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Qué ver en Roda de Isábena, un tesoro escondido en los Pirineos

Roda de Isábena

La bella población de Roda de Isábena, en la comarca de Ribagorza, tuvo un importante papel en el pasado. De hecho, llegó a ser capital del antiguo condado homónimo y sede episcopal. Su diminuta y exquisita catedral es lo más importante que ver en Roda de Isábena. Hoy día mantiene el honor de ser sede titular, es decir, sin territorio episcopal asociado. Visto el lugar se puede continuar bajando hacia el sudoeste, en Graus. Para ampliar más la escapada dos ciudades de la provincia sobresalen sobre el resto: Huesca y Jaca.

Un poco de historia de Roda de Isábena

Calles de Roda de Isábena
Calles de Roda de Isábena. | Shutterstock

Los lugares que ver en Roda de Isábena están fuertemente atados a su historia. Contó con una posición estratégica, sobre un elevado promontorio a la entrada del valle de Isábena. Esto la convirtió en una fortaleza estratégica entre la Taifa de Zaragoza y el condado de Sobrarbe. Este último fue uno de los núcleos fundacionales del Reino de Aragón.

Tal importancia tenía que los musulmanes se hicieron con su dominio. Los árabes introdujeron el cultivo del olivo y establecieron molinos para extraer aceite. A día de hoy perviven vestigios de los mismos. De vuelta a manos cristianas, hacia mediados del siglo IX, se alzó como capital del emergente condado de Ribagorza. Por ello, en el año 819, su iglesia fue consagrada por el obispo franco Sisebuto. Alcanzado el 956, el abad Quinto de Labaix la convirtió en sede episcopal. Consagró como primer obispo a Odesindo, hijo del conde local.

Medio siglo después, Roda de Isábena fue saqueada por las tropas de Abd el Malik, hijo de Almanzor. También destruyeron la catedral. Tres años después las tropas de Guillermo Isárnez la recuperaron para los cristianos. Tras los destrozos, en 1017, se comenzó a levantar un nuevo templo de parecida estructura y tamaño. Al cabo de veintitrés el obispo Arnulfo pudo consagrarla bajo la advocación de San Vicente y San Valero.

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Sin embargo, tras tomar Barbastro los cristianos decidieron trasladar al nuevo enclave la sede episcopal. Para lograr prestigio se llevó a la catedral de Roda de Isábena el cuerpo de Ramón Guillermo. Dicha figura había sido obispo de la diócesis rodena y un gran amante de las artes. La devoción que despertó fue acompañada de varios milagros. De esta forma se le canonizó con el nombre de San Ramón. Llegado 1143 el obispo Gaufrido protegió las reliquias en una urna de mármol, facilitando el culto a las mismas. Con todo, la conquista de Lleida seis años después motivó que el obispo titular, Guillermo Pérez, se fuera con la sede a la actual capital provincial. El templo principal de Roda de Isábena se mantuvo como concatedral, con sus canónigos, privilegios y costumbres.

A raíz de las revueltas que se produjeron en la zona hacia 1594, el obispo trató de trasladar a Barbastro las reliquias de San Ramón. Los vecinos no lo permitieron, amotinándose y paralizando la mudanza. Con ello retrasaron un tanto el declive del templo, que hasta 1787 mantuvo el rango de catedral. Solo entonces fue degradada a la categoría de colegiata. En mayo de 1812 se produjo la batalla de Roda. Las tropas españolas del barón de Eroles, secundadas por lugareños, derrotaron al ejército del barón de Bourke. Tiempo después, en 1845, se ejecutó en Roda de Isábena la normativa desamortizadora. De este modo se vendieron en subasta pública los inmuebles de la diócesis y su milenaria biblioteca.

Durante la Guerra Civil los milicianos republicanos incendiaron la catedral de Roda de Isábena. Se perdió el retablo mayor, elaborado en 1533 por Gabriel Jolie. Más tarde, en 1964, el pueblo se fusionó con la Puebla de Roda dando lugar al municipio de Isábena. El 7 de diciembre de 1979 el ladrón de obras de arte “Erik el belga” robó una treintena de piezas del templo. Entre ellas se encontraba la extraordinaria silla de San Ramón. Dieciséis años después, tras haber restituido algunas de las obras, donó 15 pinturas pintadas por a la sede titular.

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Qué ver en Roda de Isábena

Rincones de Roda de Isábena
Rincones de Roda de Isábena. | Shutterstock

El casco urbano del lugar es tan pequeño como pintoresco. Luce la típica arquitectura pirenaica, adaptada por completo a la cima de la colina sobre la que se asienta. De su trazado sorprende la ya mencionada catedral de Roda de Isábena. Fue de enorme importancia para una localidad con una dimensión y una comunidad de feligreses tan reducida. Hoy es sede titular, sin territorio adscrito.

Entre los rincones que ver en Roda de Isábena destacan los restos de murallas medievales. En algunos tramos también subsisten las antiguas puertas de entrada. Por otro lado, el palacio del Prior fue construido en 1525. De su fachada destacan los ventanales, así como el matacán de la parte superior de la torre. En sus alrededores pueden visitarse las ermitas de San Salvador y del Pilar y un puente medieval románico.

Como ya se ha dicho, la catedral de Roda de Isábena, con advocación a San Vicente Mártir, es el principal atractivo patrimonial que ver en Roda de Isábena. En el año 1030 maestros ribagorzanos y navarros la edificaron con piedra y ladrillo. Hacia 1060 se iniciaron los ábsides que tienen al exterior decoraciones lombardas. Están cubiertos con bóvedas de cuarto de esfera mientras el presbiterio se cubre con bóvedas de medio cañón. También por entonces se comenzó la torre meridional.

El antes mencionado San Ramón (1104-1126), siendo obispo, transformó la cripta. El espacio pasó a tener tres naves cubiertas con diminutas bóvedas de arista. La portada sur del siglo XIII, abocinada de seis arcos que apoyan alternadamente sobre columnas y semicolumnas, se protegió con un porche en 1728. Al poco tiempo se añadió al conjunto la torre actual. También se prolongó el coro hasta la nave central. El órgano de caja de madera data de 1653.

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La pequeña gran catedral de Roda de Isábena

Catedral de Roda de Isábena
Catedral de Roda de Isábena. | Shutterstock

El principal edificio que ver en Roda de Isábena mantiene una estructura de tres naves rematadas por un presbiterio elevado y una terna de ábsides. En su interior sobresale el sepulcro de San Ramón, del siglo XII. Se sitúa en la cripta central, rodeado por pinturas murales de la misma centuria.

La catedral de Roda de Isábena cuenta con un precioso claustro de planta cuadrada sobre cuyas columnas se pueden leer algunas inscripciones necrológicas. Hacia 1628 se habilitó en el ala norte la nueva sala capitular, ornada con pinturas del siglo XIV y sillería del escultor Zabala. El conjunto, además, presenta una acústica de gran calidad. Es idónea para la ejecución de recitales musicales, con o sin la compañía de su órgano.

En 1979, el famoso ladrón de obras de arte “Erik el Belga” robó valiosas piezas de su patrimonio. Años después, él mismo devolvió una de las piezas más valoradas de su botín: la Silla de San Ramón. Para sacarla de España tuvo que ser desmontada en piezas. Por lo tanto, el ladrón solamente retornó varios de esos fragmentos. Actualmente, una estructura de metacrilato completa el objeto.

Siguiendo con lo que ver en Roda de Isábena toca ahondar en la naturaleza y las costumbres locales. Para ello lo mejor es visitar La Era de Vicen. Se trata de una interesante iniciativa a cargo de Vicente Ballarín. Tras reformar una casa familiar la reconvirtió en museo etnológico con sala de exposiciones. Alberga una colección de modelismo dedicada por completo a barcos antiguos.