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Vinos de Arribes

Vinos de Arribes

Entre las variedades de uva autóctonas empleadas en vinos de la Denominación de Origen de los vinos de Arribes, destaca la Juan García para la elaboración de tintos, que les confiere gran finura, así como un complejo abanico aromático.

Vinos de Arribes

Los vinos blancos son brillantes, de color amarillo pajizo y olores intensos afrutados y florales. En boca son secos, con cierta acidez y amargor. Servir entre 7 y 10ºC, con pescado y marisco fresco, pastas y arroces, quesos, carnes blancas o sencillamente solo. La variedad de uva blanca principal es Malvasía Castellana, aunque también autorizan Verdejo, Albillo Real, y Albillo Mayor.

Aspecto limpio y brillante, de tonalidad más intensa que el vino joven elaborado de la misma manera. Presenta aromas limpios, a ahumado, tostado, flores y frutas. Gusto amplio, untuoso y con matices a roble. Servidos a 6-8ºC, combinan con aperitivos, mariscos, pescados y carnes suaves.

Visualmente muestran un color rosa fresa, limpio y brillante. Olor afrutado, y de estructura adecuada y equilibrada en relación a la acidez y el alcohol en boca. Servir a 7ºC, acompañado con pescado, marisco, ensaladas o quesos frescos.

Vinos rosados envejecidos

Color rosado, limpio y brillante. Aromas equilibrados a madera y fruta. Buena estructura en boca, con equilibrio entre la acidez y el alcohol. Temperatura óptima de servicio de 6ºC, junto con arroces, legumbres, verduras y carnes.

Color rojo púrpura, limpio y brillante. Aromas a frutas, amplios y estructurados en boca. Las variedades principales de uva tinta con las que se elaboran son Juan García, Rufete y Tempranillo, pero se autorizan la Garnacha tinta, Mencía y Bruñañ. Maridan con carnes rojas, arroces, pescados en salsa, quesos, fiambres, a 14ºC.

Vinos tintos envejecidos

Color guinda, influenciado por el envejecimiento. Olores a fruta y madera, secos y untuosos en boca y equilibrados en acidez. Acompañan perfectamente a carnes rojas, asados, estofados, quesos, ibéricos, con una temperatura de 16ºC.

Los inicios del cultivo de la vid en Arribes de Duero podrían haber comenzado en época de los fenicios, aunque probablemente fueron los romanos los que extendieron su cultivo por el Valle del Duero. Las primeras crónicas sobre la viticultura de la zona datan del siglo XV, cuando sus vinos adquieren una importancia creciente hasta el siglo XVI, en el que destaca finalmente como principal actividad económica de la región. Gracias a la exportación de los caldos a Portugal, desde el siglo XIX hasta el XX experimentó de una época de esplendor, que además se vio reforzada por la filoxera. Al contrario de lo que aconteció en el resto de Europa, Arribes de Duero se recuperó rápidamente de la plaga, de manera que influyó positivamente otorgando a los viñedos su actual conformación, favoreciendo el predominio de las variedades tintas, y alzando los precios de sus caldos, muy demandados por parte de Francia.

Tras haber sido calificada previamente con la mención de vinos de la tierra, y vinos de calidad, la Denominación de Origen fue aprobada en 2007 por el Gobierno de España, lo que ha supuesto el reconocimiento a sus incomparables caldos.

El área de producción comprende 47 municipios de las provincias de Salamanca y Zamora, de clima mediterráneo subhúmedo, donde se dan elevadas precipitaciones y un suelo limo-arenoso, franco-limosos, y pedregosos, con grandes desniveles.

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Consejo Regulador de la DO “Arribes”
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37175 – Pereña de la Ribera (SALAMANCA)
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