¿Te suenan las terrazas de arroz en China y Filipinas? ¿O el pastoreo de los masáis en Kenia o Tanzania? ¡Pues presta atención! Los sistemas agrícolas españoles no tienen nada que envidiar a estos tipos de producción milenaria.
La FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) ha declarado la sal del Valle de Añana (Álava) y la uva pasa moscatel de la Axarquía (Málaga) Patrimonio Agrícola Mundial.
Pero esto, ¿qué quiere decir? Ser Patrimonio Agrícola Mundial implica contar con un sistema de producción sostenible y en evolución. Los SIPAM (Sistemas Importantes del Patrimonio Agrícola Mundial) pretenden ensalzar el legado agrícola mundial. La sostenibilidad, la seguridad alimentaria, los medios de subsistencia y la cultura son algunos de los aspectos de análisis.
Existen actualmente 43 sistemas de producción agrícola reconocidos. Presentes en 19 países de África, América Latina, Oriente Próximo y Asia, Europa se suma ahora a la lista. La obtención de la sal de Álava y la uva pasa de Málaga, son ya reconocidas mundialmente.
¿Y qué tienen de especial estos sistemas agrícolas españolas? ¿Qué los convierte en especiales frente a otros sistemas de producción? ¡Aquí te lo contamos!:
La uva pasa en La Axarquía (Málaga)
La FAO ha reconocido el sistema de producción agrícola de la uva pasa que se remonta a la época fenicia. El mínimo uso de productos sintéticos y el empleo de técnicas agrícolas intensivas contribuyen a la preservación del medio ambiente. La aplicación de estiércol a mano o la labranza mínima son características de este sistema.
La obtención de la uva pasa en un paisaje con grandes dificultades orográficas la convierte en un sistema singular. Pronunciadas pendientes de hasta el 50% o el paisaje rocoso, dificultan las prácticas agrícolas modernas. Así, el sistema de secado por exposición directa al sol sin químicos ni tratamiento físico es digno de premio. La Axarquía ofrece de esta forma un producto de exportación mundial y reconocimiento internacional.
Sal de Añana (Álava)
El sistema de explotación de los manantiales para la obtención de sal en el Valle de Añana también ha sido premiado por la FAO. Aunque la obtención de sal tiende a ser considerada explotación minera, la singularidad de este sistema la ha reconocido agrícola.
La sal de Añana se obtiene gracias a prácticas milenarias y la extracción se basa en la evaporación solar totalmente tradicional.
Los manantiales de agua salada se remontan al fenómeno geológico conocido como “diapir”. Una enorme burbuja de sal de un mar desaparecido hace millones de años, nos dejan la reconocida sal de Añana.
La distribución y almacenamiento de la sal de Añana se realiza gracias a un complejo sistema hidráulico. Cientos de canales construidos con madera de pino permiten la difusión de la sal gracias a la gravedad.
La producción de la sal de Añana sigue siendo el principal medio de subsistencia para una comunidad de 200 habitantes. Es por ello por lo que la adaptación al entorno es clave en este sistema de producción agrícola. Terrazas hechas a mano con muros de arcilla, madera o piedra introducen gradualmente los cambios en Añana.
