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El bosque de secuoyas de Cantabria, donde los árboles llegan hasta el cielo

bosque de secuoyas de cantabria

Por los bosques de Cantabria todavía se pasean tranquilamente seres mitológicos como las anjanas, los ojáncanos o los trasgos. De ahí que siempre que hacemos un viaje para disfrutar de la naturaleza cántabra sea una experiencia mágica. Claro que también se pasean por sus bosques turistas, todos buscando ese respiro verde. Un respiro que encuentra un matiz especial en el bosque de secuoyas de Cabezón de la Sal, entre árboles de enorme tamaño que pretenden imitar a su homólogo estadounidense: el parque nacional de Secuoyas de California.

La historia del bosque de secuoyas de Cabezón de la Sal

Las secuoyas son gigantescos árboles que pueden alcanzar los 50 metros de altura y con troncos de hasta 2 metros de diámetro. Asimismo, se trata de árboles que pueden vivir hasta 1000 años. ¿Dónde los encontramos? Desde luego no son una especie autóctona de nuestra geografía y probablemente al pensar en ellos pensemos inmediatamente en California, donde se ubica el parque mencionado con anterioridad. Pero las secuoyas también están aquí, en una parcela del Monte Corona llamada Monte Cabezón, en la comunidad de Cantabria.

La historia del bosque de secuoyas de Cabezón de la Sal es bastante prosaica. En los años 40 el Monte Corona se plantó de pinos y eucaliptos debido a un plan forestal con miras al autoabastecimiento. El Estado no quería depender de las importaciones de madera y reservaba parcelas para plantar especies foráneas de crecimiento rápido. Después de los pinos y los eucaliptos, pensaron en las secuoyas.

Sin embargo, el destino quiso que el plan de utilizar la madera de esas secuoyas plantadas en el Monte Cabezón quedara olvidado en un cajón. Por eso los árboles siguieron creciendo y creciendo hasta formar uno de los bosques más impresionantes de Cantabria y único en España.

Porque este bosque, en nuestro país, es excepcional. A pesar de que podamos visitar secuoyas en un pequeño bosque de Húescar en Granada o en los jardines de La Granja de San Ildefonso en Segovia, ninguno es tan grande como este.

Curiosidades de un bosque en el que no se pueden ver las copas de los árboles

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Bosque de Secuoyas de Cantabria. | Shutterstock

Pero si estos árboles, que despliegan su máximo encanto en otoño, son hoy parte de los Espacios Protegidos de Cantabria y han sido declarados Monumento Nacional, la verdad es que las secuoyas pasaron algunas décadas olvidadas en nuestro país. De hecho, hace apenas 20 años este enclave no recibía casi visitantes. Apenas algunos ganaderos a los que se les había extraviado algún animal o algún adolescente en busca de aventuras o intimidad.

Parece increíble que ahora sean uno de los mayores reclamos turísticos de la zona. En total, 2,5 hectáreas de terreno y unos 850 ejemplares de secuoyas. Se trata de un lugar por el que se puede pasear a través de un recorrido circular en el que las pasarelas de madera dejan paso a los senderos de tierra para caminar bajo las secuoyas.

Tan altas que al mirar hacia arriba el viajero ni siquiera ve la copa del árbol, lo que da una sensación de infinitud casi tan asombrosa como cuando te embelesas en alguna playa de Cantabria contemplando el mar. Pero no solo hay que mirar arriba, también al frente. Porque el tronco de este árbol es tan grande que ni siquiera al abrazarlo puede abarcase entero.

Un recorrido por el bosque de secuoyas de Cantabria

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Pasarela de madera en el bosque de secuoyas de Cantabria. | Shutterstock

Nos situamos en Cabezón de la Sal, villa más cercana al espacio natural. Desde allí, el visitante puede llegar al bosque de las secuoyas en apenas 2,5 kilómetros. En coche, y tomando la carretera CA-135 dirección Comillas, llegamos fácilmente a alguno de los aparcamientos que están en las inmediaciones del bosque. Se tarda nada más que unos 5 minutos. También se puede llegar caminando, aunque en este caso el recorrido se extendería hasta los 30 minutos de duración. Eso sí, el trayecto es por carretera y no resulta demasiado atractivo.

Una vez en el bosque de secuoyas, comienza este recorrido mágico que puede llevar desde media hora hasta el infinito, depende del tiempo que se invierta en observar el entorno. En cualquier caso, no hablamos de una ruta de senderismo al uso, sino que se trata de un paseo, un paseo bajo imponentes árboles que en algunos momentos dejan sin aliento (y no precisamente a causa del esfuerzo físico).

Asimismo, la entrada al Monumento Natural de las secuoyas es gratuita y, además, está abierto 24 horas. También dispone de una pasarela adaptada para silla de ruedas que conecta directamente con el corazón del bosque.

Lugares cercanos a Cabezón de Sal

Por su parte, Cabezón de la Sal es un lugar perfecto desde el que conocer otros lugares cercanos, buscar rutas de senderismo o encaminarse hacia las playas de la costa cantábrica. El valle de Cabuérniga, Comillas o San Vicente de la Barquera son algunos de los destinos más cercanos.