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La catedral gótica más grande del mundo

La catedral gótica más grande del mundo está en España

La Catedral de Santa María, también llamada la Catedral de Sevilla, es el mayor templo en estilo gótico levantado en Occidente. Además de ser la catedral gótica más grande del mundo, también es la catedral católica de mayor tamaño. Su relevancia es tal, que se ha ganado la consideración de Bien de Valor Universal Excepcional.

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La centenaria historia de la Catedral de Sevilla

Los musulmanes levantaron una mezquita entre los años 1172 y 1198, de la que permanecen visibles varios elementos. Contaba con 17 naves separadas por arcos apuntados de herradura y un amplio patio o sahn, coincidente con el actual Patio de los Naranjos.

Como era habitual, al conquistarse la ciudad en 1248 se procedió a consagrar la mezquita como catedral. El terremoto de 1356 afectó gravemente al edificio, por lo que desde 1388 se analizó la opción de erigir un nuevo templo. Curiosamente, la decisión de construirlo no la adoptó el Arzobispo sino el Cabildo que en el año 1401 decide comenzar las obras por los pies y a un ritmo vertiginoso.

Catedral de Sevilla
Catedral de Sevilla. | Shutterstock

El resultado sería una monumental y gigantesca iglesia adscrita al gótico tardío y alumbrada en pleno siglo XV, con una planta rectangular de 116 por 76 metros. A las cinco naves proyectadas se añadieron dos líneas de capillas a ambos lados y un transepto que las interrumpe sin sobresalir.

El primer proyecto pudo ser del maestro Alonso Martínez. Luego dirigen los trabajos Ysambarte, el normando Maese Carlin (Charles Galter), Juan Normant y Alonso Rodríguez. El 6 de octubre de 1506 se coloca simbólicamente la última piedra de la parte más alta del cimborrio, y al año siguiente se consagra el nuevo templo.

Entre 1528 y 1593 se ejecutaron la Sacristía Mayor, la Sala Capitular, la Capilla Real y se terminan la Sacristía de los Cálices y las Capillas de los Alabastros, obras a cargo de Diego de Riaño, Martín de Gaínza y Asensio de Maeda. Por último, en el período comprendido entre 1618 y 1758 se desarrolla la catedral barroca, que incluye la Iglesia del Sagrario, a cargo de Miguel de Zumárraga.

Perderse en los encantos de la Catedral de Sevilla

La visita a la catedral sevillana bien merece tres horas de tiempo si se quiere ver entera y subir a la torre de La Giralda, y disfrutar del Patio de los Naranjos y otros espacios con el debido sosiego. Como en toda catedral, conviene no olvidar que se trata de un templo religioso, por lo que hay que llevar una ropa acorde al mismo, calzado cómodo para subir a la torre y unos prismáticos para poder observar las decoraciones de fachadas, torres, bóvedas y vidrieras.

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Los grupos suelen acudir a primera hora de la mañana a verla, por lo que es una buena idea acudir a medio día o después de comer, y si es posible entre semana; cuanta menos gente esté cerca más recogido es el ambiente y mejor se conecta con la magia de éste edificio. Antes o después de la catedral es posible ver las zonas de la ciudad inmediatas a la misma, como el centro y el casco antiguo y la zona de la Plaza de España.

Desde el exterior

Catedral de Sevilla
Catedral de Sevilla. | Shutterstock

Comenzamos la visita al exterior de la catedral de Sevilla contemplando la Giralda, una torre de 94 metros de altura construida entre 1184 y 1198 por Ahmad Ben Basso. Sus cuatro frentes son totalmente distintos y la ornamentación se desarrolla en base a los característicos juegos geométricos en ladrillo (sebka) mudéjar.

El campanario cristiano se superpone al alminar sin alterarlo, siendo concebido por Hernán Ruiz el Joven (1558) en tiempos del arzobispo asturiano Fernando Valdés Salas; éste fue quien mandó coronarla con una estatua de la Fe (veleta de bronce fundida en Triana por Bartolomé Morel, 1568 conocida como Giraldillo) que reafirma el compromiso de la Iglesia Sevillana con la Contrarreforma.

Patio de los Naranjos
Patio de los Naranjos. | Shutterstock

Se edificaron numeroso accesos al enorme templo: tres puertas monumentales a sus pies (Bautismo, Asunción y Nacimiento), dos en el transepto (San Cristóbal y La Concepción) y las otras dos en la cabecera (la Puerta de Palos o de la Adoración de los Magos y la de las Campanillas). Además, hay un ingreso al Patio de los Naranjos (Puerta del Lagarto) y otro que comunica con la Iglesia del Sagrario (Puerta del Sagrario).

También está la Puerta del Perdón, que conduce a la calle de los Alemanes. El Patio de los Naranjos está totalmente integrado en la catedral, pero aún exhibe parte de su fábrica anterior, como el patio de abluciones de la primitiva mezquita.

Visita interior

Puerta de la Asunción
Puerta de la Asunción. | Shutterstock

En la nave central, cubierta con bóvedas ojivales, está el coro. La capilla está rodeada por altas rejas y entre ellas está el crucero, con las bóvedas más altas y estrelladas, que alcanzan 37 metros de altura. A continuación está el trascoro y la Capilla Real.

La Capilla Mayor destaca por dos obras grandiosas: la reja del presbiterio, obra plateresca de Francisco de Salamanca (1518-1529) y el retablo mayor. La capilla fue iniciada por Pedro Dancart (1482) y acabada en el siglo XVI por los hermanos Jorge y Alejo Fernández. Hacia 1550 se añadieron dos calles más a las siete ya existentes con esculturas de Roque Balduque y Juan Bautista Vázquez. Alcanza los 18 metros de anchura por casi 20 de altura e incluye decenas de esculturas relativas a la vida de Cristo y de María. Está hecho en madera policromada y en la parte superior está el célebre Cristo del Millón (s. XIV). Destaca, además, la efigie chapada en plata de la Virgen de la Sede, titular de la Catedral.

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En el presbiterio todavía se representa la tradicional Danza de los Seises, en que una docena de niños o mozos de coro se visten de pajes del siglo XVI para ejecutar danzas sagradas ante el Santo Sacramento.

En el trasaltar hay medio centenar de esculturas góticas, renacentistas y manieristas del siglo XVI. El coro, cerrado por una reja de F. Salamanca (1518-1523), contiene la inmensa sillería, con 117 asientos y tallada en madera de ébano en 1511. Su maestro principal fue Nufro Sánchez. En su centro está el facistol para los cantorales, obra excelsa de Hernán Ruiz el Joven.

El barroco trascoro, construido en mármoles y jaspes, fue esculpido entre 1619 y1635 por Miguel de Zumárraga, y está presidido por una tabla de la Virgen de los Remedios del siglo XV.Los órganos poseen soberbias cajas del siglo XVIII y esculturas de Pedro Duque Cornejo, si bien el instrumento actual es de Aquilino Amezúa (1901).

Interior de la Catedral de Sevilla
Interior de la Catedral de Sevilla. | Shutterstock

La magnífica Sacristía Mayor (s. XVI) tiene una rica ornamentación plateresca. En la Capilla Real (s. XVI) se guardan los restos mortales del rey Alfonso X el Sabio y de su madre Beatriz de Suabia. El retablo incluye la imagen gótica de la Virgen de los Reyes, patrona de la ciudad. A sus pies está la urna de plata barroca labrada por Juan Laureano de Pina, con los restos de San Fernando. Además, en la cripta están sepultados Pedro I de Castilla y su esposa María de Padilla; hay allí una exquisita Virgen de las Batallas, elaborada en marfil en el siglo XIII.
El antecabildo y la sala capitular (de finales s. XVI), con bóveda decorada por Murillo, son obras de Hernán Ruiz el Joven.

Contiene un buen número de pinturas religiosas desde el siglo XV al XIX, incluida el célebre cuadro de Goya de las Santas Justa y Rufina, las hermanas nacidas en Hispalis que fueron martirizadas por no renunciar al cristianismo (s. III) y que son las patronas de Sevilla y del gremio de los alfareros.

La Iglesia del Sagrario (s. XVII) es en realidad un templo integrado en la Catedral y posee un rico interior en que destaca el retablo mayor de Francisco Dionisio de Ribas, con tallas de Pedro Roldán.

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Las cuatro Capillas de los Alabastros (s. XVI) están situadas en los muros laterales del coro. La más importante es la de la Inmaculada, célebre por guardar la imagen de madera esculpida en 1631 por Martínez Montañés; es conocida como la Cieguecita por su mirada baja, con los párpados apenas abiertos.

Retablo mayor
Retablo mayor. | Shutterstock

Del extensísimo conjunto de capillas laterales destacamos en el lado este la de San Pedro, con el mausoleo del obispo Diego de Deza, defensor de las teorías de Colón ante los Reyes Católicos.
En el lado sur están la Capilla del Mariscal, con un retablo de Pedro de Campaña (1555), y la Capilla de San Andrés, que exhibe el importantísimo Cristo de la Clemencia de Martínez Montañés (1603).

Entre las capillas del oeste está el altar de Nuestra Señora de la Cinta, cuya escultura es de Lorenzo Mercadante (1470) y en el norte la Capilla bautismal de San Antonio, donde se custodia La visión de San Antonio de Murillo.

La Catedral de Sevilla exhibe más de 80 vidrieras de entre los siglos XIV y XX. En la Casa de Cuentas, hoy conocida como ‘Sala de Ornamentos’, se controlaban las rentas y valores del Cabildo; en ella se muestra el Pendón de San Fernando con el que entró ese rey en la ciudad el 23 de noviembre de 1248. Desde 1255 ese día se viene celebrando Procesión de las Gradas o Procesión de la Espada, en la que se llevan una reliquia de San Fernando, el mencionado pendón y la espada Lobera.

En el Tesoro catedralicio sobresale la Custodia de plata hecha por Juan de Arfe (1587). Mide 3,25 metros de altura y contiene 350 kilos de plata distribuidos en cinco cuerpos; está coronada por una estatua de la Fe.

Otra de sus joyas más relevantes es el conjunto de tablas alfonsíes del siglo XIII, regaladas por el rey Alfonso X el Sabio. Por otra parte, el hijo de Colón, Hernando, entregó a la Catedral la Biblioteca Colombina, que incluye el Libro de las profecías manuscrito por el propio Cristóbal Colón en 1504. El archivo capitular custodia también la célebre Imago Mundi debida a Pierre d’Ailly y la Gramática castellana de Antonio de Nebrija. Entre los monumentos funerarios de la Catedral está el de Colón, debido a Arturo Mélida (1891), procedente de la Catedral de La Habana e instalado en 1902 en el brazo sur del transepto.

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