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Fascinantes calas del sur de la Costa Brava

cala de la Costa Brava, Fascinantes calas del sur de la Costa Brava

La zona más cercana a la ciudad de Barcelona y las provincias de la Meseta son las comarcas de La Selva y el Bajo Ampurdán. Allí pueden encontrarse decenas de calas y playas excelentes, por lo que se puede cambiar de lugar de baño y siesta diariamente. En los mapas a veces se produce cierta confusión, pues algunas calas aparecen como playas. Cala es una pequeña ensenada, se trata de un accidente geográfico en el que hay un resguardo de vientos y olas, pues representa una entrada hacia tierra firme. Las calas de la Costa Brava pueden ser muy pequeñas, y tan estrechas que ni siquiera dan lugar a la formación de una playa (como la Cala Ametller que aquí comentamos) o espaciosas (como una bahía, que es una amplia ensenada, el caso de Llorell). Ahora os presentamos algunas de las más bellas desde el sur y hacia el norte; también os comentamos cómo organizarse para reservar en la zona. ¿En qué cala de la Costa Brava vas a pasar el día?

Cala Sa Boadella

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Entre las animadas localidades de Blanes y Lloret de Mar se encuentra esta cala que a veces se conoce como playa de la Boadella. Se accede a pie cruzando un bello pinar y dispone de una mínima infraestructura (un bar y unas duchas). Tiene solo unos 200 metros de largo, y la arena normalmente suele tener una profundidad de unos 25 metros. En verano se llena rápido. Además del suave desnivel que permite hacer pie, tiene la particularidad de sus rocas sumergidas en las que hacer buceo para ver la fauna marina. Debido a las mencionadas rocas y a su tamaño solo suele ser empleada como fondeadero de embarcaciones pequeñas. Una cala de la Costa Brava perfecta para relajarse.

Cala Llorell o de Santa María de Llorell

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Al sur de Tossa de Mar se encuentra una de las Calas más amplias y profundas de la zona, lugar habitual de fondeo de embarcaciones. Cuenta con una amplia playa de unos quinientos metros de largo por cincuenta de ancho, con todos los servicios (está junto a dos urbanizaciones y se aparca cerca). Su playa está dividida en dos por la llamada “roca plana” —un gran peñasco de unos cuatro metros de altura que a la gente le gusta escalar—. Se trata de un lugar muy frecuentado en el que se ofrece el alquiler de embarcaciones ligeras y cursillos de deportes náuticos.

Cala Ametller

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Dentro del paraje natural de la Volta de l’Ametller de Sant Feliu de Guixols se encuentra esta diminuta cala formada por rocas. Sus 30 metros de ancho han propiciado que no tenga casi ninguna arena, habiendo tan solo una decena de metros de guijarros en los que echar la toalla. Por estar enclavada en un entorno protegido, carece de los servicios de las calas más grandes. La belleza y tranquilidad del contorno compensan esta limitación. Tiene también un fondo marino bastante rocoso en el que bucear; razones que motivan que sean raras las embarcaciones que fondeen allí.

Cala del Pi

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Al norte de Playa de Aro, rodeada de un pinar que le da nombre (pi significa pinar en catalán), se encuentra esta cala de la Costa Brava a la que se accede por un camino de ronda que incluso incluye atravesar un estrecho túnel. Incluye una pequeña playa de solo unos 65 metros de largo y un ancho de unos 15 de ancho. Al tratarse de una zona rocosa, hay rocas sumergidas e incluso un atractivo islote al que se puede acceder tras un corto recorrido a nado. Se trata de una cala sin duchas, aparcamiento o chiringuitos (hay que llevarse la bebida y la comida); y como tampoco hay papeleras, el bañista cívico debe de regresar llevando en su bolsa o mochila todos los envases de comida y bebida que llevó, pues nadie va a recogérselos.

Aigua Xelida

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Al norte de la pequeña localidad de Tamariu —situada entre Begur y Palafrugell— se encuentra la diminuta y recóndita cala de la Costa Brava llamada Aigua Xélida; tan pequeña que ni figura en bastantes mapas. Se trata de un profundo entrante que hace el mar entre acantilados de mediana altura coronados por un denso bosque de pinos. La longitud de su playa de arena es de tan solo unos 25 metros de largo por unos 15 de ancho. Su acceso es a pie, subiendo desde la calle de L’Aví Xicú de Tamariu (el lugar más cercano para dejar el coche). Por su tamaño y complejo acceso carece de servicios, por lo que hay que llevarse la bebida y volver al coche con todos los envases consumidos. Se trata de una cala extraordinariamente guarecida de los vientos y con poco oleaje; pero debido al fondo de roca y su estrechez solo recibe la visita de embarcaciones esporádicas cuyos tripulantes acuden a ver su bello entorno y a darse un rápido chapuzón en su agua cristalina. Dada la escasa oferta de Tamariú, os recomendamos mirar en nuestra página de hostelería de Begur o en la de Palafrugell.