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Rosquillas de San Isidro

Rosquillas de San Isidro

El día 15 de Mayo se celebran las fiestas en honor a San Isidro, patrón de Madrid. Es un día de verbena y tradiciones, vestidos de chulapos y chulapas por las calles más emblemáticas de la ciudad y, cómo no, por la pradera de San Isidro, lugar de fiesta por antonomasia, en el que podemos ver bailar el tradicional chotis. Y no sería la Fiesta de San Isidro sin las castizas rosquillas de San Isidro: las tontas, las listas, las francesas y las de Santa Clara, ¿con cuál os quedáis?

Hay que decir que los cuatro tipos de rosquillas de San Isidro presentan una base común, y según las coberturas que elijamos obtenemos los diferentes tipos.

Rosquillas de San Isidro

Las tontas

Son las rosquillas de San Isidro más secas y simples de las cuatro, de ahí su nombre, pues no llevan cobertura, sólo un baño de huevo. Tienen un ligero sabor anisado. Su origen data de la Edad Media, y aunque parecen las más simples, son las rosquillas más complicadas a la hora de darle su tradicional forma y punto de cocción.

Las listas

Rosquillas recubiertas con un baño de azúcar glas de color amarillo y sabor a limón. También se las conoce como rosquillas de la Tía Javiera, pastelera de Fuenlabrada, que las vendía en romerías y fiestas.

Las de Santa Clara

Recubiertas de un merengue seco de color blanco. Su invención se atribuye a las monjas de la Orden Franciscana de las Clarisas, quienes las vendían en el convento para recaudar dinero.

Las francesas

Poseen una cobertura a base de almendra picada y azúcar. Se cree que se elaboraron por primera vez a petición de Doña Bárbara de Braganza, esposa de Fernando VI, que encontraba muy secas e insípidas las rosquillas tontas. Le pidió a su cocinero que le hiciera una más sabrosa, más parecida a los dulces que tomaba en Francia cuando era pequeña, y éste preparó una cobertura a base de almendra picada y azúcar eliminando el anís original, creando esta nueva variedad de rosquilla.