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Alburquerque / Festival Medieval

Festival Medieval de Alburquerque

A mediados del mes de agosto, el Festival Medieval traslada varios siglos atrás a toda la localidad extremeña, que se implica profundamente en el acontecimiento.

Corría el año 1994 cuando en la localidad se decidió realizar el primer Festival Medieval de Alburquerque. Siendo Alburquerque un lugar con tanta historia y patrimonio, el festival sería una buena forma de ponerlo en valor y mostrarlo al resto de España. Serían los propios habitantes de la localidad los encargados de recrear las vicisitudes de la convivencia entre musulmanes, católicos y judíos; una ocasión a la vez de gran divertimento para todos. Desde entonces, el festival no ha dejado de ganar adeptos, atrayendo a público de otras partes de España. Los actos que componen el festival suelen comenzar a partir del 15 de agosto, día de fiesta en todo el país, y se organizan a lo largo de cuatro días.

De la noche a la mañana todo el municipio sufre una increíble transformación: Los bares se convierten en tabernas y mesones, los vecinos se vuelven aldeanos y los músicos se hacen trovadores. El alma de esta fascinante metamorfosis la encontramos en los habitantes de Alburquerque. Son ellos los que convierten sus casas en sinagogas o posadas, adornan las calles y se visten de la época, interpretando un papel que les ha sido reconocido con el Premio Mundo Teatro, prestigioso galardón del mundo de la interpretación que se concede a nivel europeo, y que han ganado como representación colectiva.

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Las pequeñas intervenciones teatrales se suceden por las calles. Durante estos días, uno puede pasearse por la localidad entre mendigos, caballeros y cortesanos y tomar unas cervezas en jarra de barro o un plato tradicional en un mesón de pecheros (pagando con maravedíes, eso sí), participar en las cenas y danzas populares o asistir a la quema de herejes en un auto de fe.

La historia relevante de la actividad teatral es la protagonizada por Don Pedro de Portugal y Doña Inés de Castro, un infante portugués que llega desde muy lejos para casarse en secreto con una dama recluida en el castillo. Su boda se celebra en el día central del festival, una jornada de afluencia masiva que se prolonga hasta la madrugada, celebrándose incluso un Aquelarre de brujas.

De la misma manera, el patrimonio toma un gran protagonismo en los actos públicos. En la Iglesia de Santa María del Mercado se realizan conciertos medievales, nombramiento de caballeros y procesiones de reliquias; en el Casco viejo (intramuros) se montan mercados medievales, pasacalles y actuaciones de tragafuegos y saltimbanquis; mientras que en el majestuoso Castillo de Luna todo se encuentra dispuesto como en la época medieval, recreando la vida cortesana y constituyendo un auténtico museo de la Edad Media.

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Además los visitantes pueden disfrutar de las historias de los distintos monumentos en visitas guiadas organizadas. Son sin duda unas jornadas para vivir una experiencia única, inmersos en una localidad histórica, por cuyas calles tal vez un pícaro nos robe unos maravedíes una damisela nos enamore o un caballero nos asombre con su arrojo en el torneo, pero desde luego entre todos harán que difícilmente olvidemos nuestro paso por el Festival Medieval de Alburquerque.