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La Carretera del Señorío: Ruta de los castillos y torres de Álava

Torre-Palacio de los Varona, Villanañe

¿Por qué el nombre de 'la Carretera del Señorío'?

Hasta el siglo XIX, el Camino Real que conectaba la ciudad de Burgos con los puertos de Bizkaia (Portugalete y Bermeo primero, y Bilbao después) a través de Orduña fue una de las principales vías de comunicación de la Monarquía Hispánica.

Esta ruta se encontraba en competencia directa con las carreteras que conectaban Burgos con la aduana de Vitoria -desde la que se accedía a Gipuzkoa por el puerto de Belate o el Túnel de San Adrián, y a Bizkaia por los puertos de Urkiola o Altube-. Además, competía con la carretera que atravesaba Cantabria hasta el puerto de Laredo. En ella podemos encontrar, hoy en día, muchas de las magníficas torres de Álava.

La ‘carretera del Señorío’ tenía la ventaja de ser la más corta que llegaba al mar. Pero su enorme inconveniente estaba en su gran peligrosidad. Esto se debía a un desnivel de 600 metros entre el borde del precipicio de Orduña y la llanura en la que está la localidad. Rodear la tremenda peña por un camino  estrecho y con desniveles, del 9% en algunos tramos, resultaba imposible para carros y carruajes; especialmente si se trataba de bajar. Por ello, se trasladaban las mercancías y los viajeros desde los carruajes a las mulas.

Al final del siglo XVIII, la voladura de la Peña de Orduña permitió el paso de carretas cuando el firme estaba seco. Sin embargo, con lluvia o nieve se convertía en impracticable, al volverse resbaladizo el camino.  Esto obligaba a mercaderes y viajeros a parar y esperar que mejorasen las condiciones del suelo.  Solían hacerlo en la importante ciudad de Orduña o en el burgalés pueblo de Berberana. Y suponía una oportunidad para que los locales ingresasen buenos reales a costa de estos forzados ‘turistas’.

Salto del Nervión
Salto del Nervión y Orduña. | Shutterstock

Dada la enorme trascendencia para Bizkaia de esa ruta, las Juntas Generales de Bizkaia desplazaban allí de forma permanente a cuadrillas de peones camineros con el fin de mantener el trayecto alavés y burgalés en las mejores condiciones posibles. Por el contrario, las Juntas Generales de Álava no tenían el menor interés en conservar una ruta que era competidora. Esto hizo que se la conociera como  la ‘carretera del Señorío’, incluso en sus tramos burgalés y alavés.

Lógicamente, los habitantes de Orduña -a pesar de estar situados en pleno territorio alavés-, optaron por acudir a las Juntas Generales de Bizkaia (en la lejana Gernika), para asegurarse la protección de sus intereses.

Desde entonces su término municipal es un enclave vizcaíno dentro de Álava. En su aduana debían de pararse los mercaderes para pagar a la Corona los impuestos por ‘exportar’ desde un ‘territorio exento’ productos vizcaínos como el hierro, armas y aperos de labranza; y, en sentido contrario, para pagar el impuesto de exportación a esta zona franca vasca de la lana (que luego se reexportaba al extranjero) y del vino de Rioja y de la Ribera del Duero que se consumía en Bizkaia (en aquella época el txakolí no era como el de ahora, y todo vasco que podía bebía otros vinos).

La ‘carretera del Señorío’ era estratégica por otro motivo: está a solo siete kilómetros de Salinas de Añana. Una pequeña localidad que, desde hace más de 1200 años, cuenta con una explotación de su manantial de aguas salobres. Su sal, de alta calidad, era un bien muy valioso en una zona de clima frío. El gran valor de la ruta atrajo a algunos de los linajes vascos más importantes. Estos establecieron torres desde las que ‘proteger’ a los mercaderes, cobrarles por el paso de mercancías, el albergue y el aprovisionamiento de personas y caballerías.

En los turbulentos años finales del siglo XIV, las posibilidades de enriquecerse a costa de los viajeros y mercaderes propiciaron que se erigiesen las torres que jalonan nuestra rut por la provincia de Álava.

Comenzamos la Ruta por las Torres de Álava

La ruta que proponemos parte de la autopista AP-1 a la altura de Miranda de Ebro. Allí tomamos la carretera BU-535 en dirección norte hasta entrar en Álava, donde pasa a llamarse A-2122. Antes de llegar al pueblo de Fontecha, a mano derecha se contempla la Torre-Palacio de los Orgaz (fines del siglo XIV, comienzos del XV).

La erección de esa edificación, una de las torres de Álava de mayor interés, posibilitó una sustancial fuente de ingresos para su familia propietaria: los Hurtado de Mendoza. Estos prosperaron hasta recibir el título de condes de Orgaz en el siglo XVI, construyendo allí un palacio anexo. La torre ha sido reconstruida por la diputación alavesa y hospeda una escuela de formación profesional.

Torre del Condestable de Fontecha
Torre del Condestable de Fontecha. | Shutterstock

A la izquierda, encontraremos la Torre del Condestable.  Está exenta, y la escasez de vanos junto con sus almenas revelan su primitivo origen defensivo.  Fue mandada erigir por los Solórzano, y posteriormente pasó a la familia Velasco, Condestables de Castilla.

Continuamos por la A-2122, a mano izquierda pasamos Puentelarrá, donde hay una sencilla casona de peones camineros que sorprende por estar presidida por un escudo de la Diputación de Bizkaia (muestra de que allí se alojaban quienes mantenían la ruta).

Seguimos en la A-2122, bordeando la Ribera del Ebro, hasta incorporarnos a la A-2625 con el fin de seguir hacia el norte. Pasada Bergonda, un poco antes de la localidad de Espejo, nos encontramos el desvío a Salinas de Añana.  Os recomendamos desviaros los siete kilómetros para ver esta imponente localidad, visitar su centro de interpretación e incluso poder comer o dormir. Es el principal centro de servicios turísticos de la comarca.

De nuevo en la A-2122, atravesado Espejo llegamos a un desvío a la izquierda –la A-2622, que nos saca de la ‘carretera del Señorío’ pero nos permite acceder a Villanañe. En lo alto de la loma que domina el pueblo está la iglesia y la Torre de los Varona.  A pesar de que la familia continua viviendo en ella, desde el siglo XII, es visitable.

Torre-Palacio de los Varona, Villanañe
Torre-Palacio de los Varona, Villanañe. | Shutterstock

Continuamos en la A-2622 nuestra ruta de las torres de Álava en dirección noroeste por el delicioso y tranquilo Parque Natural de Valderejo. Hay en éste toda una serie de posibilidades de disfrute que se pueden conocer parándose en la oficina de turismo de Villanueva de Valdegovía. De esta localidad parte la carretera A-4331 en dirección al cercano pueblo de Nograro. Allí se encuentra la Torre de Calderones y Salazares (finales del XIV principios del XV), otra de las torres de Álava que merece la pena visitar. Perteneció al extraordinario Lope García de Salazar, banderizo-historiador del siglo XV al que dedicamos su propia página.

Interesante desvío hacia territorio burgalés

De vuelta en Villanueva de Valdegovía proseguimos con nuestra ruta de las torres de Álava retomando la carretera A-2622 hasta el límite con la provincia de Burgos, donde torcemos a la derecha para tomar la BU-V-5583 y acabar visitando Valpuesta, lugar donde se encontraron los primeros textos en castellano, incluso anteriores a los de San Millán de la Cogolla. Es un interesantísimo pueblo medieval que está en proceso de rehabilitación por la Diputación de Burgos; una especie de ‘fin de carretera’, por lo que solo se encuentra allí a turistas que la visitan de exprofeso.

Por último, los que tengan un coche SUV o todoterreno y estén dispuestos circular por unas pistas estrechas, pueden aventurarse a continuar esta ruta por las torres de Álava por la BU-V-5583 hasta la localidad alavesa de Mioma; y desde ésta llegar hasta Astúlez. Desde allí podrán circular hasta el pueblo de Osma, donde se retoma la ‘carretera del Señorío’ (A 2625) que conduce a la localidad burgalesa de Berberana. De lo contrario, mejor regresar hasta Villanañe y retomar en el cruce siguiente la A2625.

Lo más espectacular es el final

Base del Salto del Nervión
Base del Salto del Nervión. | Shutterstock

Quien hasta allí llegue, antes de continuar para descender por el puerto de Orduña debería de torcer a la derecha para pasear por el maravilloso Monumento Natural Monte de Santiago, que entre otros atractivos tiene un imponente mirador del valle de Orduña. En los meses húmedos cuenta con el espectáculo adicional del Salto del Nervión, que es la cascada de 300 metros de altura que da nombre al río que desemboca en Bilbao. Y por último, ojo con el descenso del puerto de Orduña: mejor ver la peña y el paisaje antes de bajar. Ha habido muchos muertos en ese lugar y siguen siendo frecuentes los accidentes.

Texto de Ignacio Suárez-Zuloaga