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Balmaseda / Vía Crucis Viviente

Vía Crucis Viviente de Balmaseda

Durante los días de Jueves y Viernes Santo los vecinos de Balmaseda se transforman en actores para representar la Pasión de Cristo con todo lujo de detalles.

Pese a que las procesiones de Semana Santa en Balmaseda están documentadas desde el siglo XVIII, estas no siempre han sido representadas por actores de carne y hueso. En 1865, vecinos del pueblo comienzan a vestir trajes de soldados romanos para representar a la guardia de los fariseos. A partir de entonces, con el paso de los años se van incorporando más personajes como Cristo, María o María Magdalena. También se crean a nuevos escenarios que completan la imaginería que hoy en día se representa en Balmaseda cada Jueves y Viernes Santo.

Hasta entrado el siglo XX las actuaciones en vivo no eran más que un complemento a los pasos tradicionales. Pero a partir de 1935 la fiesta comienza a desarrollarse hasta adquirir un carácter radicalmente opuesto. Actualmente las procesiones son las que complementan a los pasos.

En 1935 se representa por primera vez el Juicio de Pilatos, hecho que incluye además nuevos personajes como el propio Pilatos, Barrabás o los Sumos Sacerdotes a la farsa. Veinte años después, los ladrones comienzan a acompañar a Cristo hasta la cruz. Se va configurando el viviente Vía Crucis de Balmaseda.

Vía Crucis Viviente de Balmaseda
Desfile de romanos

Más tarde comienzan a representarse actos de categoría más atrevida ya que, pese al carácter teatral de toda la fiesta, esta no ahorra en dramatismo ni veracidad. Así, con el paso del tiempo, escenas como la Flagelación de Jesús, el Ahorcamiento de Judas, la Última Cena o la propia Crucifixión, completan definitivamente la representación. La fiesta se desarrolla por las diferentes calles y plazas de la localidad.

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De esta manera, los actores que representan el drama son los propios vecinos del pueblo. Aunque no se trata de profesionales, logran siempre aportar a la fiesta grandes dosis de dramatismo y fidelidad. En gran medida, mucha parte de la culpa del verismo del Vía Crucis de Balmaseda se consigue gracias a una escenografía cuidada hasta el mínimo detalle en la que, una vez más, participan activamente los vecinos de Balmaseda. La fiesta comienza el Jueves Santo por la tarde. A las 17 horas se realiza una procesión de pasos tradicional que dará lugar, a las 21:30 horas a la representación de la Última Cena.

En la plaza de San Severino tiene lugar el Concilio de los Sacerdotes, la Última Cena, la Oración en el Huerto, el Apresamiento y el Juicio ante los Sacerdotes. En este momento, Jesús aguarda preso a que al día siguiente dé comienzo su Pasión.

Viernes Santo amanece en el Campo de las Monjas presenciando el Ahorcamiento de Judas, al que se suceden el Juicio de Pilatos y el encuentro de Jesús con la Virgen y María Magdalena, uno de los momentos más emotivos de la jornada. Ya por la tarde, se sucede el viviente Vía Crucis de Balmaseda por las calles de la villa. Jesús carga una cruz de setenta kilos de peso hasta llegar al Campo del Frontón, donde es crucificado. El descendimiento de la cruz es otro de los momentos más cargados de dramatismo que pueden presenciarse durante estos dos días de festividad.

Vía Crucis Viviente de Balmaseda
Representación del descendimiento de Jesús

Tras la representación, entrada ya la tarde, se pueden presenciar varias procesiones, entre ellas la del Santo Entierro y la del Silencio.

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En 1974, se creó la Asociación del Vía Crucis Viviente de Balmaseda, principal encargada de mantener y organizar esta tradición festiva, una de las más curiosas y vistosas de toda Vizcaya. Está atrayendo una creciente cantidad de visitantes del norte de España.