas una copia más de la célebre Mona Lisa. Pero llegó el año 2012. Por entonces el Museo del Louvre preparaba una exposición sobre Da Vinci y le pidió a la institución madrileña su denostada réplica para incluirla en ella. Vicent Delieuvin, conservador de pintura italiana en el Museo del Louvre, le preguntó entonces a la técnica superior de museos en el Gabinete de Documentación Técnica del Prado, Ana González Mozo, si aquella réplica había sido investigada. Movilizada por aquella duda, González Mozo comenzó a indagar en la misteriosa reproducción. La semilla de la sospecha ya estaba plantada.

En aquel momento la Mona Lisa del Prado no tenía fondo. Es decir, sí lo tenía, pero no era un paisaje como lo es ahora, sino un fondo negro. Este, de hecho, era uno de los motivos de la escasa importancia dada a aquella reproducción. Por suerte, gracias a cualificadas técnicas de restauración, los investigadores descubrieron que detrás de aquella oscuridad había algo. El mismo paisaje que se puede ver en la Gioconda original. Ese era el verdadero fondo que se escondía tras una sombría cortina.

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Este descubrimiento lo cambió todo. A partir de entonces fue posible saber que no se estaba ante una copia cualquiera, sino ante la más antigua y también la única que se hizo a la par que su original.

Preguntas sin resolver

Interior del museo del Prado
Interior del museo del Prado. | Shutterstock

En el presente artículo se responderán algunas de las dudas que suscita esta inusual copia, aunque no todas, pues hasta la réplica ha reproducido algunos de los misterios de la pintura original. En primer lugar, ¿desde cuándo guarda el Prado este duplicado de Da Vinci y por qué está en España?

La primera referencia que se hace de la Gioconda del Prado es en el siglo XVII, al menos 100 años después de que Da Vinci pintara su Mona Lisa. Concretamente, era 1666 cuando un cuadro fue inventariado con el número 588 en la Galería del Mediodía del Real Alcázar de Madrid con la leyenda de “muger de la mano de Leonardo Abince”. Ya en 1819, desde la misma fundación del museo del Prado, esta obra pasa a formar parte de su colección hasta llegar a nuestros días. La Mona Lisa del Prado ha estado expuesta en numerosas ocasiones en las salas del museo y ha atraído a muchos curiosos, aunque jamás se le había dado la importancia que ahora tiene.

En cuanto al segundo interrogante, por qué está la pintura en España, la respuesta resulta más inexacta y misteriosa. Una de las teorías que circulan y que no está probada, sugiere que fue el escultor Pompeo Leoni  quien introdujo la copia en España. Esta hipótesis se basa en que Leoni poseía varias obras de Da Vinci. Las más destacadas, los Códices Madrid I y II, ahora custodiados por la Biblioteca Nacional de España. En resumen: se sabe que la Mona Lisa del Prado entró a España antes de 1666, pero no exactamente cuándo ni tampoco se conoce con rotundidad quién y por qué la introdujo.

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Semejanzas y diferencias entre réplica y original

Las dos versiones de la Mona Lisa
A la izquierda, la Mona Lisa de Da Vinci. A la derecha, la Mona Lisa del Prado. | Wikimedia

La Mona Lisa del Prado se distingue con facilidad de su hermana. De hecho, a algunos expertos en la materia les llama mucho la atención que esta sea, de entre todas las réplicas, la que menos se parece a la original. La diferencia más notable reside en la carencia de la famosa técnica del sfumato, esa que caracteriza las obras de Da Vinci. Este procedimiento pictórico se obtiene al proporcionar a las composiciones un contorno difuso, que integra el fondo con el elemento principal. Esta técnica alcanza su máximo exponente en la Mona Lisa de Da Vinci. Por el contrario, la Mona Lisa del Prado está totalmente definida. Es como una copia en HD de su hermana, una reproducción en la que la Gioconda se separa del fondo.

Otra diferencia con el original, ya más difícil de percibir, reside en el pecho de la mujer. Los expertos señalan que de la reproducción se desprende con claridad un conocimiento deficiente de la anatomía humana. Asimismo, el conservador del Prado Miguel Falomir Faus señalaba que todas estas disparidades se pueden observar en “el modo de aplicar el color, sin matices y en superficies limitadas por gruesas líneas negras”. Sin embargo, este mismo conservador apuntaba que son precisamente estas diferencias las que revelan detalles que no podían apreciarse en el cuadro original.

Por otra parte, las semejanzas pueden apreciarse, en primer lugar, en las idénticas dimensiones y formas de copia y original. Esta singularidad hace pensar que ambas pinturas fueron hechas a partir de un mismo cartón. Además, original y réplica presentan también la distintiva línea roja con la que Da Vinci perfilaba los ojos de los rostros en sus dibujos. Pero las pruebas que refutan que ambas obras fueron realizadas a la vez están  en los dibujos subyacentes a la pintura, sorprendentemente similares. Asimismo, las correcciones que aparecen en la pintura original se repiten una por una en la copia, tal como señalan desde el Museo Nacional del Prado.

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El misterioso pintor de la Mona Lisa del Prado

Versión Ganay de la obra de Da Vinci Salvator Mundi
Versión Ganay de la obra de Da Vinci Salvator Mundi. | Wikimedia

Otro de los interrogantes que orbitan alrededor de esta reproducción reside en la identidad de su autor. No se sabe a ciencia cierta quién pudo ser, pero sí se tienen certezas sobre algunas cuestiones. En primer lugar, se debe de tratar de alguien muy cercano al artista, alguien con quien debía de trabajar codo con codo. Concretamente, alguno de los alumnos de su propio taller. En segundo lugar, también se sabe que este mismo autor hizo otras dos copias de cuadros de Da Vinci: una del Salvator Mundi bautizada como versión Ganay y otra de la obra conocida como Santa Ana.

De entre todos los candidatos, los historiadores se decantan por dos: Andrea Salai y Francesco Melzi. Ambos fueron discípulos muy cercanos a Leonardo. Melzi fue, además, el último heredero de las pinturas de su maestro, así como el encargado de custodiarlas. En el caso de Salai, estamos hablando del también modelo y amante de Da Vinci. Ambas hipótesis son barajadas tanto desde el Prado como desde el Centro de Investigación y de Restauración de los Museos de Francia. Pero todo son conjeturas.

Una versión inacabada de la Gioconda

Museo del Prado
Museo del Prado, Madrid. | Shutterstock

Para el conservador del Louvre Vicent Delieuvin, la réplica del Prado es solo una versión inacabada de la Mona Lisa. Se trata, según señalaba en una entrevista con eldiario.es, de un estado intermedio de la creación: “como una fotografía de la del Louvre antes de acabarla”.

Sea como fuere, los recientes descubrimientos hechos en torno a la Mona Lisa del Prado y la supresión del fondo negro en pos del orginal, han sido motivo para organizar una nueva exposición. Leonardo y la copia de Mona Lisa, nuevos planteamientos sobre la práctica del taller vinciano se abrió al público el 28 de septiembre y estará disponible hasta el 23 de enero en el Museo Nacional del Prado.