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Qué ver en Pedraza, puro medieval en Segovia

Pedraza, Segovia

En el este de Segovia, orillada por los arroyos del Cega, San Miguel y Vadillo, la villa medieval de Pedraza destaca por su conservación arquitectónica. Aquí, en Pedraza, se paró el tiempo. En esta pequeña localidad segoviana abunda la belleza en los exteriores de sus edificios, y tiene además una de las cárceles medievales mejor conservadas de España. Vamos a repasar la historia y los lugares que ver en Pedraza, siempre dejando claro que lo fundamental en este pueblo es dejarse llevar por su entramado de calles y su hechizo medieval.

Un poco de historia de Pedraza

Vista de Pedraza desde el aire
Vista de Pedraza desde el aire. | Shutterstock

Para saber lo que hay que ver en Pedraza antes es preferible conocer un poco de su historia. Hay constancia de población prehistórica en las cuevas abiertas al río Cega y se encontró cerámica de una población celtibérica de arevacos o vacceos que data del siglo IV a.C., por lo que esta historia se remonta muchos siglos en el tiempo.

El nombre Pedraza derivaría del latín Petracia o Petrazan. El rey Alfonso X situó en Pedraza el nacimiento del emperador Trajano. Su sobrino, San Eutridio, sufrió martirio en esta villa en el año 87. El consenso entre los investigadores, sin embargo, es que la familia del emperador era de Itálica, en Sevilla, y allí nacería.

En la historiografía de Pedraza hay numerosas falsificaciones e incógnitas por las ausencias de documentación fiable. Aparece primero en el Voto de San Millán, del año 938, como uno de los pueblos a los que el conde Fernán González ordena llevar ofrendas al Monasterio de San Millán. Sin embargo, una mayoría de los historiadores afirman que ese documento es falso. Sí se sabe con certeza que Sepúlveda y Pedraza fueron conquistadas por el mencionado conde en el 940. Pero el hijo de éste, García Fernández, pudo devolverlas a Almanzor en el 984. Entre los años 1010 y 1023 su hijo, el conde Sancho García, la reconquistó. Como curiosidad, ambos fueron protagonistas de la leyenda de la Condesa traidora, el más célebre culebrón medieval.

En noviembre de 1076 el rey Alfonso VI confirmaba el Fuero latino de Sepúlveda, que incluía Pedraza. En una bula del papa Calixto III de 1124 se reconoce ya la autonomía de Pedraza. Se confirma en el año 1309 por el fuero romanceado de Sepúlveda. Es entonces cuando Fernando IV reconoce la línea divisoria con Sepúlveda. Un poco antes, en 1294, Sancho IV el Bravo concedió una exención de impuestos a los moradores de Pedraza. Una autonomía que la convirtió en una comunidad de tierra. Hasta mediados del siglo XIV fue villa de realengo.

Pasó a ser señorío de Fernando Gómez de Albornoz y luego de los García Herrera. Entre ellos, la esposa de Bernardino Fernández de Velasco, que recibe Pedraza dentro de la dote de su esposa. En esos tiempos sucedió un célebre duelo por la posesión de Pedraza frente a la puerta de la villa, el principal monumento que ver en Pedraza. Fueron años convulsos. El vencedor, Iñigo, acometió a comienzos del siglo XVI la ampliación del castillo. Al ser un señorío de los Velasco, Condestables de Castilla, en la Guerra de los Comuneros, Pedraza se puso del lado del Emperador Carlos V.

Una historia apócrifa del siglo XVII afirmó que en 1528 estuvieron presos en el castillo de Pedraza los hijos del rey francés Francisco I. Los documentos de la época localizan a los príncipes franceses en el cercano castillo de Castilnovo, perteneciente también a los Velasco. Esto propició la confusión entre ambos castillos de la familia de los condestables y el error de la crónica posterior.

Calles de Pedraza
Calles de Pedraza. | Shutterstock

Entre los siglos XVI y XVII el trasiego de ovejas merinas hacia los ranchos de esquileo, lavaderos de lana y batanes, que dan nombre al corredor del arroyo Vadillo, aportó gran riqueza a la villa. También hubo telares y talleres dedicados a la producción de lino. De octubre a junio partía una trashumancia al valle de Alcudia en Ciudad Real, lo que explica el arraigo del matriarcado en la zona. Pedraza fue tan rico que llegó a tener cinco mil vecinos. En 1725 el castillo y las rentas de Pedraza pasaron a la Corona, debido al apoyo del duque de Frías a los Austrias en la Guerra de Sucesión.

En la segunda mitad del siglo XVIII comienza la decadencia de villa. Desaparecen los telares y la ganadería se ve afectada por la Guerra de la Independencia. En 1792 el rey Carlos IV visitó Pedraza. La abolición de señoríos en 1811 iguala Pedraza a otros municipios circundantes. Esto motivó la Guerra de Patronas entre las Vírgenes del Carrascal y de las Vegas, por la negativa de los párrocos a participar en las fiestas de la villa.

En 1925 el pintor Ignacio Zuloaga compró las ruinas del castillo por 12.999 pesetas. Allí pintaría un paisaje del pueblo y dos retratos de lugareños. En aquellos años la villa fue descubierta por cineastas como Jacques Catelain y Florián Rey. De esta manera, la emplearon como escenario de películas. Seguidos años después por Saénz de Heredia, Luis Lucía, Orson Welles, Pilar Miró y José Luis Cuerda. En 1934 Unamuno la visitó dejó una bella crónica del pueblo. El Marques de Lozoya consigue en 1951 para Pedraza la declaración de Conjunto Monumental. Cuatro años después llegó allí Camilo José Cela en uno de sus recorridos por Castilla. Así, conoció al célebre farmacéutico Pedro Abad, compañero de tertulia de Ignacio Zuloaga en sus estancias pedrazanas.

Hasta mediados de los 60 se celebró en Pedraza el mercado de los martes para la trata de ganado. Por aquel entonces llegó allí el decorador Francisco Muñoz, que difundió lo que hay que ver en Pedraza por toda España. Recuperó su artesanía en estaño y montó su famosa tienda de decoración De Natura. Desde 1991 la Fundación Villa de Pedraza de la Sierra viene organizando los famosos Conciertos de las velas, celebrados cada julio en la plaza del pueblo. Así trata de rehabilitar como auditorio la iglesia de Santo Domingo. Poco a poco se ha ido recuperando, al menos, la atención sobre la villa segoviana.

Qué ver en Pedraza

Vista de los tejados de Pedraza
Vista de los tejados de Pedraza. | Shutterstock

La recomendación es aparcar en las afueras de la colina y subir a esta a pie. Lo primero que hay que ver en Pedraza es la ermita de la Virgen del Carrascal o de San Miguel, así como el acueducto medieval. Éste último llevaba agua desde el manantial hasta la fuente del Caño situada junto a la carretera. No son pocos los lugareños y forasteros que llenan aquí bidones para consumirla en casa. Subiendo la cuesta a la izquierda encontrará el viajero una torre albarrana empleada antaño de aljibe. Por ello llamada Pozo de las Hontanillas.

Delante de la Puerta de la Villa tuvo lugar el célebre duelo entre Iñigo Fernández de Velasco y el conde de Benavente. El vencedor colocó su escudo a ambos lados de la puerta para que no hubiera duda de quien era el dueño del pueblo. En el interior del arco hay una hornacina con un Cristo que desciende los Viernes Santos. Dicha puerta se cerraba al anochecer hasta los años cuarenta del siglo XX. Ignacio Zuloaga relató este hecho a su coleccionista norteamericana, Mrs. Lydig, con quien se apostó su veracidad. Mrs. Lydig, claro, perdió.

La torre sobre la entrada alberga la cárcel medieval, una de las mejor conservadas de España. La cárcel medieval es quizá el principal lugar que ver en Pedraza. Tanto por sus mazmorras, como por las explicaciones que dan las guías sobre el sistema presidiario medieval. De las tres calles a las que da acceso, la central es la calle Real que conduce a la plaza. La de la derecha es la calle de la Calzada que sigue el trazado de la muralla. Por ella se llega hasta la iglesia de Santa María. La de la izquierda es la de las Cuestas, que acompaña a las murallas hasta el barranco y el mencionado Pozo de las Hontanillas.

Subimos por la calle Real para continuar el recorrido por los lugares que hay que ver en Pedraza. En el número 15, hoy oficina de la Fundación Villa de Pedraza, se conserva una inscripción en el dintel que habla de que fue un fielato. Las rejas se repiten en muchas casas de tan bella calle.

Subiendo a la izquierda se reconoce la Casa Pilatos por el bello balcón en esquina de éste caserón del siglo XVI. Perteneció a la familia de Ladrón de Guevara, regidores de Pedraza a mediados del siglo XVII. A la derecha, la actual Oficina de Turismo se distingue por su decoración con esgrafiados. Toda la manzana de la izquierda de la calle es la imponente Casa de los Becerril, principal mansión que ver.

La plaza Mayor de Pedraza, una de las más bonitas de España

La plaza Mayor de Pedraza, uno de los lugares que hay que ver
Plaza Mayor de Pedraza, uno de los lugares que hay que ver. | Shutterstock

La plaza Mayor de Pedraza de la Sierra tiene unos soportales creados con fustes y capiteles de las columnas extraídas de la ruinas del castillo en el siglo XIX. Entre sus detalles más peculiares está el banco de enebro del soportal en el que tantos cineastas se sentaron durante los rodajes en esta plaza.

En el Caserón de los Miranda, edificio de 1673, hoy taberna, destacan los balcones, escudos, gárgolas de piedra y los escudos de Ladrón de Guevara. La Farmacia del siglo XVI cuenta con una colección de albarelos. La regentaron los descendientes de Don Pedro Abad, farmacéutico al que cita Cela en Judíos, moros y cristianos. Enfrente está el Ayuntamiento, antiguo palacio de los Marqueses de Lozoya. Ostenta tres escudos, de los Perez de la Torre que la habitaron hasta 1533, de la familia Pérez y en el centro el blasón de Pedraza. El reloj es del siglo XVIII. Bajo el ayuntamiento hay un pasadizo que da directamente a La Casona, en la calle de la Cordovilla o del cura. Perteneció al gran decorador Paco Muñoz. Es lugar de descanso de la célebre chef Samantha Vallejo-Nájera.

Volviendo a la plaza, entre la Casa de la Comunidad de Villa y Tierra y la iglesia está el balcón verde. Se trata de un privilegio medieval para que Antonio Pérez de la Torre y Zúñiga y sus descendientes vieran las corridas. Actualmente lo tiene Doña Margarita Becerril.

Otros monumentos que ver en Pedraza

Otra bella imagen de Pedraza
Otra bella imagen de Pedraza, puro medieval. | Shutterstock

Por su parte, la iglesia de San Juan conserva elementos románicos. En el siglo XX el pórtico que antecedía a la puerta principal fue tapiado. El párroco mandó superponer la fachada procedente de la arruinada iglesia de Santo Domingo. En el interior hay un retablo barroco y un excelente órgano de 1847. Uno de los detalles más interesantes que  ver en Pedraza es su pila bautismal, del siglo XIII. Su puerta trasera da a la plaza de la Olma, donde se celebraba el mercado de los martes.

Desde la plaza de la Olma parte la calle Mayor hacia el castillo. En ella hay restos del palacio del Conde de Pineda y siguiendo su trayectoria se encuentra uno con el templo de Santa María de Mediavilla. Posee ábsides románicos, ventanas mudéjares en la torre, arquería de ladrillo empotrada al muro y elementos renacentistas y barrocos.

El castillo de Pedraza

El castillo de Pedraza fue incendiado en 1813 por su guarnición francesa al retirarse del pueblo. De esta manera, se perdió toda la documentación. Pudo ser un castro romano, pero los restos más antiguos son cimientos del siglo XIII. En el XIV, Enrique II lo entregó a don Fernando Gómez de Albornoz, primer Señor de Pedraza. La titularidad de la familia Herrera se evidencia por el escudo sobre la puerta de entrada al aljibe que hay en el patio interior, al lado de la piscina. A finales del siglo XV pasó a la Casa de los Velasco. La familia edificó el doble recinto con cubos y torres cuadradas y puerta enmarcada por garitones sobre un foso artificial excavado en la roca.

En 1925 el pintor Ignacio Zuloaga adquirió las ruinas en las que se guardaba por aquel entonces ganado. Reedificó la torre del homenaje para emplearla como vivienda. A finales del siglo XX se reedificó la segunda torre, donde se exponen una decena de obras del pintor. Lo más interesante es su emblemática imagen exterior.

Los alrededores de Pedraza

Sepúlveda al anochecer
Sepúlveda al anochecer. | Shutterstock

Una visita a Pedraza puede completarse con sus interesantes alrededores. Hacia el norte se encuentra la villa medieval de Sepúlveda, flanqueada por el espectacular parque de las Hoces del río Duratón. Hacia el sur, los amantes de la naturaleza pueden ascender hasta el Parque del Guadarrama.